Castillo de San José

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Aunque la mediación arquitectónica y artística de César Manrique fue bastante más limitada que en otras intervenciones, el proyecto de rehabilitación del castillo de San José fue una de sus iniciativas más fructíferas. Con la recuperación de este antiguo baluarte militar, Manrique y el Cabildo de Lanzarote lograron rescatar un edificio histórico y crear un centro artístico pionero en Canarias y en España: el Museo Internacional de Arte Contemporáneo de Lanzarote (MIAC).

La labor como animador y gestor cultural y la conservación de los bienes patrimoniales son dos facetas relevantes en la trayectoria del autor lanzaroteño. Además del ejemplo del MIAC, Manrique, junto a un equipo de colaboradores, ya había puesto en marcha en 1974 un espacio cultural polivalente denominado « El Almacén ». El centro, que se ubicaba en una antigua vivienda de Arrecife que a pesar de su valor arquitectónico estaba muy degradada, desarrolló una destacada labor artística e intelectual durante los años setenta y ochenta.

El castillo de San José nació con el objetivo de mejorar la defensa de los puertos de Arrecife, la capital de Lanzarote. Construido durante el reinado de Carlos III a finales del siglo XVIII, esta fortificación sigue las características clásicas de las obras militares de este tipo pero, con el paso de las décadas, su misión defensiva había ido desapareciendo y el castillo entró en un preocupante estado de abandono durante el siglo XX. Afortunadamente, su destino dio un inesperado giro en 1976 cuando César Manrique propuso un plan de restauración y reconversión al Cabildo de Lanzarote.

El edificio está dotado de planta cuadrada con frente marítimo curvo y posee dos niveles. La entrada tiene un puente levadizo que da a lo que en su momento era el cuartel alto y en la parte inferior se ubicaba el cuartel bajo, que se destinaba a la tropa. En la parte trasera existían otras dependencias, mientras la artillería tenía su espacio en la plataforma de la batería. La primera fase del nuevo proyecto realizado en 1976 fue reacondicionar el área que precede a la entrada. Manrique despejó un espacio que estaba descuidado y creó una zona con aparcamientos y jardín en donde el protagonismo lo lleva la gran explanada de piedra que consigue realzar y sintonizar con la pétrea fachada del castillo. El diseño que realiza Manrique de los pavimentos, en los que emplea diversos materiales pétreos del lugar, adquiere notable relevancia. Los retoques en el interior del edifico son puntuales, lo que permite combinar el carácter propio de este baluarte militar con las necesidades expositivas del museo. Se han habilitado varias salas en donde se exhiben las obras de la colección y destaca especialmente la estrategia realizada en la remodelación de la escalera interna.

La principal novedad del conjunto fue la creación de un restaurante en la parte trasera al que se puede acceder por la elegante escalera interior orgánica, muy propia del estilo Manrique, o por otro pasaje que se habilitó en un lateral. En el nuevo recinto, que se acopla perfectamente a la estructura previa, aparecen recursos decorativos propios del artista: botellas usadas como lámparas, el empleo de la madera, la inclusión de estantes siguiendo la pauta de los palomares de la arquitectura vernácula, el dibujo del mostrador, apoyado en suaves líneas curvas, y una gran cristalera que permite observar una completa panorámica de Puerto Naos. Situado a pie de mar y junto a la gran extensión que ocupan las antiguas salinas, el castillo de San José es un hito muy destacado en el paisaje marítimo de una ciudad de larga tradición marinera como Arrecife.

La creación del MIAC fue un evento espectacular y excepcional, ya que en ese momento apenas existían centros de arte contemporáneo en España. En el certamen con el que se inauguró el museo se trajeron piezas de nombres tan reconocidos como Picasso, Albers, Chagall, Bacon, Giacometti o Moore. La colección del MIAC destaca por tener una espléndida selección de los autores españoles más relevantes de los años sesenta y setenta, compañeros de generación de Manrique, como Miró, Tapies, Chillida, Gordillo, Guerrero o Canogar, así como de los artistas canarios más representativos del siglo XX. La formación de la colección la promovió el artista lanzaroteño mediantes adquisiciones, donaciones o intercambios.

Casa Museo del Campesino

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En plena proyección de lo que años más tarde se conocería como la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote, César Manrique propuso en 1968 la creación de una gran escultura monumental y de un grupo de edificios que siguieran los postulados de las viviendas tradicionales de la isla. El resultado es la Casa Museo Campesino, un conjunto que reúne artes plásticas y arquitectura para rendir un homenaje a la figura emblemática del agricultor local y al propio patrimonio cultural de Lanzarote.

