Sonia Fernández-Vidal: «Lo que llamamos realidad, es una realidad, no una verdad»

La escritora, investigadora y divulgadora científica Sonia Fernández-Vidal, impartió en la Sala José Saramago, el 23 de mayo, una conferencia sobre física cuántica dentro del ciclo Pensar los límites de nuestro tiempo. Agradeció al numeroso público asistente, entre ellos muchos jóvenes, que optara por ocupar su tiempo en acudir a escuchar una conferencia sobre física y adentrarse en el “mundo fascinante de la ciencia”.

Comenzó con una pregunta: ¿qué es la realidad? En la Edad Media quienes explicaban cómo funcionaba el universo eran los sacerdotes, y posteriormente pasaron a ser los científicos que “parecía que eran capaces de describírnosla”. Galileo Galilei establece los principios de la buena ciencia, que consiste en poner los experimentos a prueba. Transforma la manera de hacer ciencia y desmonta el mito de las dos realidades: la tierra y el cielo. Después Newton unifica cielo y tierra, que responden a las mismas leyes y queda definido el marco teórico con una idea mecanicista del mundo en el que Dios sería un “relojero jubilado”. “La era de la razón se convierte en la era de la certeza” y parece que la realidad se puede determinar de manera objetiva. Todo está descubierto.

Pero no es así. Hay anomalías. Fernández-Vidal comparó la física con el mito de la caverna de Platón, donde sus habitantes creían que la realidad era el reflejo de ella: “Lo que nos ha pasado a los físicos es que considerábamos que el universo era la realidad, ahora sabemos que interpretamos sombras”. Thomas Kuhn plantea el concepto del ‘cambio de paradigma’ y Fernández-Vidal narró un experimento para explicar cómo nace una teoría, una creencia, para describir «cómo nacen los paradigmas». Según Fernández-Vidal, “toda la sociedad debería tener una buena cultura científica, convendría cuestionarnos todas las cosas. En ciencia, cuestionar todo es un valor”.

La conferenciante pasó a hablar sobre la formación de la materia. Una persona y una silla están formadas por las mismas partículas pero se reagrupan de forma distinta y contienen diferente información. Explicó que el átomo también tiene otras partes menores y que los quarks y los electrones son las partículas conocidas más pequeñas. El átomo, no obstante, está vacío en un 99,9 por ciento. Lo explicó con una comparación: si el núcleo del átomo es una pelota de ping pong y se coloca en medio de un campo de fútbol, en el césped, los electrones serían como cabezas de alfiler orbitando en lo más alto de la última grada. El resto es vacío. Por eso afirmó que nuestra percepción de la realidad dista mucho de lo que sabemos que es real. “No hemos necesitado de la física cuántica para vivir, y no estamos preparados para ver estas realidades”. “Lo que llamamos realidad es una realidad, no una verdad”.

Para explicar cómo funciona nuestra percepción hizo un experimento con el público al que instó a contar, en un vídeo, cuántos botes a un balón da uno de los dos equipos que aparecen. Al fijar la atención solo en eso, la gran mayoría de las personas no ve que cruza la escena una persona disfrazada de gorila: “Así funciona el cerebro, depende de dónde pongamos nuestra atención”.

Después explicó la dualidad onda-partícula. La luz se comporta como una onda pero también puede hacerlo como una partícula. Einstein revolucionó la Física cuestionándose si la luz era una onda o una partícula y consiguió dar explicación al efecto fotoeléctrico. “Quizá el problema es cómo nos hacemos la pregunta, porque si a la luz le preguntas si es una onda, es una onda y si le preguntas si es una partícula, es una partícula”. La autora de La puerta de los tres cerrojos introdujo el término “indefensión aprendida”, que explicó mostrando otro vídeo de un experimento. Ese concepto es el que explica, por ejemplo, cómo cientos de prisioneros no se rebelaban contra solo tres o cuatro guardianes en los campos de concentración. “El cerebro, señaló, es una máquina extraordinaria pero muy obediente; id con cuidado con las afirmaciones que hacéis a vuestro cebero”.

Habló de la superposición, que pone en jaque el concepto de la realidad. En la Física cuántica, las cosas pueden ser a la vez blancas y negras o buenas y malas. “La realidad no está a priori bien definida”. La Física tradicional explica que si lanzas un cubilete con un dado, lo levantas y sale un seis, antes de levantar el dado ya había un seis pero no lo sabíamos, mientras que la Física cuántica dice que antes de levantar el cubilete hay un uno, un dos, un tres… y un seis, y al levantarlo y observar el dado, es cuando hay un seis. La conclusión es que la acción de observar hace que los electrones actúen de forma diferente. “Es un resultado extraño y perturbador porque la realidad está antes de observarla, pero cambia si la observas, desde que añades un medidor”.

Sonia Fernández-Vidal terminó firmando ejemplares de sus libros y explicando, ante las preguntas del público, qué es el Bosón de Higgs, la ausencia de una teoría del todo, que la cuántica es una de las más exactas que se conocen y que los científicos, en realidad, no explican el porqué sino el cómo.

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