Creadores en emergencia: La industria cultural en la era de Internet y nuevos lugares de encuentro
Actividad desarrollada con una subvención del Gobierno de Canarias.
La industria cultural en la era de Internet y nuevos lugares de encuentro.
La tercera jornada del taller comenzó con la intervención de Daniel Barreto, ensayista y filósofo que comentó estar más cerca de la insurgencia que de la emergencia. Analizó el concepto de industria cultural, que se suele tomar como algo positivo aunque Adorno, creador del término, lo hizo con un sentido crítico porque la industria convertía tendencialmente la obra de arte en una mercancía, ya que antes de ella la obra no estaba traducida a una relación instrumental. La industria significa una pérdida de ese espacio de relativa libertad. Los productos culturales se van estandarizando. Hay productos culturales que se consumen porque logran que se cree “la ilusión de pertenecer a algo”. No obstante, no toda la industria cultural debe ser rechazada en bloque porque existen resistencias y cabe la posibilidad de apropiarse de ella para darle originalidad. No hay nada fuera de la industria cultural pero puede haber formas de reapropiación de los recursos en un sentido distinto a la línea general. Se preguntó cómo se ha transformado la industria cultural con la aparición de las nuevas tecnologías. En este sentido, Internet permite la interacción pero coacciona la emisión, dificulta la función de pertenencia. El teléfono móvil, que es para transmitir contenidos, en realidad se transmite a sí mismo: el mensaje es el medio.
Bejo, de 26 años, es músico a pesar de no saber tocar un instrumento y de tener poca intención de dedicarse a la música. También pinta. Explicó su trayectoria y aseguró que ahora no hace falta una infraestructura complicada para dedicarse a la música. Antes la industria estaba más centralizada y ahora la tecnología permite hacer muchas cosas, como en el Renacimiento, con herramientas de creación y comunicación. “Todo lo hago con lo que tengo a mano: un micro, una tarjeta de sonido, un ordenador…” Ha aprendido “haciendo” e investigando con tutoriales de youtube, sin pretensión y sin presupuesto, buscando una alternativa y diferenciándose en el rap con su música y sus videoclips, dando un toque de humor y cercanía. Enseñó su logotipo, que es como un pene dibujado por un niño, y su primer trabajo, integrado precisamente en un pen drive, “un pene-drive”.
Amaury Santana, profesor y cineasta, comenzó hablando de la precariedad en la cultura digital. “¿En qué lugar nos encontramos como creadores?, ¿tenemos la posibilidad de crear un trabajo que nos proyecte al futuro, o uno para vivir?” Manifestó que partimos de una paradoja: hay una gran cantidad de oferta y es una época dorada para la creación audiovisual, pero no hay capacidad de hacer visible toda esa oferta. La irrupción de plataformas surge como esperanza para una ofrecer una gama de contenidos, pero han acabado dominados por el mercado de nichos, desde la estandarización. Se acaba produciendo determinado el contenido por los datos de tendencias, por el algoritmo. Hay nuevos espacios pero no hay mayor diversidad cultural y se va diluyendo la mirada del autor ya que el espectador manda cada vez más. La parte de marketing relega a la creación. ¿Qué hacer? ¿Vivir por completo del mercado o alejarse de él? En el segundo caso, el peligro de la precariedad es evidente. Santana apuesta por plantear nuevos espacios de encuentro. “Podemos encontrar nuevas formas de crear que dialoguen con ese mercado y con una mirada propia, porque a todos no nos sirve la misma fórmula”. “Estas jornadas son un buen punto de partida”, señaló.
Ero Pinku, ilustradora y mangaka, explicó que ni en Canarias ni en España hay mercado para el manga. “Nada de lo que creo lo vendo para España”. En España el cómic no se ve de forma profesional. Ganó un concurso en Japón junto con su mejor amiga, que vive en Argentina y a la que nunca había visto y a la que conoció en Tokio. Dijo que salir de Canarias es bueno para romper los límites y que gracias a Internet los límites los pone cada uno. “Los límites deben existir para romperlos”. Considera que en ese sector hay que producir mucho y ser muy rápido trabajando y asegura que las redes sociales son aliadas para conocer datos y estadísticas sobre los gustos. “Hay estructuras, y si quieres las rompes o las aceptas, esto es solo entretenimiento y no está mal saber qué es lo que vende y hacerlo”. Habló del producto “recalentado” en Internet, que son contenidos donde se comentan lo que crea otra persona y que incluso pueden llegar a relegar al creador: “Hay gente que prefiere ver cómo se juega, a jugar”. Considera que los artistas siempre se han vendido, de alguna forma, pero las redes hacen que se vendan de otra manera. “Quieres venderte, pero que eso no te limite”.
En cada jornada, los cuatro ponentes abordaron en un coloquio algunos de los asuntos tratados durante las ponencias, y otros como la importancia del asociacionismo, la razón de crear, los lugares públicos, lo institucional, las redes sociales, la tecnología, la colectivización, el cambio climático, la precariedad, la industria, el mercado, la desesperanza, el capitalismo o el sistema.