Curso / 10/12/2019

Saber de Isla (I): cometas, asteroides, fiestas, tradiciones y películas


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El curso Saber de isla responde a un criterio de “territorialización”, a una voluntad de reconocer la investigación local y también de valorizar la ciencia, la cultura y a sus protagonistas “huyendo del estéril localismo y en la búsqueda de nuevas interpretaciones”. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, presentó este curso que pretende incorporar el saber y la investigación local a los actos del centenario, partiendo de la conciencia y la necesidad de construir un corpus de conocimientos científicos de la Isla sobre asuntos muy diversos. El título alude al nacimiento de Pronósticos en 1946, la publicación de Leandro Perdomo que, en aquel contexto de pobreza, en su editorial inicial tenía un deseo o aspiración que aún está vigente: el de crear una comunidad viva y operante de lectores no pasivos.

Fernando Gómez Aguilera

El abogado Agustín Domingo Acosta abrió el curso hablando de las leyes del universo, no de las jurídicas, con la conferencia Astronomía de cometas y asteroides desde un observatorio amateur en Lanzarote, en su condición de observador. Recordó que César también tenía en su casa un telescopio y que era un gran amante de la astronomía, que le encantaba el concepto del infinito y plasmó esa idea en su obra artística, entre ellas, la escultura “Monumento al Infinito”.

Acosta explicó cómo le sobrevino la afición por la astronomía. Su primera observación con telescopio fue de niño en el Castillo de San Gabriel. “El cielo es abrumador por la cantidad de estrellas que uno es capaz de ver”. Después empezó a entender cómo se mueve la bóveda celeste, a simple vista y, hace unos años, ya con un telescopio, comenzó a registrar lo que ve con la ayuda de cámaras de fotografía astronómica. Explicó su funcionamiento y cómo se introdujo primero en la fotografía planetaria y después en la del cielo profundo, que capta objetos que están muy lejos y por tanto requiere tiempos de exposición muy amplios. Contó su paso de ver a medir y de observar a investigar, integrando en el ordenador el telescopio y la cámara, gracias a un “planetario informático. Así entró en la observación de asteroides, en la que se estudia la fotometría, el brillo del objeto o las curvas de luz. “Lo que sabemos de las estrellas o las galaxias es por la luz que proyectan y logramos captar”.

Agustín Domingo Acosta

Hace dos años que estudia los “cometables”, es decir, los asteroides que se transforman en cometas. “Es un campo nuevo en el que entramos muchos astrónomos amateur”. También hay misiones espaciales que estudian asteroides cercanos con la idea de desviar su trayectoria. Explicó posteriormente el proceso de observación de un asteroide en un observatorio amateur. Cuenta para ello con un catálogo estelar, con la comparación de estrellas similares al sol, y analiza el periodo de rotación del asteroide y la curva de luz. “El hombre solo mira al cielo cuando hay un fenómeno extraño”. Los cometas son expulsados hacia el sistema solar interior “y es cuando nosotros los vemos”. El primero que vio Acosta fue en las navidades de 2014. Para hacer investigación hace falta dedicar largas sesiones y contar con un emplazamiento fijo que permita que el telescopio trabaje toda la noche. Uno de los objetivos es determinar su periodo de rotación. Para el cometable 6478 Gault hizo 178 observaciones en cuatro meses. Las imágenes, procesadas, las envió al profesor Ferrin, que coordina un equipo de observadores amateurs. Sus resultados fueron después confirmados por el observatorio astronómico de Aosta (Italia) y su tesis inicial también: su cola indicaba que había entrado en desintegración. Se publicó un paper con los datos obtenidos en la revista de la Royal Astronomical Society.

