Fernández Polanco: «Crecer indefinidamente ya es retroceder indefinidamente»

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A grandes pasos, “calzando las botas de siete leguas”, la catedrática de Historia del Arte, Aurora Fernández Polanco, recorrió con su conferencia “La naturaleza como no-paisaje: acciones, estudios y labores desde el arte contemporáneo” el camino de la separación entre la cultura y la naturaleza desde el siglo XVIII. Fue un camino convertido en comedia del arte en tres actos: el primero, para contar el nacimiento de esa distancia, el segundo con las escenas que se apropian del territorio como lugar y el tercer acto, “aterrizados ya en la tierra”, en el que expuso las prácticas actuales desde la conciencia de la colaboración necesaria entre todas las disciplinas.

El camino comenzó por pensadores como Rousseau y su obsesión por la totalidad, que ya enmarca la naturaleza como paisaje, o Goethe que se mudó a una casa en el campo, o Kant que “si hubiera tomado tierra, otro gallo nos hubiera cantado”, señaló Fernández Polanco. Son autores influidos por lo que Almudena Hernando denomina la fantasía de la individualidad, “como si no dependiéramos unos de otros”. Es un momento de sublimación en el que domina la estética de “lo pintoresco que alegra el ojo”, pero no es una mirada inocente porque existe relación entre el paisaje y la ideología, y entre el paisaje y el poder. La conferenciante puso diversos ejemplos de cómo se separa el paisaje de la naturaleza. Esos paisajes, por otra parte, se encargan de hacer invisibles los procesos de industrialización que no aparecen en los cuadros de la época. “El impresionismo cumple esa función de enmascarar la industria”. Dicho de manera más gráfica: convierte el humo en nubes.

El segundo acto: el “chispazo del como no”, haciendo alusión al título de la conferencia. Fernández Polanco puso ejemplos del siglo XX de destrucción y construcción del territorio, miradas de artistas que ponen su atención en lo que ocurría en la periferia y el exceso de construcción. Ya se considera el territorio como espacio vivido. Se trata de “ir más allá de las apariencias y aproximarse a las experiencias”, alejarse de la naturaleza como paisaje.

Y después de la naturaleza enmarcada y el territorio vivido, llega el tercer acto, el de “tomar tierra” o sentir la piedra del territorio en el zapato. Este último acto es una búsqueda de soluciones a la crisis ecosocial a través de un cruce entre los saberes populares y académicos y entre diferentes disciplinas. “La naturaleza no es exterior ni inerte” y en este acto se cuestionan las dicotomías anteriores.

Fernández Polanco destacó el trabajo de Jaime Vindel, doctor en Historia del Arte, cuya obra pone el dedo en la llaga sobre cuáles son los imaginarios “que nos han llevado a la estética de lo fósil” con el objetivo de salir de ese marco. La autora puso algunos ejemplos de trabajos de estudiantes de Bellas Artes que ya toman ese camino, con mecanismos de apropiación de espacios y “ganas de humanizar las ciudades”, como la propuesta de ‘A tomar la fresca, que es verano’, talleres de fabricación de bancos o el trabajo de la Fundación Antonino y Cinia en el pueblo leonés de Cerezales del Condado. Este tipo de proyectos toman el paisaje como un medio, no como un fin. En esa misma línea está la iniciativa titulada “El aula de las maravillas”, de Bárbara Fluxá, aparentemente un aula paleobotánica sobre las minas de Fabero que desafía la lógica dualista y en la que se cruzan la modernidad y la naturaleza, que acabó convertida en unas jornadas de diálogo. También expuso el proyecto de agrociudad de Amelie Aranguren sobre Roma y la videocreación Barruntaremos de Asunción Molinos Gordo, que habla de las Cabañuelas como método tradicional de predicción meteorológica.

Los tres actos, en definitiva, se funden en una sola preocupación: conocer y amar la pequeña parte del mundo que pisamos. Fernández Polanco terminó su intervención señalando que tanto los academicistas como aquellos que representan el saber popular, “están en el mismo saco” y estarían de acuerdo tanto en el Manifiesto por la sostenibilidad de Lanzarote de la Fundación César Manrique como en que “crecer indefinidamente ya es retroceder indefinidamente”.

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Íñigo Losada: «La erosión y la inundación son los dos problemas principales para la costa canaria»

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La Fundación César Manrique (FCM) acogió este jueves 26 de octubre, en la sala José Saramago, la conferencia Riesgos y adaptación al cambio climático en la costa canaria, pronunciada por el ingeniero hidráulico Íñigo Losada, uno de los expertos más relevantes a nivel internacional en costas, cambio climático y energía offshore.

