Almudena Hernando: «El orden patriarcal no niega a la mujer sino la importancia de lo relacional, que es la función de la que se encargan las mujeres»

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La unión de individualidad y exclusiones no es un fenómeno reciente, sino que es el resultado de una lógica que se ha ido desarrollando poco a poco. Almudena Hernando atravesó ese recorrido, un proceso histórico que es como la corriente de un río, durante el taller “Identidades, individualidades y exclusiones. En la lógica de la corriente de la historia”. Explicó cómo, a lo largo de esa corriente, cuando aparece un dique que amenaza con el colapso, se desarrolla un instrumento de la cultura que lo supera.   

Hay dos principios para entender este proceso histórico. El primero es que la persona construye a la cultura tanto como la cultura construye a la persona. El segundo, que la complejidad genera complejidad. Todos contribuimos a que la sociedad sea como es, de manera consciente o inconsciente.

Como el universo es inabarcable, hemos desarrollado unos mecanismos para que no nos alcance la angustia y sentirnos seguros, afirmó la catedrática. Generamos una idea del mundo que está a la medida de nuestra capacidad de control. Construimos nuestra idea del mundo contemplando solo una parte de la realidad y solo entendemos los fenómenos que están ordenados a través del tiempo y del espacio. El espacio elige referencias fijas, mientras que el tiempo, referencias móviles. Lo que está fuera ni siquiera podemos pensarlo, de manera que confundimos la realidad que ordenamos con el parámetro que nos permite ordenarla.

El segundo mecanismo para evitar esa angustia es el de sentirnos vinculados a un grupo de pertenencia, continuó explicando Hernando. Esto no es opcional, nos afecta a todos. Aunque no la reconozcamos, la identidad relacional es imprescindible. No es una identidad autoconsciente, como la individualidad, es una identidad actuada.

Esta identidad, la relacional, es la única que tienen las sociedades de cazadores-recolectores, en las que todas las personas tienen las mismas funciones. Por otra parte, la identidad relacional siempre es excluyente hacia el resto, pero en este caso, mientras no haya división de funciones, es igualitaria entre los miembros del grupo. Este tipo de grupos, caracterizados por la oralidad, otorgan su propio comportamiento a la Naturaleza, pero la sacralizan, y acaban concluyendo siempre que son el pueblo elegido. Su seguridad deriva de la ausencia de cambios, perciben el tiempo como cíclico y no se generan deseos para el individuo.

Con la especialización, aumenta la individualidad. A lo largo de la historia, para que unos individuos alcancen un alto grado de individualidad, tienen que convivir con otros que mantienen un grado menor. Cuando empiezan las relaciones de poder, entre individuos y entre grupos, el espacio, que era abierto y conforma a la persona tanto como la persona al espacio, se empieza a cerrar, y al mismo tiempo comienza la invasión de los ajenos.

El primer instrumento que rompe el dique de la oralidad es la escritura alfabética, que permite el paso de la prehistoria a la historia. La escritura es un instrumento de transformación subjetiva. Permite representar el pensamiento y aparece con ella la existencia de la conciencia de la mente, de la que deriva la concepción de la persona, ya que hasta entonces, en la oralidad, la persona solo es cuerpo. Empiezan a aparecer las diferencias entre individuos, que tienen pensamientos y emociones íntimas diferentes. El núcleo se sitúa en el yo y aumenta la sensación de control sobre el mundo y por lo tanto, de poder, y a su vez crece la seguridad.

El ser humano se relaciona con lo que entiende a través de la individualidad y con lo que no entiende a través de la identidad relacional. Con el paso del tiempo, quedan menos cosas fuera del alcance de la comprensión, como la muerte o la existencia de Dios, que siguen sujetas a la identidad relacional. El discurso de la Ilustración, aún dominante, opone la identidad individual, como símbolo de progreso, a la relacional, como si ya estuviera superada, pero en realidad la segunda no desaparece porque se desarrolle la primera. No se pasa de una a otra, se mantienen ambas. “Lo individual es el resultado de un proceso histórico pero no desaparece lo relacional porque es lo que nos da la sensación de seguridad. La vida no tiene sentido sin los vínculos emocionales”, señaló Hernando.

Navegando la corriente de la historia, los hombres desarrollan mayor asertividad y van definiendo el destino de un grupo. Ellos se individualizan y ellas, las mujeres, se encargan de garantizar los vínculos y la pertenencia. Muchas sociedades impiden su movilidad y su acceso a la lectura y escritura. La identidad de género femenina es relacional, es una individualidad dependiente.

El hombre desarrolla la identidad relacional pero de forma inconsciente. Aunque lo relacional es imprescindible, se oculta en el discurso. Este orden, al que se llama el orden patriarcal, no niega a la mujer, sino que lo que niega es la importancia de lo relacional, que es la función de la que se encargan las mujeres.

Hernando señaló que ella considera al capitalismo como este régimen de verdad que, en su discurso, no reconoce la identidad relacional. Este sistema aumenta su velocidad y dispara su complejidad a través de la conquista de América y de la invención de la imprenta, que es otro instrumento que abre un nuevo dique en la corriente de la historia, pues necesita de nuevas personas que se individualicen. En ese régimen, el trabajo asalariado queda solo en manos de los hombres de raza blanca, pero todo está soportado por lo relacional. En público no se reconoce lo relacional. La sociedad nos reconoce por las actuaciones individuales, no se nos valora lo que hagamos en nuestra parte relacional.

Más tarde aparecen dos conceptos, como el Estado-nación y el patrimonio, que son dos hitos espaciales. Cuando las personas están muy individualizadas, el Estado cierra fronteras. Pero el sistema, para que siga la lógica del crecimiento, necesita más sujetos individualizados y entonces se incorporan las mujeres. Con esta incorporación, todo apuntaba a que nos íbamos a dirigir hacia un mundo más justo e igualitario, pero no es así. ¿Por qué? Pues, según apuntó Hernando, porque todos entramos en contradicción “porque somos identidad pensada y actuada”. Con la cabeza defendemos unos principios y con los actos defendemos el orden patriarcal sin ser conscientes de ello. “No ponemos en cuestión la lógica patriarcal, nos incorporamos a la historia a través de nuestras contradicciones”. Las mujeres se adhieren al discurso y comienzan a delegar lo doméstico en otras mujeres más precarias. Se mantiene, por tanto, la estructura del sistema, que sigue siendo patriarcal.   

El siguiente instrumento que derriba el dique es Internet. Aquella persona que lo utiliza, transforma su individualidad. Internet marca el comienzo de una nueva etapa histórica, a la que Hernando llama poshistoria. Se disparan las individualidades, nace un nuevo tipo de persona y se van diluyendo los binarismos. El primero que se deshace es el de la orientación sexual, dijo la catedrática para luego seguir explicando algunas de sus características: tenemos mayor control sobre el mundo, actuamos tanto en la realidad como en su representación, la persona se va construyendo a través de la imagen de su cuerpo e incluso coloca su malestar en su apariencia, surge la “extimidad” “se hace público lo más privado”. La persona se piensa a sí misma para construirse, se particulariza la definición de la persona. Lo trans, que genera un gran debate, según Hernando, coincide con la nueva ontología que genera Internet. Al igual que ocurre con la mujer, lo LGTBI tampoco va en contra del sistema patriarcal porque encarna una de sus claves, que es la individualidad.

El espacio cede el protagonismo al tiempo, que se acelera, porque la individualidad está llena de cambios. No obstante, el espacio sigue siendo importante. En la identidad actuada se cierran los límites del espacio físico: las fronteras. “Para que haya gente que disfrute de los privilegios tiene que haber otros, más precarios, que son los que sostienen el sistema, pero a los que se les cierran las fronteras”. Se puede hablar de tres tipos de vidas: las que importan, las precarias y las vidas desecho.

Como alternativa, para no terminar sin esperanza, Hernando propuso construir comunidades de otro tipo, bajar el nivel de individualidad con dinámicas locales donde poner en práctica lo relacional, aunque sea difícil y haya muchas contradicciones en el camino.

Más información: Nota de prensa

Grabación del taller: Grabación

Joan Nogué: «El paisaje es la hermana pobre de la ordenación del territorio»

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Joan Nogué, el día 21 de septiembre de 2022, dividió el taller ‘El poder del paisaje. De la mirada individual a la acción colectiva’ en tres bloques: el paisaje como bien común, el reencuentro con el lugar y educar la mirada para conseguir una ética colectiva. Nogué es ya un habitual en la Fundación César Manrique. El geógrafo, exdirector del Observatorio del Paisaje de Cataluña, tenía previsto impartir este taller en marzo de 2020 y se congratuló de que la Fundación César Manrique optara por recuperarlo tras la pandemia.

