“Lo que pasó en Canarias a mí me pareció una pena, me pareció tercermundista”. El ultraje del presidente de Repsol, Antonio Brufau, a Canarias con motivo del masivo rechazo de las Islas a las prospecciones autorizadas por el Ministerio de Industria, entonces presidido por José Manuel Soria, son merecedoras de una severa condena pública y de una inmediata petición de disculpas. Disculpas que, sin demora, debería reclamar el Parlamento de Canarias, con el Gobierno de Fernando Clavijo al frente.
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