El experto explicó que el riesgo en la costa viene determinado por tres factores: la exposición, la vulnerabilidad y la peligrosidad. Para intentar reducirlo existen dos posibles acciones: la mitigación y la adaptación. Además, es importante “tener una visión sistémica de la costa” ya que esta “no entiende de competencias ni de límites municipales”.

El nivel del mar subirá más cuantas más emisiones de CO2 se emitan a la atmósfera, ya que el océano las absorbe. El nivel del mar aumentará pero no de igual forma en todas partes. De momento, en Canarias, la subida media es de cuatro milímetros al año, lo que supone que en algunos tramos acabará subiendo el doble. La cota de inundación no es igual en todos lados y por eso es importante tener la información a escala local, matizó Losada.

En un escenario en el que apenas se reduzcan las emisiones, en el año 2100 el nivel del mar podría llegar a aumentar más de un metro en algunas zonas, con una subida media de 20 milímetros por año. “En ese caso no seríamos capaces de adaptar la costa”, sentenció. La mayor preocupación para los expertos está en los fenómenos extremos, que cada vez van a ser más frecuentes.

La erosión y la inundación son los dos problemas principales para la costa canaria. Aunque el nivel medio aumente poco, va a tener influencia en la inundación. En cuanto a la erosión, “si la playa retrocede, ya no se recupera. Por cada centímetro de aumento del nivel del mar, la playa retrocederá un metro”. La pérdida de las playas es uno de los mayores riegos para las costas canarias “si no hacemos nada”. “Y no solo sería negativo desde el punto de vista económico/turístico, sino porque si no hay playa, las olas no rompen, y, si no rompen, hay más probabilidad de inundaciones”, destacó el experto.

La adaptación de la costa, por su parte, no tiene una visión global, sino que se trata de algo muy local. El Gobierno de Canarias encargó un amplio estudio que permite conocer los indicadores del riesgo de inundación y erosión costera frente al cambio climático en Canarias. En ese estudio, realizado por Grafcan con el apoyo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y en el que también participó el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria del que Losada es cofundador, se calculan varios escenarios futuros posibles.

El estudio, que presenta los mapas de potenciales inundaciones y se puede consultar en la web pimacostas.grafcan.es, evalúa el riesgo y da a conocer la peligrosidad a escala local. Se calcula el riesgo sobre cinco elementos: la población, el tejido productivo, el patrimonio, las infraestructuras y los ecosistemas.

Con el horizonte más crítico para 2100, con un aumento de 4ºC en la temperatura del mar, en Lanzarote se producirían retrocesos de las playas de entre 25 y 40 metros. En el informe se añade un índice con todas las posibles actuaciones de adaptación a realizar en las costas canarias, desde grandes infraestructuras a pequeñas intervenciones en función de los riesgos y de los diferentes escenarios y espacios temporales. En Lanzarote, si no se actúa, el mayor riesgo se encuentra en las zonas urbanas.

En cuanto a las adaptaciones de los lugares costeros, el profesor apuntó que en España “todo el mundo tiene competencias en las costas”, todas las administraciones, y por tanto las políticas respecto a la costa están muy fragmentadas. “La costa es transversal y hace falta una coordinación importante”, aseguró apelando a una nueva gobernanza. Para adaptar la costa se pueden llevar a cabo acciones de retirada planificada, acomodación, protección o incluso de avance.

La línea del deslinde marítimo terrestre, en cualquier caso, va a seguir avanzando hacia el interior. “Va a ser difícil mantener la costa como ahora. Tendremos que aprender a vivir con más riesgo”, o adaptarnos según Losada, que puso como ejemplo a Reino Unido, en donde se barajan escenarios en los que el Támesis suba hasta cuatro metros.

Finalizó exponiendo el caso de Garachico que “ha servido como laboratorio” tras haber sufrido varias inundaciones recientes, algunas de ellas muy extremas. En Garachico no se puede retroceder, por el terreno escarpado, y tampoco es viable levantar un muro, que taparía la visión del mar. En ese pueblo, las pérdidas económicas por las inundaciones ya son de 800.000 euros, mientras que en la Macaronesia se calculan en unos 250 millones. Según Losada, que explicó las medidas que se han aplicado en Garachico, “es necesario actuar”.

Como conclusiones, la costa canaria sí que está amenazada por el cambio climático. No obstante, el Archipiélago ya ha dado un paso importante, que es haber realizado esa primera evaluación del riesgo. Es fundamental la colaboración entre administraciones, y de estas con el sector privado, y también es básica la monitorización de la evaluación del riesgo porque permitirá reducir costes, así como la mitigación y la adaptación, que harán que la costa sea más o menos resiliente a los efectos del clima.