El bien común. Según Nogué, es la tercera vía entre la propiedad privada y la pública, los dos polos que instauró la modernidad, cuyo peso varía, pero que son los dos pilares de la retórica moderna. “Durante años, nos han dicho que no hay otra forma, pero la restitución del bien común choca de lleno contra esta concepción y es evidente que hay otras alternativas”, señaló. El bien común se puede referir al agua, a espacios públicos o al paisaje, a algo material y a algo inmaterial. Es tangible e intangible a la vez. “Concebir el paisaje como bien común es un salto hacia adelante”. Es de todos y no es de nadie. De ahí la dificultad para su gestión y también los intentos del poder de mantener al paisaje como una mera cuestión estética. Sin embargo, aunque el paisaje sea subjetivo, tiene un componente social. “Se argumenta que si es subjetivo no puede ser objeto de la ordenación por parte del sector público, y normalmente se hace para justificar estructuras pesadas en el territorio”. De hecho, según Nogué, el paisaje es la hermana pobre de la ordenación territorial. Es cierto que la percepción es sesgada, pero se puede llegar a objetivar. El paisaje tiene valores sociales, históricos y estéticos, tiene valores objetivos. “Sabemos cuándo traspasamos una línea roja de destrucción del paisaje”. Comentó que cuando hay intervenciones que fracturan el territorio y degradan el paisaje “se usa el argumento de que todo es cuestión de acostumbrarse, y no es verdad. Si aceptamos esto estamos perdidos”.

El reencuentro con el lugar. Ese reencuentro se produce a través de nuevas fórmulas porque las relaciones de la gente con los lugares están cambiando de forma muy positiva. “Ya no basta con paisajes sublimes, sino que se trata de vivir en paz con los paisajes cotidianos; en armonía”. Es un cambio de paradigma en nuestra relación con el territorio. El espacio geográfico también es existencial y hay múltiples ejemplos que ilustran este cambio. Van surgiendo nuevas ruralidades, una vuelta, o una incorporación al campo. También proliferan circuitos alternativos de producción y de consumo que generan miles de microcambios que después generarán macrocambios. Se está viendo una reinvención de antiguas profesiones como estrategia para recuperar el carácter de un lugar, como, por ejemplo, una escuela de pastores. Además, asistimos a una recuperación de la esencia del lugar como fórmula de revitalización económica y cambio cultural. Uno de los ejemplos más claros en este sentido es la comarca del Priorat, que experimentó la vuelta de jóvenes que se habían marchado y de personas relacionadas con el mundo de la cultura que “tienen claro que el tema central debe ser el paisaje”. Por otro lado, está la revitalización de áreas marginales despobladas a través de proyectos culturales de calidad, como el Centre d’art i natura de Farrera, que nació hace más de veinte años, cuando solo quedaban dos personas en el pueblo. Hay más ejemplos: nuevas formas de gestión del territorio de carácter horizontal y no recogidas por la legislación vigente, como las redes de custodia del territorio, o nuevas formas de gobernanza local, como las que surgen en la región italiana de Abruzzos, destruida por un terremoto y cuya reconstrucción va más allá de lo físico. También en Italia, la iniciativa Luoghi di valoi (lugares con valor) que recopila durante diez años espacios importantes para los ciudadanos que no coinciden precisamente con los señalados por Patrimonio, o la red local ‘Territorios por el paisaje’ o la iniciativa colectiva Wikipedra. “En todas ellas, el paisaje tiene un papel como eje vertebrador”.

Educar la mirada para conseguir una ética colectiva. ¿Cuál es el papel de la sociedad civil en los procesos de patrimonialización de lugares y paisajes? ¿Cuál es el papel de los expertos? ¿Quién decide lo que es patrimonio y lo que no lo es? No se trata, explica Nogué, de catalogar todo, sino de tener en cuenta al paisaje. El director del taller expuso, de nuevo, otras iniciativas ciudadanas que ponen este hecho de manifiesto, como el ‘Museo en la calle’, que recoge elementos significativos de la calle que se acaban perdiendo, o el proyecto ‘Carreteras, paisaje y turismo’, que revela que las carreteras, las más antiguas, también son un valor patrimonial, que permiten entender el paisaje y que no hace falta ampliarlas. Mostró una iniciativa de la Administración, el Mapa de unidades de paisaje, que traspasa la división municipal o administrativa y agrupa los lugares en porciones de territorio con un mismo carácter. “Los mapas -dice Nogué- marcan nuestra percepción del mundo, educan la mirada, son un instrumento de poder extraordinario, pero son una selección arbitraria de la realidad y no hay que sacralizarlos”.

Finalmente, apuntó hacia la educación: la formal y la informal. “Educar la mirada es fundamental porque la concienciación ciudadana es el primer paso para una ética colectiva y la ética colectiva, a su vez, favorece los valores individuales”. Nogué señaló la mayor satisfacción durante sus doce años al frente del Observatorio del paisaje de Cataluña: haber logrado crear ese clima ético colectivo en algunos ámbitos. Lograr la “conversión” de algún alcalde” o de gente que hasta entonces no había disfrutado de su paisaje y ahora lo ama y, por tanto, lo protege. Y, ¿cómo conseguir un clima ético colectivo? A través de la acción, con estrategias de actuación desde la sociedad civil. En el paisaje, la ética y la estética deben ir de la mano. Un paisaje precioso no es completo si sus acuíferos están contaminados. Y por último: “Si se destruye un paisaje, se destruye la identidad de un lugar”.

Más información: Nota de prensa

Más información del taller: Díptico

Taller “Lanzarote. Los pueblos enterrados por las erupciones históricas”

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José de León desentierra la historia de los pueblos sepultados por el volcán

Desde la cima de Montaña Ortiz se puede dar una clase práctica sobre cómo era Lanzarote antes de las erupciones históricas. Desde allí se podía ver el poblado de Chimanfaya, frente al Volcán de Los Cuervos o de La Lapa. Girando hacia el Norte, se podía contemplar el pueblo de Mancha Blanca en su antigua ubicación, y más allá el Cortijo de Iniguadén, que fue propiedad de los Marqueses, y después de Luis de Betancort Ayala, probablemente el hombre que acumuló más terrenos en la Isla. Y ese paisaje, y la mirada, lo cruzaba un enorme barranco que corría hasta Mozaga y después se bifurcaba en dos: el barranco de la arena y el del jable. Y haciendo el giro completo se podía ver el Pago de Candelaria, que no estaba en Tías, y las aldeas de Masintafe y de Testeina, donde aún se conserva un taro y se aprecian, entre la lava, los muros de una casa en el lugar donde tenía la suya Domingo Hernández Fajardo, el abuelo de Clavijo y Fajardo. “Así que nos podemos imaginar que en este lugar jugó Clavijo y Fajardo cuando venía a la casa de sus abuelos”. Quien insta a este ejercicio evocador es el arqueólogo José de León, que impartió en la Fundación César Manrique, los días 9, 10 y 11 de octubre, el taller Lanzarote. Los pueblos enterrados por las erupciones históricas y que terminó precisamente con una jornada de visita a Testeina y subiendo a Montaña Ortiz.

José de León dio once vueltas al sol mientras realizaba su tesis doctoral sobre la Isla que había antes de las erupciones. Es un trabajo de reconstrucción territorial mediante fuentes orales, escritas “y mucho sentido común”. La ceniza, la lava, o ambas cosas, enterraron 21 núcleos, desde pueblos hasta aldeas o pagos de tres o cuatro casas. El más grande era Tíngafa, con cerca de 500 habitantes. También quedaron bajo el volcán Chimanfaya, que fue el primero en desaparecer, El Chupadero o Santa Catalina. Eran, dice De Léon, el tercero, cuarto, quinto y sexto pueblos con más población de aquella época. La erupción sepultó tres ermitas: Santa Catalina, Candelaria y Buen Lugar, además de sillas de grano, taros, hornos de cal, casas, tahonas o corrales de pajero. Lo que hoy son las Montañas del Fuego eran llanuras donde se cultivaba cereal, Los Llanos del Bollajo. Había vegas fértiles donde pastaban “más vacas que camellos”, había pardelas, lobos marinos, zifios, tabaibas, veroles, guirres, guinchos, avutardas y unos 5.000 habitantes en toda la isla, de los que emigraron la mitad, a pesar de que en los primeros años las autoridades prohibieron la salida. La actividad volcánica no fue continua pero sí insistente. Hay constancia de que a un vecino de la época, José Aguiar, la lava le sepultó hasta tres casas en tres pueblos diferentes a lo largo de esos seis años.

José de León no sólo habló del pasado anterior a las erupciones, sino de la construcción humana del territorio posterior al volcán, de la “cultura del volcán” que se crea después: la apertura de caminos, la aparición de los enarenados, de la viña, del aguardiente y del vino. “Los vecinos de Yuco y La Vegueta -señaló- descubren que plantando con ceniza se multiplica por siete la producción”, algo que ya sabían, probablemente, los habitantes del norte de la isla. Pero sobre todo hay dos elementos característicos de esa cultura: la emigración, tanto a América como a Madeira o a Fuerteventura, y la Virgen de Los Dolores, que es la única virgen que desplaza al santo de la conquista, San Marcial: “La virgen concentra el imaginario colectivo de la erupción”. Tras esa erupción, que “atacó la zona más rica de la Isla en un momento de expansión” se dio paso a varios repartimientos de tierras, tanto comunales como privadas. Así se crea Tías, Masdache y la nueva Mancha Blanca y crecen Yaiza, Uga, Los Valles, Soo o Femés.

