Museos

 
Fundación César Manrique
Hay que indicar en primer lugar la significación artística del edificio en sí, con un valor relevante dentro del conjunto de las obras de Manrique, por cuanto aglutina las características esenciales de su propuesta integradora ARTE-NATURALEZA / NATURALEZA-ARTE.

La casa está edificada en una finca de 30.000 m², que se extiende sobre una colada lávica de las erupciones volcánicas ocurridas en la isla de Lanzarote entre 1730 y 1736. César Manrique escogió el terreno a su regreso de Nueva York, cuando decide instalarse definitivamente en Lanzarote. En 1968 comienza a construir esta arquitectura doméstica. El edificio, levantado sobre cinco burbujas volcánicas naturales de gran tamaño, tiene, en sus dos niveles, 1.800 m² de superficie habitable, a los que hay que añadir 1.200 m² de terrazas y jardines, y 2.900 m² de aparcamientos.

La planta superior está inspirada en la arquitectura tradicional de Lanzarote a la que se incorporan elementos funcionales de concepción moderna (amplias cristaleras, generosos espacios, etc.). En este nivel se localizaban las siguientes dependencias domésticas: el salón, la cocina, un cuarto de estar (sala Espacios), una habitación de invitados, su dormitorio (sala Bocetos) y un cuarto de baño en el que se integra abundante vegetación.

El nivel subterráneo aprovecha cinco burbujas volcánicas naturales, que fueron comunicadas por César Manrique a través de pequeños pasillos horadados en el basalto de la colada lávica y acondicionadas para ser habitadas. Además, en el jameo central puede visitarse una amplia zona de descanso (piscina, pequeña pista de baile, horno, barbacoa…) con abundante vegetación. El último espacio, ya a la salida, está constituido por el antiguo estudio del pintor, que fue ampliado con la inauguración de la Fundación, al remodelarse el edificio. En la actualidad se expone en esa sala la pintura de César Manrique o alguna de las exposiciones temporales que organiza la FCM.

Desde el punto de vista artístico, dos son las características fundamentales de Taro de Tahíche: la armónica síntesis entre una concepción moderna del espacio arquitectónico y la tradición de la arquitectura popular lanzaroteña; y el diálogo entre el edificio y la naturaleza, en una relación de comunicación y respeto permanente. La sede de la Fundación constituye en sí misma, por su belleza, originalidad y emblemático, un patrimonio fundamental de la propia institución.

Hoy la función básica del edificio es la de museo. Las transformaciones que ha sufrido, dirigidas en su práctica totalidad por el propio César Manrique, han estado encaminadas a reciclar el edificio para su nueva finalidad de espacio museístico, susceptible de ser visitado.

La estructura de la construcción se mantiene en su estado original. Las modificaciones sufridas afectan a la “limpieza” de las paredes y de los espacios interiores para colgar obras pictóricas y colocar esculturas; a permitir la comunicación entre los dos niveles, que desde marzo de 1992 se hace por una terraza exterior a través de una escalera de basalto, con el propósito de establecer un circuito que facilite la visita al museo; y a la ampliación del antiguo estudio del artista, en orden a disponer de una sala en la que se expusiera una selección de su pintura. El jardín exterior y el mural fueron ejecutados por César Manrique entre finales de 1991 y comienzos de 1992, y todas las modificaciones fueron propuestas y supervisadas por el artista.

El museo acoge la colección de arte contemporáneo de la Fundación, que perteneció a su fundador; tres salas dedicadas a César Manrique: obra pública (Espacios); apuntes de sus murales, diseños, esculturas móviles y cerámicas (Bocetos); y, a la salida, una amplia selección de su producción pictórica (Colección Manrique).

Casa-Museo César Manrique. Haría

Ubicada en un palmeral extraordinario, la Casa-Museo César Manrique representa el ejemplo más valioso de actuación del artista en una construcción doméstica vinculada a la arquitectura rural de Lanzarote, cuyos valores originales interpreta y recrea, a partir de una vivienda en ruinas preexistente. Una intervención con criterios modernos que exalta la arquitectura tradicional local además de la integración en la naturaleza.

La Casa-Museo muestra el entorno doméstico en el que César Manrique desenvolvía su vida diaria, así como las dependencias del taller en el que pintaba, mostrando la faceta más humana y personal del artista a través del mobiliario, los objetos, los cuadros y los enseres en general de que se rodeó los últimos años de su vida. Bienes varios que, en su conjunto, constituyen una prolongación de la forma de habitar del artista y de su personalidad creativa.

En el interior se perciben insólitos detalles constructivos y decorativos, y la abundante vegetación característica de sus viviendas. El visitante podrá disfrutar de la ambientación original de la casa, obras de arte y objetos de naturaleza variada, algunos funcionales como mesas o lámparas diseñados por el propio César Manrique, que fue rescatando y coleccionando a lo largo de los años, pudiendo acceder al entorno doméstico y al lado más humano del artista.

El taller, aislado de la vivienda y semioculto en un extremo de la finca, se muestra el ambiente donde pintaba diariamente Manrique, rodeado de caballetes, pigmentos, mesas con dibujos… tal y como quedó tras la muerte del pintor (1992)