Más información: Nota de prensa

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Claudio Magris. Entre el Danubio y el mar. Itinerario de un escritor

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Claudio Magris: “Sólo se disfruta de la identidad propia cuando uno se olvida de ella”

El escritor italiano Claudio Magris inauguró las actividades culturales del presente año en la Fundación César Manrique, con la conferencia Entre el Danubio y el mar. Itinerario de un escritor. Ejerció de presentador el poeta y traductor Rafael-José Díaz, quien recordó que el pensamiento sobre la frontera constituye uno de los ejes principales de la obra de Magris. Otro de esos ejes, estaría conformado por el debate sobre la identidad, en realidad, sobre los diferentes tipos de identidad. Y un tercer eje vendría a situarse en torno a la alternativa entre utopía y desencanto. El introductor del escritor se refirió a Claudio Magris como “viajero incansable por confines que van desde Islandia hasta Australia sin olvidarse nunca de su Trieste natal”, que dialoga no sólo con su propia literatura sino con las tradiciones y obras centrales de Oriente y de Occidente. A su juicio, “Magris escribe siempre contra el olvido y a favor de una vida más plena, en la que los horrores de la historia no sean escamoteados, pero tampoco lastren las esperanzas de un mundo mejor”.

Por su parte, el autor de Microcosmos adelantó que no iba a hablar de sus libros, sino de los temas que trata en ellos considerando que de esa manera, “uno acaba por hablar de sí mismo”. El Danubio, Trieste, el mar, los territorios fronterizos y las identidades, son cuestiones a las que hace referencia en su trabajo. Recordó un viaje y una conferencia que pronunció en Tenerife en 1990, para hablar de la obsesión identitaria, de la que dijo que no se puede hablar en singular, pues tenemos muchas identidades: la nacional, la cultural, religiosa, sexual, etc. Esas identidades, expresa Magris, no se pueden retratar porque no son rígidas, sino que deben narrarse. Citando a Italo Svevo, que decía que uno sólo disfruta de la vida cuando se olvida de ella, señaló que con la identidad ocurre lo mismo.

Esta reflexión le indujo a hablar sobre sus orígenes y sobre las situaciones ridículas o absurdas de la historia. Nació, como Svevo, en Trieste, junto a la frontera con la antigua Yugoslavia. Trieste, hasta 1954, fue un protectorado de Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña. Por desacuerdo entre estas potencias nunca se nombró gobernador, hasta que se debatió en 1975, veinte años después de que ya fuera territorio italiano. “La historia está llena de situaciones grotescas”, afirmó Magris, para quien la realidad las sirve en bandeja: “el escritor sólo copia”.

Siguiendo el itinerario de su vida, contó que fue a estudiar a Turín, una ciudad muy diferente de Trieste, repoblada con gente del sur del país. Por nostalgia, confesó, comenzó a leer libros sobre la historia de su ciudad y a autores austriacos, a cuyo imperio había pertenecido la ciudad: “El Imperio había dejado una gran nostalgia pero también una gran literatura”. Explicó igualmente el proceso de escritura de El mito habsbúrgico en la literatura austriaca moderna, recopilación de su tesis doctoral. Comenzó a abordarlo sin saber qué es lo que iba a escribir, una situación que se ha repetido cada vez que afronta una obra: “Se descubre mientras se escribe”. A pesar de tratarse de un ensayo, lo calificó como una “autobiografía indirecta”.

Otros libros

Pasó a continuación a comentar brevemente algunos de sus otros títulos: Lejos de dónde, El Danubio, Microcosmos, en el que se cuenta la vida y la muerte de una persona sin que se sepa nada más sobre él, tan sólo lo que él ve y vive, y Otro mar, que es la búsqueda de una vida auténtica. Sobre el tema del viaje o de los viajes, al que recurre permanentemente, dijo que “el modelo siempre será la Odisea”, y distinguió entre la obra de Homero y el Ulises de Joyce, asegurando que el primero es más contemporáneo e inquietante, ya que el viaje no tiene fin; mientras que el relato de Joyce, “es más confortante”.

Conjeturas sobre un sable fue su primer libro de ficción, aunque esté basado en hechos reales: en la situación de Udine a finales de la Segunda Guerra Mundial. Magris vivía en Udine, al norte de Italia, que era una ciudad ocupada y en la que se quería levantar un estado cosaco. Lo que le interesaba de esta situación, tan absurda, era el deseo de tener una patria, incluso a través de una alianza con el mal: “Hacer una tierra cosaca en Friuli era algo artificial y grotesco. Yo creo en la búsqueda de lo auténtico”, añadió. La novela cuenta la historia de Piotr Krasnov, un coronel cosaco que era una marioneta de los alemanes, pero que soñaba con ese gran estado cosaco.