Pero, ¿cómo se pudo hacer esta reconstrucción del pasado? Una parte del taller se ocupó de explicarlo. De León se sirve no sólo del trabajo de René Verneau, del de Herrnández Pacheco o, más reciente, de la toponimia de Agustín Pallarés, sino también del testimonio de personas mayores que han ido recibiendo el conocimiento de sus antepasados. También le sirvieron los restos arqueológicos, “patear el territorio”, las prospecciones geofísicas o las fotos aéreas. Utilizó un sistema de localización geográfica, comparando mapas de varias épocas y eliminando los elementos que surgen después de la erupción e intentando identificar aquellos elementos que siguen manteniendo el nombre anterior. Para elaborar el mapa de los pueblos enterrados, con el que se trabajó durante el taller, el arqueólogo tuvo que dividir el territorio en cuadrículas de un kilómetro cuadrado. Lo más valioso, no obstante, son los documentos y sobre todo los protocolos notariales de venta de terrenos y de testamentos. Son “una información muy precisa” y una “referencia básica” para intentar reconstruir esa historia. Y otros documentos: el diario del cura de Yaiza, Andrés Lorenzo Curbelo, las actas capitulares del Cabildo catedral de Las Palmas, lo que se encuentra en el Archivo de Simancas, en el Museo canario, en las actas del Cabildo de Fuerteventura, los archivos parroquiales de Tinajo y Yaiza o la descripción que realiza el obispo Dávila Cárdenes.

“El volcán cambia la historia de Lanzarote”, señaló José de León, que aseguró igualmente que “para lo que fue Timanfaya, la gente tiene poca información”. El arqueólogo está preparando un puzzle para enseñar en los colegios este pasado. “Tenemos una cultura importantísima, que hay que transmitir, porque lo que hizo la población por reconstruir y salir adelante fue tremendo”. Además, plantea la necesidad de que en el curriculum escolar en Canarias se incluyan contenidos para adquirir conciencia del peligro que supone el volcán. Hace casi 300 años, con aquella erupción que comenzó en 1730, aunque unos más y otros menos, “todo el mundo perdió”. Por eso terminó con esta reflexión: “El volcán es de las pocas cosas que hace que la avaricia humana tenga un tope”.

Más información sobre el taller: Programa y horarios

Más información: Nota de prensa

 

El universo de las artes digitales: ciencia, tecnología, archivos, feminismos, big data, propuestas e instalaciones

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El historiador y gestor cultural, Jaume Reus, demostró empíricamente el título del taller: “Artes digitales hoy, más que interactividad” durante las dos jornadas, los días 19 y 20 de junio, en que lo dirigió. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, lo presentó señalando que la cuestión digital es un gran campo público, con impacto en muchos ámbitos, al que hay que estar atento. Reus destacó que en un principio parecía que la interactividad era la única característica del arte digital, pero que hay una gran variedad. “Es algo expandido e interdisciplinario”. Hay mucha experimentación, y también, en muchos casos, solo hay tecnología sin relato, “sin nada que decir”. La unidad mínima en este arte es el píxel y su precedente en pintura fue el puntillismo, o neoimpresionismo, de artistas como Seurat.

El taller se dividió en cuatro ponencias y dos sesiones prácticas de trabajo. La primera de las ponencias se centró en la relación entre el arte y la tecnología. Reus expuso propuestas como la de la Fundación Sorigué y su relación con el Festival Sonar. De esa unión expuso cuatro proyectos o instalaciones arriesgadas. La de Carsten Nicolai, Unidisplay, “una realidad inmersiva”, la del estudio británico Semiconductor, Earthworks, una instalación que es “un salto cuántico” y que muestra datos sismográficos (de movimientos del Planeta) convertidos en sonidos e imágenes que no dejan de moverse, y Phosphere, la esfera de luz y danza de Daito Manabe. Otros ejemplos de obras destacadas por Jaume Reus son los de Ryoichi Kurokawa, una instalación sofisticada que une el arte de este japonés con la figura de Ramón Llull, en el 700 aniversario del nacimiento de este último. Ambos autores se maravillan ante la naturaleza, uno a través de Dios y otro, de la ciencia.La tecnología permite un desafío a la naturaleza”, señaló Reus, que también hizo un repaso a las revistas digitales que se encargan de este arte, como la de la Universitat Oberta de Catalunya, Art Nodes, dirigida por Pau Alsina, o la del IMT de Boston, Leonardo, la más prestigiosa en el ámbito internacional, o en el ámbito doméstico el blog El arte en la edad del silicio, de Roberta Bosco y Stefano Caldana.

Repasó otras exposiciones como la colectiva Real Time, arte en tiempo real, en la que las instalaciones solo funcionan si están conectadas a Internet y que reflejan el número de tuits por ciudades o muestran las películas que se están descargando, el sonido asociado a algunas calles o un contador de tiempo que recoge los segundos y minutos que el público observa el propio contador.

La segunda ponencia comenzó con la postfotografía, planteada por Joan Fontcuberta, que desmonta que la imagen sea igual a la verdad. También habló Reus de las imágenes pobres, que habitan la Red, son de poca calidad y se usan muchas veces, pero se prefieren, incluso por la prensa, por su inmediatez. Planteó la acumulación de imágenes: a Facebook se suben 250 millones de imágenes al día y en Flickr hay ocho millones de puestas de sol. Se gasta más tiempo en captar imágenes que en verlas. En la postfotografía, la toma de la imagen es solo el primer paso antes de la postproducción. Hay fotógrafos que son más prescriptores que fabricantes de imágenes, son apropiacionistas, reciclan imágenes.

El proyecto The file room, un archivo internacional de censura, de Antoni Muntadas, dio pie para hablar sobre la censura en el arte digital, con el ejemplo de la obra retirada en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, titulada Presos políticos, de Ricardo Sierra. En España, dijo Reus, hay 13 artistas encarcelados, más que en China o Irán. “Estamos en el top”. “Parece que el arte digital está en otro universo, que es evasivo, y no es así, hay artistas implicados”, señaló.

La segunda jornada comenzó con los archivos o colecciones digitales. En primer lugar, la Colección BEEP, de las tiendas de informática del mismo nombre. Cada año, convocan un premio y compran una obra digital en ARCO, además de fomentar la creación de otras obras, de artistas como Daniel Canogar, Rafael Lozano Hemmer, Paul Friedlander o Ricardo Iglesias. Otro archivo es el del MEIAC – Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, que incorpora dos colecciones, Turbulence y NETescopio. A estos se añade el archivo ADA, el de la Asociación de arte electrónico y experimental o el trabajo de Soliman López, creador de Harddiskmuseum, un disco duro que, en sí mismo, es un museo en el que invita a artistas. También Jaume Reus destacó Rhizome, una de las grandes plataformas de arte digital; MIDECiant – Museo Internacional de Electrografía de Cuenca, un centro asociado a la Universidad de Cuenca y promovido por José Ramón Alcalá; eTOPIA, en Zaragoza, un centro municipal de arte y tecnología o el proyecto de Archivo Español de Media Art; Jodi.org es el archivo de dos artistas, dos hackers “que juegan con el error”, o Art Futura, una propuesta desde 1995 que profundiza en la cognición aumentada, que consiste en usar la tecnología para aumentar nuestras capacidades cognitivas y conectar mejor con los demás. Por último: MADATAC (la Muestra Internacional de Arte Digital Audiovisual y Tecnologías Acontemporáneas), un evento internacional en el Centro Conde Duque de Madrid.

El taller siguió con una mirada a la perspectiva de género, poniendo sobre la mesa el Ensayo sobre género y ciberespacio, el Manifiesto ciberfeminista en el Siglo XXI o la web obn.org de women hackers. Según Reus, “a nivel creativo y de gestión cultural, la presencia de la mujer va creciendo pero sigue habiendo muy poca visibilidad”. Así mismo, “en el mundo del arte más tradicional había poca presencia de la mujer y eso se mantiene en el mundo digital”. Una de las teóricas más destacadas en este campo, el del arte, redes y ciberfeminismos, es Remedios Zafra.

La última visión es el Big Data, ya que “hoy todo es susceptible de ser datificado”. Entre las plataformas y centros de interés, está la exposición del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Big Bang Data, de José Luis de Vicente y Olga Subirós, la Bienal online Thewrong.org, el ZKM (Centro de Arte y Medios Tecnológicos), uno de los centros de cultura digital de referencia, más importantes del mundo, en Karlsruhe (Alemania), y el Ars Electronica Center de Austria, el otro gran centro relacionado con la ciencia y la investigación que otorga los Golden Nica, los premios más importantes del mundo de arte electrónico. Otros proyectos relacionados con la ciencia y arte digital son la plataforma para arte y cultura digital, Ars Electronica (aec.at), el sitio web de arte vanguardista ubu.com, el estudio de artistas visuales de Mar Canet y Varvara Guljajeva (varvarag), el grupo japonés TeamLab, o Arts.cern, el proyecto artístico del acelerador de partículas de Ginebra que dirige Mónica Bello. El taller finalizó con otra sesión práctica sobre el arte post-Internet y la inmaterialidad del arte digital.