La elección del lugar, al igual que la obra escultórica que corona el complejo, está cargada de simbolismo. Situada prácticamente en el centro geográfico de la isla, entre los pueblos de Mozaga y San Bartolomé, la Casa Museo Campesino está rodeada de diferentes modalidades de tierras de cultivos. Además, estamos a las puertas de la zona agrícola más singular de Lanzarote, donde el tesón del campesino lanzaroteño logró darle la vuelta al legado abrasador de las erupciones del siglo XVIII y aprovechar la porosidad de las pequeñas piedras volcánicas denominadas científicamente « lapilli » para exprimir al máximo la humedad de la isla. La Geria es un paisaje natural y etnográfico único, en el que el hombre se las ha ingeniado habilidosamente para sacar el máximo provecho a una tierra caracterizada por la escasez de lluvias.

El complejo se comenzó en 1968 con la gran escultura de César Manrique denominada « Fecundidad », aunque esta obra se encuentra aislada intencionadamente del resto del conjunto para darle más autonomía y protagonismo visual en el paisaje. El monumento arranca de las piedras naturales de la Peña de Tajaste y va ganando altura a través de la modulación de cuerpos geométricos cambiantes. Cilindros, troncos de pirámides o rectángulos hechos de viejos tanques procedentes de barcos que fueron reciclados por Manrique y que están pintados de un blanco inmaculado. El resultado es una obra abstracta que a pesar de su gran tamaño y su concepción geométrica posee una gran potencia dinámica y alegórica.

En las construcciones arquitectónicas aledañas se sigue el modelo de la vivienda popular lanzaroteña que tanto había interesado a Manrique, pero no se reproduce un ejemplo concreto, sino que se combinan diversos elementos característicos: balcón, chimenea, cubiertas a cuatro aguas, puertas, ventanas, mobiliario…, siempre con el color blanco para los muros y el verde para la madera. El centro también fue concebido como museo dedicado a la vida agraria de Lanzarote, albergando salas expositivas y talleres de alfarería, bordados, carpintería, aperos de labranza o utensilios domésticos, así como un restaurante en el que se puede degustar la gastronomía típica de Lanzarote. Después del fallecimiento de Manrique se ampliaron las instalaciones con un nuevo centro de artesanía, un coso para actuaciones y dos burbujas artificiales que surgieron de la remodelación de una antigua cantería.

Aunque la cultura rural de Lanzarote es el principal referente, Manrique armoniza el reconocimiento a las costumbres agrícolas y arquitectónicas de la isla con la sensibilidad estética propia de la segunda mitad del XX. La coherente conjugación de tradición y modernidad es una de las pautas que se repiten en un autor capaz de coordinar con soltura ámbitos diferentes: arte y naturaleza, intervenciones espaciales y conservación medioambiental, artes plásticas y arquitectura, turismo y ecología… Las múltiples lecturas estéticas, culturales y paisajísticas de Manrique son la consecuencia de un autor polifacético y ambicioso que llevó al límite la unión entre el arte y la vida.

El triunfador

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Título: El triunfador
Año: 1989
Técnica: Acero cortén
Medidas: 192 x 145 x 39 cm

Fobos

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Título: Fobos (Serie Juguetes del viento)
Año: 1994-95
Técnica: Hierro galvanizado pintado
Medidas: 13 x 4,12 x 4,12 m
Localización: Rotonda Tahíche

Sin título

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Título: Sin título (Serie Juguetes del viento)
Año: 1992
Técnica: Acero cortén pintado
Medidas: 8,85 x 2 m
Localización: Rotonda Arrieta

Energía de la pirámide

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Título: Energía de la pirámide (Serie Juguetes del viento)
Año: 1990-91
Técnica: Acero pintado
Medidas: 3,25 x 2 x 2 m
Localización: Jardines de la Fundación César Manrique

Sin título

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Título: Sin título
Año: 1989
Técnica: Acrílico / papel
Medidas: 100 x 70 cm

Sin título

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Título: Sin título
Año: 1989
Técnica: Acrílico / papel
Medidas: 15,5 x 16,5 cm

El diablo

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Autor: César Manrique
Título: El diablo
Año: 1968
Técnica: Tinta / papel
Medidas: 47,5 x 36 cm

Sin título

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Título: Sin título
Año: 1957
Técnica: Cerámica esmaltada
Medidas: 29,5 x 12 x 12 cm