El desencanto

Para terminar se refirió a su obra A ciegas, para la que necesitó dieciocho años de trabajo. Los elementos tratados en el libro son la utopía y el desencanto. La historia de la lucha por una causa, de la lucha por el comunismo, de la resistencia y del rechazo social.

La conferencia, ya en su ronda de preguntas, finalizó con el mismo asunto con el que empezó: los nacionalismos. Magris se refirió a ellos señalando que tratan de oponerse a una identidad mayor convirtiéndose en un “fetichismo de idolatría local, que acaba por cerrar el mundo”. “Ser italianos o españoles es una forma de ser pero no un valor, es una base para formar un valor, para comenzar a dialogar.”

Joaquín Araújo. Ética y estética de la vivacidad

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El 15 de marzo de 2007, Joaquín Araújo pronunció la conferencia Ética y estética de la vivacidad, con la que la FCM inauguró la actividad cultural del año 2007.

Joaquín Araújo es Fundador de bosques, escritor, periodista, guionista  y director de cine documental y editorial, agricultor y ganadero. Es, además, conferenciante y divulgador de temas ecológicos, geográficos, filosóficos y agronómicos en televisión, prensa, radio y actos públicos.

Entre galardones que ha recibido, destacan el Premio GLOBAL 500 de la ONU (1991), el Premio Nacional de Medio Ambiente (1991 y 97), la Medalla de Extremadura (1999), y el Premio a la mejor serie de la historia de la TV por “El hombre y la Tierra” de Félix Rodríguez de la Fuente. Además, fue finalista del premio Espasa de Ensayo por "XXI: siglo de la Ecología" (1996). “Nómadas del Viento”, de Jacques Perrin, en la que coordinó el equipo español, fue nominada a los premios Goya y al Oscar de Hollywood.

Araújo dirigió la revista La Tierra,  y en la actualidad es asesor editorial de las Revistas Natura y Ambienta, columnista del diario El Mundo y colaborador en distintos programas de Radio Nacional de España.

Ha publicado más de 70 libros individuales y 32 colectivos, entre los que cabe citar Todavía vivo; Los Parques Nacionales; Ecos…lógicos; El agua, sorbos de vida; España natural; Las raíces de la Tierra; Ecología en la vida cotidiana; o La edades del agua.

Ha coordinado y dirigido ocho obras enciclopédicas y ha asesorado, escrito o dirigido numerosos programas educativos para televisión y documentales, entre los que se encuentra Lanzarote, brasas de vida, producido para la FCM en 1999.

En el transcurso de su intervención, Joaquín Araújo reflexionó sobre la variedad de la vida desde varias dimensiones. Para Araújo, “la dádiva principal es la diferencia, esa infinitud de rostros, escenas, escenarios, propósitos y logros con los que la vida –tan igual para todos- resulta inabarcablemente múltiple”.

“Que lo palpitante de este mundo exceda incluso a la peligrosa tiranía de las cuantificaciones” —dice Araújo— “siembra un alivio en la exhausta sociedad del acaparamiento. Pero la reflexión sobre la variedad de la vida nos aporta otras muchas dimensiones a las que merece la pena pasar revista. Primero porque en la íntima programación de los espontáneo la belleza se convierte en el primer objetivo, sin dejar de ser al mismo tiempo, la principal herramienta. Ya es fascinante que el resultado y la manera de alcanzarlo sean la misma realidad”.

Por eso, según Araújo, “no hay ética sin estética. Por eso no hay seguridad, ni tiempo futuro sin todos los pasados a la espalda. Por eso no hay continuidad sin complejidad. Ni armonía sin compasión. Algunos estamos seguros de que, cuando Goethe escribió que “nada enseña mejor a vivir que lo viviente”, estaba anticipándonos la inabarcable pedagogía que la  vivaz multiplicidad lleva puesta en cada una de sus creaciones”.

Tzvetan Todorov. La democracia y sus enemigos

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El jueves 23 de febrero de 2006, Tzvetan Todorov pronunció la conferencia La democracia y sus enemigos, con la que la FCM inauguró la actividad cultural del año 2006.

Tzvetan Todorov (Bulgaria, 1939) es lingüista, ensayista y filósofo, y actualmente es director de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.