Más información del taller: Programa y horarios

Más información: Nota de prensa

Guía para abordar el alquiler vacacional: soluciones urbanísticas, fiscales y turísticas

Alquiler vacacional. ¿Qué hacemos? Una realidad y una pregunta que abordó este seminario celebrado en la sala José Saramago los días 17 y 18 de mayo con la intervención de cinco profesoras de Derecho público de varias universidades. El director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, abrió el seminario recordando que el tema supone “uno de los asuntos más candentes de interés público” sobre el que hay “una fuerte controversia”. Los datos que afectan a Canarias hablan de que este tipo de oferta supone el 23 por ciento de la total y un impacto de 1.500 millones de euros, mientras que en Lanzarote hay unas 72.500 plazas turísticas tradicionales oficiales, y se calcula que están en el mercado unas 31.000 camas en este tipo de viviendas. Gómez Aguilera dijo que asistimos a “signos de ruptura del modelo tradicional” y que se están generando problemas de convivencia, gentrificación, escasez de viviendas, economía sumergida o una confrontación con un derecho fundamental, como es el derecho a la vivienda digna. Apostó por buscar equilibrios: “El juego está cambiando y debe haber nuevas reglas”.

Ester Machancoses, Joana Socias, Ana Mª. de la Encarnación, Alba Nogueira y Mariola Rodríguez Font

Regulación

Alba Nogueira, de la Universidad de Santiago de Compostela, habló de la distribución de competencias en la regulación. Afirmó que era la primera vez que asistía a un encuentro en el que todas las ponentes eran mujeres y avanzó que el de la vivienda vacacional es un “panorama competencial complejo y difícil de regular con voluntades políticas contradictorias”. Hay que ordenar y hay que hacerlo en función de los objetivos de desarrollo sostenible y la economía circular, que aparecen en la nueva Agenda urbana de Naciones Unidas. Y hay que hacerlo con la Directiva Bolkenstein vigente, que obliga a demostrar que cualquier limitación para ofrecer servicios debe pasar el triple test: que las medidas sean proporcionadas, necesarias y de interés general. En España, las normas de transposición de esta directiva son aún más liberales, por lo que “las autoridades españolas están por no controlar salvo causas muy justificadas”. Así pues, quienes han intentado regular, o limitar, son las comunidades autónomas y algunas ciudades, y la respuesta ha llegado de la mano de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) recurriendo esas regulaciones porque limitan la competencia. Para Nogueira, “los decretos autonómicos pecan de un excesivo enfoque turístico”. La clave es saber qué medidas hay que tomar, y Nogueira apuntó dos tipos: las relacionadas con la ordenación territorial y las que tienen que ver con el derecho a la vivienda. En el primer caso, ya hay una sentencia en Holanda que avala estas medidas que prohibían que se instalara el comercio tradicional en las afueras con el fin de que el centro no se quede vacío y que sea más seguro. También se puede alegar el desarrollo sostenible como límite al crecimiento. En cuanto al derecho a la vivienda, el Tribunal Constitucional se está alineando “de forma clara” con la visión más liberalizadora. Para Nogueira, en definitiva, hay un papel impropio de la CNMC y una dejación del Estado, y hay que hacer normas más exhaustivas, que pasen el triple test.

En Cataluña

Mariola Rodríguez Font, de la Universidad de Barcelona, expuso la experiencia reguladora en Cataluña, que se remonta al año 2012 y que ahora se va a modificar. Habló del nacimiento de la figura del “prosumidor” (productor y consumidor), ya que los ciudadanos se ponen del lado de la oferta y de la demanda, y el reto es darles cobertura legal. “La cesión de viviendas se ha hecho siempre —señaló—, el problema es el auge”. Las plataformas de intercambio, sin embargo, se han llenado de profesionales, y hay que diferenciar el ejercicio profesional, del ocasional. En Cataluña, en cuanto a los hogares compartidos o “homesharing”, se proponen varias medidas para su regulación pero fuera de la normativa turística, con una intervención mínima. Se plantea un registro voluntario aunque quedan dudas sobre si sólo se puede alquilar por habitaciones o la casa entera. Por otra parte, Cataluña sugiere un proyecto de Decreto de reglamento de turismo con el objetivo de simplificar y en el que los profesionales de la vivienda vacacional deban someterse a la regulación turística porque compiten con los tradicionales. Las dudas, según Rodríguez Font, son contrarias al principio de seguridad jurídica “porque el marco no es predecible ni estable”. Apostó por valorar, a nivel estatal, si se deben establecer o no unos criterios comunes que aclaren, o también poner unas condiciones a las plataformas, como actores clave, para mantener un control. Señaló que es vital esta colaboración público-privada y que es imprescindible dictar una normativa que establezca la obligación de supervisión sobre las plataformas.

Urbanismo

Ana María de la Encarnación

Las soluciones urbanísticas para el alquiler vacacional las analizó Ana María de la Encarnación, de la Universidad de Valencia. Señaló, en primer lugar, que el aumento de la oferta se debe a tres razones: la crisis económica, el gran número de casas vacías y las nuevas tecnologías, y que Airbnb está presente en 65.000 ciudades y en 191 países. La situación jurídica actual provoca tensiones entre el Gobierno y las comunidades autónomas que regulan. “Es un caos”. Además, la regulación no ha frenado el aumento de la oferta y ya hay ciudades que están preparando una moratoria. Para evitar lo que ha pasado, que es la turistificación y gentrificación de algunos barrios de algunas ciudades, “hay que buscar un equilibrio” y planificar para primar el derecho a la vivienda, al descanso, a la intimidad, a la ciudad… “La normativa actual no responde a una planificación previa ni a una estrategia, es un parcheado sin reflexión”, destacó, y apostó por una regulación integral, coordinando la normativa turística con la administrativa y la urbanística, porque el turismo influye en la configuración de las ciudades. Analizó los principales intentos de regulación. En primer lugar el Plan de Barcelona, el PEUAT, que afecta también a los hoteles, establece dos licencias, divide la ciudad en cuatro zonas en función de su saturación y prohíbe en la más saturada renovar los permisos. En Baleares, la Ley 6/2017, que modifica la Ley de Turismo, también zonifica, fija un máximo de plazas y tiene otros dos instrumentos: entre ellos el Plan de Palma que considera saturada a toda la ciudad. En la Comunidad Valenciana hay un borrador de anteproyecto de ley de ocio, turismo y hospitalidad, y finalmente, en París y Londres se dan dos modelos diferentes. Londres se nombra capital de la economía colaborativa y facilita el alquiler turístico sin poner obligaciones si la casa se alquila menos de noventa días al año, y la capital francesa es más restrictiva y prima el bienestar de los parisinos. De la Encarnación dejó sobre la mesa varias propuestas: diferenciar entre actividad económica y aprovechamiento de vivienda habitual, fijar límites y requisitos, aportar criterios urbanísticos, como actuar de forma coordinada entre las administraciones y dotar a los ayuntamientos de competencias en esta materia, modificar las leyes para incluir esta modalidad, tener en cuenta a los terceros afectados (a los vecinos) y mejorar el funcionamiento de la inspección y el control.

Fiscalidad

Ester Machancoses, de la Universidad de Valencia, habló sobre los aspectos fiscales. Dijo que las plataformas no estaban pensadas para desarrollarse como lo han hecho y han perdido el ideal romántico que tenían. Por ejemplo, en Madrid, el tres por ciento de los ofertantes controlan el 14 por ciento de las ofertas. Señaló que primero hay que documentar los efectos para saber qué medidas hay que tomar y analizó los impuestos que se pagan o se pueden pagar. En cuanto al IRPF, los propietarios de las casas pueden tributar por actividad económica o por rendimiento de capital inmobiliario. Habló de la posibilidad de poner un impuesto sobre estancias turísticas, como la ecotasa, que en Cataluña ya existe y no ha afectado a que los turistas quieran seguir visitando la región. Respecto a las plataformas, señaló que el reto es conseguir que tributen más que ahora. En la actualidad, solo pagan en España si tienen un establecimiento permanente. Airbnb facturó el año pasado 35 millones de euros y pagó 80.000. Francia, Italia, Alemania o España están buscando la fórmula para que tributen más pero no puede ser una solución individual, sino de todos los países de la Unión Europea, y hay países, como Luxemburgo o Irlanda “que no van a querer”. Propuso dos medidas: la llamada tasa google, que se pagaría en función del valor que generan los usuarios, y otras más a largo plazo, como cambiar el concepto de establecimiento permanente. También propone la colaboración de las plataformas para que en ellas se anuncien sólo particulares y no empresas, como ha hecho Amsterdam en una de ellas.

