Técnicas japonesas de conservación y restauración para obras de arte en Canarias
Actividad desarrollada con una subvención del Gobierno de Canarias.
Durante el centenario de César Manrique, la Fundación está prestando especial atención al aspecto teórico de su obra, pero con el taller César Manrique: 100 años de vida y cientos de obras para conservar e intervenir, impartido por la conservadora y restauradora Katarzyna Zych, ha querido abordar también su materialidad. “Los materiales acumulan vida y tienen capacidad de diálogo con las condiciones en las que viven -señaló Fernando Gómez Aguilera -, la obra se va resintiendo y va acumulando heridas que hay que tratar”.
Los ejemplos que puso Zych durante el taller fueron de obras de Manrique. La restauradora dividió el taller en tres bloques. El primero de ellos trató sobre las dificultades de conservación de las obras en un clima subtropical, que “no son las idóneas para conservar obras de arte”. El clima de Canarias y la radiación lumínica hacen que el envejecimiento se acelere. Para el papel, la mejor temperatura es de 18 grados centígrados y una humedad relativa de un 55 por ciento. También habló de la luz artificial que se proyecta sobre las obras y del daño de los rayos ultravioletas y los infrarrojos.
Otra amenaza son los insectos, como el pececillo de plata o las termitas, y también los hongos o las bacterias, que en Canarias pueden aparecer en solo 48 horas, por lo que “limpiar es básico porque todo viene del polvo”. Habló de la acidez del papel o de su entorno y de los problemas que surgieron cuando se introdujo el papel hecho con pasta a base de madera. En la recta final de la primera parte se centró en las diferentes clases de papel, los depósitos o los tipos de guantes que se usan. Terminó con una anécdota sobre la compra por parte de un particular, en Estados Unidos, de una obra que se sospechaba que era de Da Vinci. El comprador encontró una huella de Leonardo y se revalorizó el cuadro.
En la segunda parte explicó las técnicas japonesas sobre el papel. En Europa, los primeros libros de restauración de papel son de los años setenta, pero las técnicas japonesas tienen cientos de años. Se siguen usando las mismas técnicas, y con ciertas modificaciones se pueden usar en obra gráfica. El papel se inventó en China en el siglo II y llega a Japón en el Siglo VII. Después los árabes mejoran su fabricación, que es la que llega a Europa. El primer lugar donde se fabrica papel en España es Xátiva.
Zych había desplegado en una mesa todo tipo de papeles y herramientas. Mostró y explicó los diferentes materiales y técnicas, como la del almidón de trigo para hacer cola, el secado, tensado de los bordes, refuerzos de zonas delicadas y varias brochas, entre otras. También explicó los distintos tipos de papel japonés, de cáñamo, kozo, mitsumata, gampi, paja de arroz o bambú y sus gramajes. Señaló que en Occidente todos los papeles japoneses se denominan como papel de arroz porque ellos decidieron simplificar su nombre para comercializarlo.
La última parte estuvo dedicada al conocimiento de las técnicas y materiales en obras de César Manrique con soporte en papel para realizar intervenciones poco agresivas. Ella se ha encargado de llevar a cabo varias restauraciones por encargo de la FCM. Explicó que surgen problemas de conservación en sus serigrafías, o en los grabados en general y que salen manchas también por el proceso de grabado. César trabajaba con varias capas e incluso con tinta transparente, y con materiales incompatibles con el papel. Puso varios ejemplos de cómo se lleva a cabo la conservación y de restauraciones.
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