Costumbres y tradiciones

El cronista oficial de Teguise, Francisco Herrnández, habló de costumbres y tradiciones de Lanzarote. Refirió que la identidad cultural de la Isla es fruto del mestizaje y que su evolución “es fiel reflejo de nuestras creencias, es el amasijo de creencias y símbolos que heredamos y que transmitimos”. El punto de arranque de las fiestas populares está en la segunda llegada de los normandos, que trajeron instrumentos musicales. Después, las hambrunas y la falta de agua hicieron nacer otras, como romerías o peregrinaciones. Diferenció dos tipos de fiestas: oficiales, que organizaba el Cabildo general de Lanzarote, como la Purificación o el Miércoles de ceniza, y las populares. Tres de ellas eran juradas: la de las Nieves para pedir lluvia, San Agustín contra los volcanes y San Leandro contra la langosta. Se llegaron a hacer incluso exorcismos contra las plagas.

Francisco Hernández

Hernández señaló que a pesar de la llegada del turismo, los habitantes han continuado con las costumbres y tradiciones. “Es necesario conservar pero también rescatar esas tradiciones”. “La cultura popular se hereda, se potencia, se cambia o se olvida”. Señaló que Lanzarote es un referente en Canarias porque cuenta con tres de sus manifestaciones culturales más importantes, como los diabletes, los buches y los ranchos de pascua. “El folclore es el camino que nos une con el pasado y el sello con el futuro”. Los diabletes tienen su origen en las danzas de los mahos, pero mezcladas con los moriscos y africanos y adoptadas por el cristianismo para representar al mal. El rancho de pascua nace del rancho de ánimas, ya que en el Siglo XVIII los pobres pedían limosna puerta por puerta.

Detalló que en el “rico patrimonio etnográfico de Lanzarote” hay otras manifestaciones culturales, como el juego de la pelota, la cerámica de los novios de El Mojón, los timples de Simón Morales o las hilanderas. También los velorios (llamados así porque se colocaban velas), surgidos de la alta mortandad infantil. Durante nueve noches, las posteriores al nacimiento, se cantaba y bailaba para impedir la muerte y los peligros de la noche con el fin de garantizar la vida del recién nacido. La Iglesia los prohibió pero se continuaron celebrando. “Las costumbres y tradiciones son una responsabilidad para seguir estudiándolas y estar orgullosos de ellas”, finalizó.

El cine

La tercera conferencia de la primera jornada fue la de José Fernando Díaz sobre los paisajes fílmicos de Lanzarote. Se centró en cuatro películas: Hace un millón de años, También los enanos empezaron pequeños, Fata Morgana y Road to salina, todas ellas de los años sesenta. Hubo muchas más como Tirma, Habanera o Moby Dick. En aquella época había dos tipos de películas, las dirigidas al mercado exterior, como El Verdugo, Los Pirañas o La Boutique, y otras al mercado interior, muchas de ellas rodadas con grupos de música.

José Fernando Díaz

De Hace un millón de años explicó las escenas rodadas entre el Risco y el Charco de los Clicos y de las posturas de modelo de Raquel Welch y sus semejanzas con la pintura de Velázquez, Goya o Tiziano. A partir de esa película, Welch se convirtió en un “elemento de deseo”. Werner Herzog rodó También los enanos empezaron pequeños en blanco y negro y en un caserón en la localidad de Tegoyo. El blanco y negro subvierte el paisaje de La Geria y crea su propia Lanzarote, una isla como prisión. La película, que incluye canciones folclóricas, está en los aledaños del surrealismo porque no hay correspondencia entre la imagen y lo que se dice. En Fata Morgana, la anarquía narrativa de Herzog se eleva a la máxima potencia. Cada vez se hace más nihilista, más libertario, realiza un cine de poesía, experimental, con similitudes con Rayuela. De Road to salina, de 1969, explicó una secuencia donde una pareja se baña desnuda en las playas de Papagayo. Es cine clásico pero a la vez rompedor. Trataba sobre el incesto y su rodaje fue autorizado porque la película no se iba a estrenar en España.

Díptico Curso Saber de Isla (texto interior)

Más información del curso Saber de Isla

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