Ester Machancoses y Joana Socias

Modelo insostenible

La última ponente fue Joana Socias, de la Universidad de Baleares. Destacó, en primer lugar, que el Derecho público, del que son profesoras las cinco ponentes, tiene mucho que decir en este caso en favor del interés general. Dijo que es innegable que el alquiler vacacional es un modelo de negocio y que en algunas partes, como Venecia, Amsterdam o Palma se ha vuelto “casi insostenible” e interfiere en la economía de la ciudad, y que, frente a esto, hacen falta “negocios y ciudades “con alma”. Esta forma de turismo no sólo altera el modelo turístico sino que penetra en el tejido de la ciudad y la transforma y aunque genera riqueza y se reparte, también genera contaminación, gentrificación, falta de dotaciones y causa problemas en el acceso a la vivienda. Como afecta a muchos sectores se pueden poner límites, como la zonificación, fijar un techo de plazas, prohibirlos en edificios plurifamiliares o en viviendas que tengan menos de cinco años… El Consell insular de Mallorca está preparando unas normas que vincularán a los ayuntamientos. Pero además de las competencias urbanísticas es necesario cambiar las estructuras internas porque sigue habiendo una gran carencia, por ejemplo, de inspectores. Sobre la regulación en Canarias, dijo que es una de las más conflictivas porque no quiere afrontar la situación, sino favorecer a la oferta ya implantada. Socias considera que el Estado debe implicarse porque hasta ahora se ha limitado a recurrir, a través de la CNMC, las leyes autonómicas, que no suelen justificar bien su regulación en la exposición de motivos en la que hay que aludir a razones de interés general. De todas formas, las sentencias en contra sólo anulan algunos aspectos de esas leyes, pero la mayoría de los artículos siguen en vigor.

Algunas soluciones

El seminario terminó con una mesa redonda con todas las ponentes en la que se abordaron posibles soluciones desde diversos puntos de vista. En primer lugar, se planteó la necesidad de diferenciar entre particulares y empresas e incrementar los requisitos para éstas con el fin de limitar la oferta o igualarla al resto de la oferta turística. También se habló de la exigencia de tomar otras medidas en políticas de vivienda para garantizar el acceso de los ciudadanos. Se apuntó la condición de colaborar con las plataformas y sacar a los profesionales de ese ámbito, de adaptar la regulación a la realidad de cada ciudad o comunidad autónoma y de la importancia de coordinar las medidas entre las diferentes administraciones.

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La riqueza etnobotánica de Lanzarote: “Lo árido tiene sus sorpresas”

 

En el año 2000, Jaime Gil y Marta Peña, ingenieros agrícolas, comenzaron a recoger el conocimiento popular sobre las plantas silvestres de Lanzarote. Gran parte de ese conocimiento se ha plasmado en dos libros: Los cultivos tradicionales de la isla de Lanzarote y Usos culturales de las yerbas en los campos de Lanzarote, y están preparando la Guía visual de la flora de Lanzarote. Ambos impartieron en la sala José Saramago, los días 20 y 21 de febrero de 2018, el taller Lanzarote, ilusión botánica. Etnoflora de una isla desértica. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, destacó en la presentación que uno de los objetivos del taller es el de poner en valor el medio natural de la Isla y ayudar a ver lo que no se ve a simple vista. Citó al poeta Amadou Hampaté Ba, “el más grande recopilador de historias africanas”, que como Gil y Peña, transmitía el saber de pastores y agricultores, y decía que “en África, cuando muere un anciano, arde una biblioteca”. En este caso, Gil y Peña han estado “anticipándose a las cenizas”.

El director del curso, Jaime Gil, comenzó la primera de sus intervenciones señalando que Lanzarote no es tan desértica como parece: “Lo árido tiene sus sorpresas”, dijo, y comparó La Palma, paradigma de la frondosidad, con 850 especies diferentes, con la árida Lanzarote, con 720. En Lanzarote se cuentan como endemismos doce especies, cinco subespecies y cinco variedades, aunque no son las que tienen mayor uso etnobotánico. Algunos de estos endemismos, como Gymnosporia, de la que sólo se encuentran seis ejemplares en la Isla, están en peligro de extinción.

La segunda parte de la primera jornada se centró en mostrar la metodología del trabajo etnobotánico. Para ello, definieron en primer lugar la etnobotánica, que es la disciplina que estudia la relación de las plantas con el ser humano y está “a caballo entre las ciencias naturales y las humanas”. En Canarias, esta disciplina está en manos de etnógrafos, principalmente, y en el pasado se dedicaron a ella maestros de escuela. “Es una cultura amplísima que abarca todos los aspectos de la vida”, señaló Gil. Por su parte, Peña explicó el trabajo de campo, que consiste en entrevistar a personas de avanzada edad para que transmitan el conocimiento sobre los usos de las plantas en su niñez, y remontarse así lo más atrás posible en el tiempo. Para la entrevista, recogen muestras de yerbas cercanas y se las muestran. Después se transcriben las entrevistas y, si se puede, se sale al campo con estas personas. Luego está la fase de herborización, con recogida de muestras, lo que permite vincular los nombres vernáculos con los científicos, porque es “muy importante una correcta determinación botánica”.

Gil abordó el origen de los nombres populares de las plantas, que son “de una riqueza extremada”. Distinguió entre nombre vernáculo, que es de los antepasados y nombre común, que puede ser reciente. Por ejemplo, se ha popularizado el aloe frente a su denominación como sábila, o la amapola por la majapola. En Lanzarote hay una gran presencia de nombres con sonoridad aborigen y también hay nombres distintos en cada isla para la misma especie. La rilla en Lanzarote es la collejera en Fuerteventura o el jarrabuey en El Hierro. Los nombres populares nacían por varios motivos: están los que se ponen porque su forma, principalmente la del fruto, se parece a algún objeto, los que se parecen a formas de animales, los que aluden a alguna cualidad o característica de la planta, a sus propiedades sanadoras, a su sabor… “Siempre son nombres prácticos, señaló.

La segunda jornada del taller se centró en los usos de las plantas. Primero en los usos alimenticios, que están asociados a épocas de hambruna. En Canarias se consumen unas cien especies, aunque no todas con la misma importancia en la dieta. Es común, por vergüenza, que las personas admitan que comían esas plantas, pero siempre señalan que lo hacían otros. Una de las más importantes es el cosco, con cuyas diminutas semillas se hacía gofio, y que provocó algún enfrentamiento porque no sólo era una planta de supervivencia sino que también se exportaba para fabricar piedra barrilla. Otras semillas comestibles de uso común eran las del cardo de burro y la majapola de corneta. De menor importancia, “tipo snack”, eran la chinipilla, la chabusquera, los frutos del moralillo, del espino o la vinagrera, las hojas de las cerrajas, del jaramago o del jediondo, muy parecido a la rúcula, y las papas crías. La tabaiba no se comía pero se recolectó con fines industriales para hacer chicles, y hubo una marca muy famosa, en Barcelona, que llegó a patrocinar un equipo de la Vuelta Ciclista a España en los años cuarenta: Chicles Tabay.

Como gran parte de la población no tenía acceso a médicos, buscaban un uso medicinal en las plantas. Peña advirtió que “las plantas no son inocuas” y que “el umbral entre el beneficio y el daño es muy pequeño”. Una característica que se repite en el Archipiélago es que, tanto las mezclas de varias yerbas, como las dosis, siempre son números impares: tres, cinco o siete.

Entre las plantas más usadas estaba el tajosé, que puede tener propiedades abortivas. Otras para el aparato reproductor, alivio de dolores menstruales o expulsión de la placenta, son el amuley, la servilleta o la alhucema. Para el aparato respiratorio se usaban la yerba clin, “para las puntadas de pulmonía”, la brotona, para catarros, la borraja, ya desaparecida de Lanzarote o la doradilla. Para la fiebre se usaba la estrella de mar o la sanguinaria. La cerraja, para los golpes y aliviar el dolor de muelas y el bobo, cuyas hojas son muy tóxicas, para cataplasmas y para curar bultos. Para las infecciones de orina se usaba la malva o el marrubio, y las majapolas para afecciones nerviosas.

Las plantas también servían para los animales. El uso veterinario lo han transmitido los pastores, que hacían “encañaos” para las fracturas de las patas de las cabras con palos de jiguerilla y usaban muchas otras plantas similares a las que se aplicaban a las personas. Y también sabían las que eran malas. La triguera es peligrosa para burros y caballos, otras provocan hemorragias porque acumulan nitrógeno, como el agonal o el cenizo, y otras, como el romerillo, son buenas en seco pero en verde “son un veneno”. Gil señaló que entre las plantas forrajeras, las más apreciadas por los ganaderos son las que tienen sonoridad aborigen, y probablemente ya las usaban los mahos.

Después de trabajar en todas las islas, Gil y Peña han podido comprobar que el conocimiento popular sobre las plantas en las islas orientales, que no tienen árboles, es mayor que en las otras islas que son más verdes. Gil señaló, al finalizar el taller, que uno de sus objetivos era que los asistentes, más de setenta personas, salieran más sensibles de lo que entraron. Y otro, dignificar estos conocimientos populares.