En la década de los sesenta, Todorov emigró a París, donde estudió Filosofía del Lenguaje con Roland Barthes e integró el círculo de estructuralistas franceses agrupados en torno a la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

Tras un primer trabajo de crítica literaria dedicado a la poética de los formalistas rusos, su interés se extendió a la filosofía del lenguaje, disciplina que concibió como parte de la semiótica o ciencia del signo en general.

Es autor de trabajos como Literatura y significación; Poética; Gramática del Decamerón; Introducción a la literatura fantástica; Poética de la prosa; Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje; o Los géneros del discurso.

Más tarde emprendió las investigaciones Teorías del símbolo; Simbolismo e interpretación; y Crítica de la crítica; ya en la transición hacia nuevos intereses, se encuadra Mikhaïl Bakhtine. El principio dialógico, sobre el gran teórico ruso de las ciencias humanas.

A esos estudios se sumaron otros sobre la diversidad cultural: La conquista de América; Frágil felicidad; Nosotros y los otros; Cruce de culturas y mestizaje cultural; Las morales de la historia (premio Rousseau 1991); Frente al límite; Elogio de lo cotidiano; Una tragedia francesa; La vida en común; El hombre desplazado; o Benjamin Constant. Sus trabajos —claros e imaginativos— se han traducido al castellano con regularidad.

Por sus análisis sobre la cultura, la democracia, la memoria histórica, y en general por sus aportaciones al pensamiento contemporáneo, Tzvetan Todorov está considerado como uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo.

En el transcurso de su intervención, Todorov repasó los elementos que constituyen una democracia moderna, y aludió a su gran enemigo del siglo XX, el totalitarismo. Trató, asimismo, la cuestión de sus enemigos contemporáneos, en particular el terrorismo (manifestado en los atentados recientes) y, en el marco de la lucha antiterrorista, lo que podría llamarse la “tentación del bien” (tomando como ejemplo de la misma el supuesto “derecho de injerencia”).

Sami Naïr. Choque de las civilizaciones o diálogo para la modernidad

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Sami Naïr es filósofo y sociólogo. Es también catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de París VIII y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid. Durante los años setenta y ochenta, dirigió, con Simone de Beauvoir, la revista Les Temps Modernes. Además de su actividad académica, Sami Naïr ha ocupado puestos de responsabilidad política. Fue delegado interministerial para las políticas de codesarrollo y migraciones internacionales bajo el gobierno de Lionel Jospin, y eurodiputado.

Es colaborador habitual en distintos diarios, El País, Le Monde, Libération o El Clarín. Sami Naïr está considerado como uno de los grandes especialistas europeos en migraciones, codesarrollo y política mediterránea.

Entre su obra publicada destaca: Le regard des vainqueurs, les enjeux francais de l’immigration (1992); Le différend méditerranéen (1992); Mediterráneo hoy. Entre el diálogo y el rechazo (1995); En el nombre de Dios (1995); Le déplacement du monde —en colaboración con Javier de Lucas— (1996); Politique de civilisation —en colaboración con Edgar Morin— (1997); Las heridas abiertas (1998); El peaje de la vida —en colaboración con Juan Goytisolo— (2000); La inmigración explicada a mi hija (2001); Una historia que no acaba (2001); y El Imperio frente a la diversidad del mundo (2003).

Sami Naïr inauguró con su conferencia Choque de civilizaciones o diálogo para la modernidad el período de actividades culturales de la FCM durante el año 2005. La conferencia se celebró el 3 de marzo.

Su participación abrió un ciclo de tres intervenciones en el que se trató de analizar las relaciones entre Oriente y Occidente y la situación de conflicto permanente en Oriente Medio. Además de Sami Naïr, participaron —con sendas conferencias dictadas en el espacio de reflexión Fronteras y Direcciones de Progreso del Departamento de Medio Ambiente— el director del Instituto Cervantes de Amán (Jordania), Carlos Varona, y la politóloga y especialista en el mundo árabe, Gema Martín Muñoz.

Sami Naïr expuso el significado de la expresión “choque de las culturas y de las civilizaciones”, su función política y las estrategias desplegadas, fundamentalmente a partir de la postura de guerra de Estados Unidos en el mundo árabe y Oriente Medio.

El profesor Naïr se preguntó por el camino para replantear los problemas que enemistan y describió tres condiciones indispensables: tolerancia, educación para la tolerancia, y educación para la diversidad a través del encuentro, asumiendo incluso el riesgo de la confrontación con el otro. La propuesta es un diálogo para llegar a un núcleo de valores comunes dentro de una cultura de la modernidad. Su conferencia finalizó con un interesante debate, donde se reflexionó sobre el papel de la economía y de los procesos migratorios en este choque de civilizaciones