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Taller: “ECO-ESTéTICAS. El arte como medio para repensar la ecología” impartido por Blanca de la Torre los días 27 y 28 de noviembre

Blanca de la Torre aborda en Ecoestéticas las propuestas artísticas más relevantes sobre la ecología

“El desbordamiento de los límites del Planeta nos sitúa en un cambio de ciclo histórico que afecta a la médula ósea de la vida”. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, abrió el taller Ecoestéticas. El arte como medio para repensar la ecología, impartido por la comisaria de arte Blanca de la Torre los días 27 y 28 de noviembre en la sala José Saramago. “Nuestros patrones de consumo dicen que así la vida no aguanta”, señaló. En este contexto, el arte se hace eco de estos desafíos, dialoga con ellos y sirve como herramienta para plantear preguntas. Pero el tiempo apremia “y el Planeta no puede esperar por nuestra pasividad, hay que avanzar a escenarios más democráticos, más justos y más sostenibles”.

Blanca de la Torre comenzó con una cita sobre la urgencia, la advertencia de Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, de que 2017 sería el año en que la puerta se cerraría para impedir que la temperatura del Planeta subiera dos grados centígrados. De la Torre considera que la única forma de entender la ecología es a través de la ecología política y aseguró que el arte es necesario para afrontar la crisis ecológica por su capacidad de comunicación y porque puede activar cambios de comportamiento. “No basta con comprender los datos científicos”.

Primero expuso los precedentes de la ecología en el arte contemporáneo, desde 1843 con el primer libro ilustrado con fotografías de cianotipos de algas, de Anna Atkins, la primera fotógrafa, a otras manifestaciones artísticas, como el cuadro En el tiempo de la armonía (1893) de Paul Signac, la casa Dymaxion de Fuller en 1945 o La primavera silenciosa (1962), de Rachel Carson, un libro que advertía de los peligros para el medio ambiente y en el que se trató, por primera vez, el efecto que tiene la aplicación de insecticidas en los seres vivos, constituyendo un “punto de partida del pensamiento ecológico contemporáneo”.

Hybris

La directora del taller expuso durante la primera jornada distintas miradas de artistas sobre los problemas medioambientales, reunidas en la exposición Hybris. Una posible aproximación ecoestética, de la que ella misma es la comisaria y que se expone en el MUSAC de León. La exposición está dividida en tres capítulos. El primero es Soluciones, dedicado a intervenciones que aportan soluciones prácticas a problemas ecológicos. Están incluidos Alan Sonfist, Patricia Johanson o el proyecto de los 7.000 robles de Joseph Beuys en Kassel en 1982, pero también Zigor Barayazarra y sus abrigos vivos, Santiago Morilla con su “bicihuerta” para crear espacios verdes, Amy Balkin, que solicita la inclusión de la atmósfera como patrimonio a proteger o Nicole Dextras y sus jardines portátiles. Reutilizaciones es el segundo capítulo, que recoge obras realizadas con materiales naturales o encontrados en la basura, como los de Herman Prigann, que recupera espacios degradados, Carmen Casulá y su banco de memoria de agricultores, el ecografitti en forma de rana de Juan Zamora o la instalación de Juan Carrión que denuncia la sangre derramada para lograr el coltán que se usa en los teléfonos móviles. Otras propuestas son las de Jorge Barbi y sus fotos de excrementos de gaviotas, o los discos de agua congelada de glaciares de Islandia, de Kathy Paterson, que se derriten tras escucharlos una sola vez.

El tercer capítulo es el de Acciones, con la participación de Regina José Galindo, Fernando García-Dory, Agnes Denes, que creó una montaña artificial con 11.000 plantas sembradas por 11.000 personas, Nilo Gallego y Felipe Quintana con un coro de 3.000 ovejas o Hiroshi Sunairi, que recogió semillas de árboles supervivientes de la bomba atómica de Hiroshima y las reparte por el mundo.

Teorías

La segunda parte de la primera jornada estuvo dedicada a las principales teorías en torno a la ecología en el pensamiento contemporáneo. Entre los principales teóricos están Félix Guattari, Gregory Bateson y su concepto de salud ética e incluso Ortega y Gasset, que ya advierte que el hombre adapta la naturaleza a sus necesidades. Otros clásicos son Murray Bookchain, que vincula la ecología social al anarquismo, Henry David Thoreau, que se fue a vivir a una cabaña en el bosque construida por él mismo en 1845 y Aldo Leopold, otro de los pioneros con su obra Almanac, en la que explica la necesidad de que la humanidad practique una ética natural. De la Torre también citó a Arne Naess y el concepto de ecología profunda, que critica las soluciones que siguen aplicando estrategias del capitalismo, o Timoty Morton, que aborda el problema desde la ironía y plantea renunciar a la idea de naturaleza para dar cabida a la ecocrítica y la cultura ambiental. Más actuales y más cercanos son Jorge Riechmann o Joan Martínez-Alier y su ecologismo de los pobres, o David Harvey que habla de la acumulación por desposesión, Rob Nixon que apunta la violencia lenta que reciben las capas más desfavorecidas de la sociedad y Razmig Keucheyan y el Movimiento por la justicia ambiental. Junto a estos, autoras ligadas al ecofeminismo, como la escritora Arundhati Roy, Vandana Shiva, que habla de la explotación de la naturaleza como la opresión de la mujer o Alicia Puleo, de la Universidad de Valladolid. Y finalmente, autores de la teoría del decrecimiento como Bruno Latour o Carlos Taibo, que plantean que en un Planeta con recursos limitados no puede haber un crecimiento ilimitado.

Imbalance

La segunda jornada se abrió con otra exposición colectiva, Imbalance, comisariada también por De la Torre en la ciudad polaca de Gdansk, dividida en cuatro ejes y presidida por la Mesa de negociación de Antoni Muntadas, una mesa con doce mapas del reparto de la riqueza del mundo. La primera parte de la muestra, Domesticación del paisaje, muestra obras como las de Sergio Belinchón, que fotografía extrarradios de ciudades o el fotógrafo Xavier Ribas, que muestra los efectos secundarios del ocio en los modos de ocupación del territorio de las sociedades contemporáneas. La segunda parte, Catástrofes medioambientales, cuestiona que se trate de hechos naturales y no motivados por el ser humano. Incluye las obras de Allan Sekula sobre el Prestige, Jun Nguyen-Hatsushiba, denunciando las enfermedades por contaminación por mercurio en la región japonesa de Minamata, Máximo González y su proyecto para la reutilización de vehículos obsoletos, como maceteros de árboles frutales, después de la desaparición del petróleo. En la tercera parte, Gestión de recursos y hábitos de consumo, están las propuestas de Chus García Fraile o Andreas Gursky, y la cuarta, Mirando al Sur Global, está inspirada en teorías como la del ecologismo de los pobres, en quienes recae la mayor parte de las consecuencias negativas, con las obras de Marjetica Potrč y su Caracas House o el colectivo Superflex que construyeron en África unidades móviles para hacer gas metano a partir de la basura doméstica.

Otros aspectos

La última parte del taller estuvo dirigida a intervenciones artísticas que abordan diferentes aspectos de la ecología. En el apartado de derechos de los campesinos, De la Torre expuso las propuestas alternativas de Asunción Molinos-Gordo, basada en ejercicios de caligrafía en países de Oriente Próximo, Critical art ensemble para eliminar la agricultura multinacional, o Inland, un proyecto de aldea reconstruida en Asturias con el lema “arte, agricultura y territorio” o las propuestas de la mexicana Minerva Cuevas contra famosas marcas comerciales.

El racismo ambiental lo trata Mel Chin, que realizó un proyecto de creación de dinero en escuelas sacudidas por el huracán de Nueva Orleans que después fue cambiado por dinero real para donaciones. Sobre el petróleo y el gas trabajan Oilwatch, una red de resistencia a actividades petroleras, el colectivo Platform que actúa contra el arte esponsorizado por la industria petrolera o The yes men y su película The yes men are revolting en la que ridiculizan a directivos de grandes corporaciones. Por otra parte, Diego Arribas, Edgard Aragón, Ursula Biemann y Paulo Tavares trabajan sobre los efectos de la minería.

Denunciando la situación de los bosques trabaja Green belt movement, fundada por Wantari Matai en 1977 y que desde entonces ha plantado 51 millones de árboles y ha logrado que 31.000 mujeres se capaciten en la silvicultura, o el movimiento Chipko, precursor del ecofeminismo, que surgió en el Himalaya en 1973 para evitar la tala de árboles, abrazándolos. La polaca Cecylia Malik realizó una propuesta similar mediante fotografías, que se acaba convirtiendo en una acción colectiva. Otro movimiento destacado es el Seringueiro, de los recolectores de caucho en Brasil.

Aosis es una coalición de islas que denuncia los peligros del calentamiento global y la subida del nivel del mar. Re-locate Kivalina, en Alaska, es un proyecto para realojar una isla afectada por la erosión. En el apartado de refugiados climáticos, categoría aún no recogida por Acnur, trabaja el colectivo Argos, y sobre las semillas, alza la voz Vandana Shiva, contra Monsanto y su biopiratería y su política de propiedad intelectual de las semillas, que ha provocado en India el suicidio de muchos campesinos obligados a endeudarse. Se refirió De la Torre a la “cheap fashion” y la concienciación sobre la moda a bajo precio, el cultivo y el manejo del algodón, que esclaviza a las comunidades. Los problemas del agua, o de su escasez, los abordan Ichi Ikeda y Navjot Altaf, que crea una estructura para generar fuentes donde no hay acceso al agua.

El taller terminó con las aportaciones de los alumnos, con propuestas de alternativas ecológicas, un balance de las dos jornadas, y con esta frase de Ernst Bloch: “Incluso en los tiempos más oscuros, el arte proporciona al espectador la visión latente de la utopía”.

Más información, horarios y objetivos del TALLER, en PDF:

objetivos y horarios taller ECO-ESTéTICAS

Nota de prensa en PDF:

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Taller “La vida en las calles. De los coches a las personas”, impartido por Màrius Navazo los días 15 y 16 de noviembre

Los días 15 y 16 de noviembre, la Fundación César Manrique (FCM) organizó el taller La vida en las calles. De los coches a las personas que tuvo lugar en la Sala José Saramago (La Plazuela, Arrecife) de la FCM, impartido por Màrius Navazo, geógrafo y asesor en planificación urbana. El taller estuvo dirigido, especialmente, a arquitectos, gestores públicos, integrantes de oficinas técnicas con responsabilidad en gestión urbanística y miembros de colectivos sociales.

El taller La vida en las calles. De los coches a las personas, de 6 horas de duración, se impartió en dos sesiones de tarde en las que hubo una parte teórica y un tiempo para debate, en cada una de las sesiones.

“Abordar los problemas de la movilidad es una tradición en la programación de la Fundación César Manrique, que lleva dos décadas trabajando sobre movilidad alternativa… Aunque no hemos tenido mucha fortuna”, señaló el director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera en la presentación del Taller. La movilidad vuelve a estar en el centro de atención en Lanzarote, con el debate sobre la peatonalización de la Avenida de Arrecife. Gómez Aguilera señaló que “el coche no puede ordenar la vida de los ciudadanos, no puede ser el gran urbanista de las ciudades”, y para ello hay que construir nuevas relaciones de ciudadanía y “reapropiarnos del espacio público”, que es el espacio de la democracia y de la equidad. Con el fin de humanizar la calle y que la persona sea el centro “hace falta un cambio de paradigma con ambición política”.

Qué hacer con los coches

Màrius Navazo trabaja habitualmente en planes y proyectos de movilidad en municipios de Cataluña pero también ha trabajado en Boston y Cambridge: “Soy técnico de movilidad pero lo que me apasiona es la vida en las calles”, afirmó. Comenzó señalando que el reto consiste en qué hacer con los coches y señaló que hay un marco legal que hay que cumplir y que tiene que ver principalmente con la salud pública; pero también hay otros retos como la autonomía de las personas, los vínculos entre estas y su entorno urbano o la seguridad ciudadana, que no son obligatorios pero son deseables. “Necesitamos un cambio de modelo y lo esencial es que hace falta aminorar el número de coches y de motos”.

En Cataluña hay una Asociación para la promoción del transporte público que organiza carreras urbanas entre medios de transporte: autobús, coche, metro, moto, bici o peatón, “cumpliendo todas las normas”. En Barcelona, de doce carreras, el coche fue último o penúltimo en nueve de ellas. Ganaron el peatón o la bici y en alguna ocasión la moto o el transporte público. En Hospitalet, de cinco carreras, el coche fue último en dos, y en Sabadell fue el más lento en las cuatro carreras. ¿Y por qué el coche no es el más rápido? Porque tiene que aparcar, porque hay semáforos y porque hay muchos coches. “Se demuestra que la velocidad baja y constante es más veloz que una que pueda ir rápido pero tenga que parar mucho”.

El coche “es maravilloso si hay pocos”, dijo Navazo, y tiene una característica que no tiene el resto: es el único que congestiona su propia infraestructura. Si se construyen más carreteras o más carriles, lo que se hace es invitar a usar el coche, y se acaban congestionando todas. Otros medios no colapsan sus infraestructuras y si éstas se crean, aparecen los usuarios. El sistema de bicicletas públicas en Barcelona se puso como objetivo para su primer año alcanzar los 15.000 usuarios y se consiguieron 100.000.

De la calle pasillo a la calle habitación

Por lo tanto, para no llegar al umbral en que el coche deja de ser eficiente, hay que llevar a cabo medidas de disuasión del coche y eso sólo se consigue dificultando la circulación y el aparcamiento. “El derecho es la accesibilidad, poder llegar a los sitios que se quiere llegar”, pero no necesariamente en coche. El aparcamiento, a su vez, influye decisivamente en las calles, y tampoco es un derecho, sino que ocupar un espacio público gratis con un bien privado, es un privilegio. Navazo explicó que actualmente la mayoría de las calles están diseñadas sólo para pasar por ellas y para que se vaya rápido con el coche. “Hemos trasladado el mundo predecible de las carreteras interurbanas al centro urbano, donde las calles son impredecibles”. Hay tres reglas de oro para que los coches vayan rápido: rectitud de la calzada, anchura generosa y que las calzadas esté bien segregadas de los peatones. El coche, en un centro urbano, debe tener otras reglas del juego, y para que haya seguridad en esas calles hay que circular más lento y “subrayar que son impredecibles”. “La presencia de personas es lo que hace que se calme el tráfico. Si la calle está vacía se corre más”, señaló Navazo, que plantea pasar de la calle pasillo a la calle habitación, haciendo lo contrario de lo que marcan las tres reglas de oro anteriores. En una calle habitación, el coche es el invitado, no el anfitrión y su papel el de “un invitado que pasa con pudor”. Ese objetivo de calmar el tráfico se consigue con medidas, con intervenciones “que tienen más relación con el arte que con la ingeniería”.

Convertir espacios en lugares

La segunda jornada del taller dejó atrás el coche para poner el foco en la vida en las calles, “el fondo del asunto”, según Navazo, que planteó cómo es posible que hayamos logrado crear espacios tan poco acogedores, y expuso las conclusiones del trabajo de William H. Whyte. Este investigador colocó cámaras en algunos rincones de Nueva York para observar y analizar cómo se comporta la gente y que espacios funcionan socialmente y cuáles no. Las conclusiones con previsibles. La presencia de asientos, sol y sombra, árboles, agua o puestos de comida favorece la vida en las calles.

Otro arquitecto, Jan Gehl, autor de la publicación La vida social en los pequeños espacios urbanos, habla del concepto de ‘placemaking’, hacer lugares, o convertir espacios en lugares, que no es lo mismo que el diseño urbano. Para cambiar esos lugares, primero hay que saber qué usos quiere la comunidad que los disfruta, y después plantear estrategias que sean “ligeras, rápidas y baratas”. El último paso sería la gestión del lugar.

En Granollers eran los comerciantes quienes querían que se peatonalizaran las calles. Cuando se peatonalizó el centro, aquellos que tenían sus comercios en la antigua carretera general pidieron que se siguiera por esa zona. Como no había presupuesto, se cerró la carretera al tráfico durante los fines de semana y los comerciantes instalaban su propio mobiliario urbano. Es un ejemplo de una intervención rápida y barata.

La calle Ricomá, también en Granollers, es otro ejemplo inspirador de actuaciones de este tipo. Navazo trabajó en esa calle como consultor. Era una calle pasillo, estrecha, con coches aparcados a un lado y poca vida. Se cambió sin coste. Se pusieron dos piezas de cemento en mitad de la longitud de la calle, con lo cual los coches podían llegar hasta esa mitad pero no traspasarla, se colocó un banco y la gente empezó a llenar el espacio público: los niños jugaban en la calle, los bares sacaron terrazas, la gente se sentaba en su puerta… A los dos meses decidieron que querían seguir así, cambiaron el cemento por un árbol, y poco después, vecinos que no se conocían unos meses antes, organizaron en la calle una castañada, y después una calçotada y una butifarrada. Nueva York y París son otros dos ejemplos. Pusieron en marcha programas para que fueran los vecinos los que se implicaran. En Nueva York, las asociaciones podían solicitar la peatonalización, “y así la administración pasa a ser un árbitro”, y en París iniciaron un programa de apadrinamiento de un rincón verde.

Medidas para calmar el tráfico

“Si cambiamos las reglas del juego y priorizamos el espacio para el peatón conseguimos una infraestructura de transporte mejor que la que teníamos”, dijo Navazo, porque la calle no sólo sirve para los coches, sino para bicis, motos, peatones y para permanecer en ella. El director del taller planteó un “proceso de tanteo y error”: transformar la calle, dejar que pasen tres meses y valorar después la transformación. “Hacerlo así permite limar las reticencias al cambio”, y la decisión final de si se deja o se vuelve para atrás es de los ciudadanos. “Una vez que pasas a la acción aparecen aliados”, señaló.

El objetivo de calmar el tráfico, en todo caso, es que los coches vayan más lento y el peligro sea menor pero también conseguir más equidad, salud y convivencia. Hay que determinar en qué calles se interviene. Tres de cada cuatro calles no forman parte de la red viaria principal, y en estas, para calmar el tráfico, se pueden cambiar los sentidos, modificar los semáforos, poner obstáculos, hacer cambios en las intersecciones, estrechar la calzada, romper la linealidad o actuar pintando sobre el asfalto, entre otras muchas medidas que expuso Navazo con explicaciones y un amplio abanico de imágenes.

 

Información Taller. Horarios y objetivos. PDF:

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Nota de prensa del Taller en PDF:

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El taller de Cine y audiovisual de usuario facilita las herramientas para “hablar” este lenguaje

Alejandro Krawietz es socio fundador del Aula de Creación Audiovisual AUcrea, director del Festival de documentales MiradasDoc, asesor del Festival de cine medioambiental de Canarias, agente cultural y poeta. “Un gran conocedor de las claves de la cultura en Canarias, tanto pública como privada”, según señaló el director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, durante la presentación del taller Cine y audiovisual de usuario que Krawietz impartió en la Sala José Saramago los días 18 y 19 de abril de 2017.

Gómez Aguilera avanzó que la FCM pretende abordar esta materia en sucesivas ocasiones porque se trata de una herramienta de comunicación y un lenguaje que se impone, “ofrece muchas posibilidades” y “tiene sus propios códigos” a pesar de su cotidianeidad. El lenguaje audiovisual también puede ayudar, según el director de la FCM, a elaborar y distribuir contenidos tanto desde el asociacionismo como ejerciendo simplemente el papel de ciudadano.

El director del taller explicó que su contenido supone una iniciación, un encuentro “con un lenguaje que hay que empezar a hablar ya”, tal y como pasó con la informática de usuario. Afirmó que la posibilidad de comprender este lenguaje, incluso en su versión “más audaz”, ya está “en nuestros genes”. “Pero no basta con comprender sino que hay que empezar a hablarlo”, dijo Krawietz, que aseguró que hace sólo diez años el taller hubiera sido imposible porque los costes no permitían su desarrollo doméstico. Sin embargo, desde hace unos años, tanto en la producción como en la distribución, en Internet y las redes sociales, “el mundo audiovisual se está democratizando”.

En el taller participaron veinte personas, algunas familiarizadas ya con el lenguaje audiovisual, antes y después de la era digital, y otras animadas por la curiosidad. Las dos sesiones tuvieron un carácter práctico, aunque el primer día comenzó, tras el visionado de varios fragmentos de piezas documentales, con algunas nociones teóricas sobre las partes que componen el lenguaje audiovisual o los tipos de planos.

El método para introducir a los alumnos en el lenguaje audiovisual se basa en la creación de una pieza breve. Krawietz destacó que, como en el caso de la literatura, donde la mayor parte de las creaciones se decantan por la novela frente a la poesía o el ensayo, en el lenguaje audiovisual también, a pesar de las numerosas posibilidades, la mayoría se decanta por la ficción. Sin embargo, considera que el documental es más asequible, y que “genera ensueño”, porque “dan ganas de hacer uno cuando se ven documentales”. Su coste también es mucho menor: una media de entre 30.000 y 120.000 euros frente a los seis millones, de media, que cuesta una producción de ficción en España.

La segunda jornada del taller comenzó con la exposición a los alumnos de las diferentes herramientas con las que pueden trabajar, desde cámaras digitales, diversos micrófonos, focos y equipos de iluminación, trípodes, etc., y las técnicas de rodaje. “Hacer cine es grabar conversaciones y transiciones hacia otras conversaciones”, explicó Krawietz.

Después, los alumnos se repartieron los papeles necesarios para el trabajo. De esta forma, apareció un director, un ayudante de dirección, productores, iluminadores, sonidistas, operadores de cámara, script, encargado de la claqueta, etc… El objetivo era la creación de una breve pieza audiovisual: una entrevista para el programa ficticio Diario de actualidad a una imaginaria María Álvarez, psicóloga y socióloga, sobre la violencia en el deporte.

Mientras unos alumnos preparaban el guión de la entrevista, el resto preparaba el set de rodaje y aprendían, mediante el debate, a decidir dónde colocar la cámara, cuántos planos se ruedan y de qué tipo, si abiertos o cerrados, o dónde colocar los focos. Tras el rodaje llegó el turno del visionado, la edición o postproducción de la pieza con el programa imovie y el fin del taller. 

Nota de prensa taller Cine y audiovisual de usuario en la FCM:

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Programa del taller:

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Taller «Tejer el territorio. Una perspectiva etnográfica»

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El escritor y etnógrafo José Luis Puerto impartió el taller “Tejer el territorio. Una perspectiva etnográfica” los días 4 y 5 de abril en la sala José Saramago (Arrecife) de la Fundación César Manrique. El objetivo principal del curso era el análisis del paisaje, la conservación del patrimonio o del territorio, desde el punto de vista de la etnografía. El taller se planteó partiendo de cómo el ser humano, “ese yo grupal”, según señaló el director del curso, realiza una serie de acciones en cualquier comunidad, en el espacio en el que habita, de tal modo que ese espacio se convierte en territorio, en un espacio de cultura.

“Se habita y surge el hábitat, se edifica y surge la arquitectura tradicional, se trabaja y surgen actividades agrícolas o artesanas…”, señaló Puerto, que destacó y centró su estudio en cuatro acciones que realizan los hombres en todas las comunidades: habitar, trabajar, celebrar y descansar. “En todo territorio aparecen estas acciones del ser humano”, aseguró, destacando, que hay más acciones que caracterizan a las comunidades humanas, aunque en esta ocasión quiso poner el acento en aquellos aspectos de la cultura material y no en aquellos que conforman la tradición oral como las acciones de crear, creer o imaginar.

Cada una de las cuatro ponencias del taller estuvo dedicada a una de estas acciones, que puestas en común, dan una idea de cómo se teje el territorio a través de esos cuatro hilos y a través del tiempo, que, por una parte, es lineal (las generaciones de hombres y mujeres se van sucediendo) y por otra, está condicionado por la Naturaleza. El director del curso fue transmitiendo a los alumnos (algunos de los cuales provenían del mundo educativo, del  administrativo o del ámbito del turismo) una serie de “fogonazos, ideas o perspectivas” para que adquieran las herramientas necesarias para hacer una investigación etnográfica, para saber cómo se puede conocer el patrimonio, cómo valorarlo para preservarlo y cómo se configura una identidad, que, destacó, “nunca es cerrada sino compartida con el mundo al que pertenecemos”.

El curso ofrecía una metodología de estudio de los territorios, abordando distintos aspectos de cada uno de esos cuatro campos: los materiales, elementos decorativos o ritos referentes a la arquitectura tradicional; la vida pastoril, la agricultura; las fiestas populares, los ritos de paso o los juegos y la forma en que se emplea el tiempo de ocio, finalmente. Puerto fue introduciendo estos aspectos, primero desde un punto de vista teórico, para después pasar unas imágenes ilustrativas de aquello que se va explicando y que pertenecen, principalmente, a ejemplos de la realidad que más ha trabajado este etnógrafo, el Oeste de Castilla y León y la comarca de Las Hurdes en el Norte de Extremadura.

El estudio etnográfico se tiene que articular, según explicó José Luis Puerto, mediante dos vías, la teórica y la práctica. “Para saber en etnografía hay que leer mucho, pero hay que enterarse de la cultura tradicional, hay que ir al territorio y hacer trabajo de campo”, señaló. “Pero claro —subrayó—, este trabajo no se puede hacer de cualquier manera, hacer una tarea etnográfica no es ir con una grabadora y ver qué se le ocurre al anciano con el que me encuentro, sino que tienes que saber a qué vas, qué quieres estudiar, qué quieres documentar, no es la ocurrencia del momento”. “En etnografía, el trabajo de campo es fundamental, pero siempre ha de estar fundamentado”. Para ello puso varios ejemplos de cuestionarios, que se pueden adaptar para estudiar cada caso particular, cada territorio. Hay que volver una segunda vez al lugar de la investigación porque “te están esperando, has reactivado su memoria, la ‘memoria dormida’ y tienen más detalles que te pudieran interesar”.

Una de las conclusiones del taller es que los seres humanos se comportan de modo muy parecido en cualquier territorio, pero utilizando los elementos que tienen a su alrededor y la cultura en la que viven. “Un campesino americano va a utilizar las herramientas a su alcance para lo mismo que uno europeo o uno asiático”. “Tenemos más en común de lo que parece —señaló Puerto—, y cada uno lo adapta o lo crea a partir de su realidad”.

El estudio etnográfico de un territorio sirve para poner en valor aquellos elementos propios, pero también para desmitificar. “En Lanzarote se podría estudiar la cultura tradicional de la Isla, pero eso no quiere decir que esa cultura sea una cosa cerrada, sino que también hay una universalidad”, aseguró el director del taller, que advirtió de un peligro: la manipulación política de la etnografía, que acaba por hacer una construcción interesada del pasado. “No se puede crear o inventar —dijo— una identidad interesada de una región porque eso es una recreación, una falsificación”. “Hay que documentar lo que se produce tal cual y el gran trabajo pendiente es la posterior comparación”, añadió. Por último, alertó de otro peligro, el de la escenificación de las propias tradiciones, que se repite prácticamente en todos los territorios que reciben turistas: “eso es una profanación de la identidad”, señaló Puerto.

Más información: Nota de prensa