Presentación / 30/04/2019

Exposición, Manifiesto y Mesa redonda


El pasado 30 de abril, en la Sala José Saramago de la Fundación César Manrique (FCM), en La Plazuela de Arrecife, se inauguró la exposición “César Manrique, palabra y compromiso: Al poder se le incomoda”. Así mismo, se presentó la edición del manifiesto del artista ¡Salvemos la isla de Lanzarote!, y a continuación tuvo lugar la mesa redonda “Canarias, del suelo al territorio (in)sostenible”.

“César Manrique, palabra y compromiso: Al poder se le incomoda” es una exposición sobre la dimensión activista del artista. Exhibe su perfil más social y político, la voz crítica de una conciencia alarmada en defensa del territorio de Lanzarote y de las Islas, a través de sus declaraciones y reivindicaciones planteadas en los medios de comunicación, sin filtros ni intermediaciones críticas.

El manifiesto ¡Salvar la isla de Lanzarote!, fue escrito y difundido por César Manrique en 1986. Recoge un grito de socorro por la isla en que nació y una llamada a la sensibilidad colectiva para proteger la isla de la ambición.

Lanzarote 1986-2019: del grito de César a la última llamada por la Ley del Suelo

Dentro del carácter complejo y poliédrico de César Manrique hay una faceta que ha calado en el imaginario de las islas, y es su dimensión de conciencia crítica. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, comenzó así, el día 30 de abril, la presentación de la exposición César Manrique, palabra y compromiso: al poder se le incomoda, que se puede ver en la Sala José Saramago: “César transita toda su obra entre dos polos: de la dimensión utópica a la distópica”. Es decir, del paradigma de lo que debía ser Lanzarote a lo que comenzó a convertirse a mitad de los años setenta. En esa época, el artista ya se da cuenta de que la cosas no iban a salir como las habían planeado “y la palabra de César se convierte en grito”.

La exposición recoge titulares de prensa y documentos que muestran la faceta más reivindicativa de César Manrique. Gómez Aguilera apuntó que la exposición se quiere convertir en un “instrumento de reflexión, diálogo y disputa de las políticas públicas” y que pretende servir para el debate de la cuestión territorial y del modelo turístico de Canarias. Recordó que ya en 1983 César advertía: “Nos estamos comportando como vándalos, la Naturaleza está llegando a sus límites y hace falta respeto al medio ambiente”. Su cultura estaba atravesada por la ética y se convirtió en el “líder de la indignación crítica”. La muestra es un documento o una exposición manifiesto que intenta reponer la memoria sin mediaciones, con la palabra directa. También es una herramienta “contra la desactivación del mensaje de César” en un momento en el que se repiten algunas circunstancias y polémicas similares.

Junto a la exposición se presentó la edición del Manifiesto Salvemos la isla de Lanzarote, redactado por César en 1986. Se le acusó entonces de querer manchar la imagen de la Isla por ir a leerlo a Madrid. Para el director de la FCM, esta dimensión de conciencia pública es la más relevante en el perfil de César Manrique, “le otorga la distinción de artista político en un hombre que no era político, pero sí sus practicas”.

Antes de la mesa redonda con la que se completó el acto, los asistentes pudieron ver un vídeo de Miguel G. Morales que incluye palabras de protesta e imágenes de César y de Lanzarote. Tras el vídeo, el periodista Saúl García hizo una breve introducción comparativa entre la situación de Lanzarote y de su industria turística en 1986, el año que se hizo el Manifiesto, y 2019. Faustino García Márquez fue el primero en intervenir. Habló del proceso y el recorrido histórico de regulación del territorio en Canarias como un “orden racional” y de cómo ha llegado la desregulación neoliberal con la Ley del Suelo: “En lugar de reparar las deficiencias de ese orden, decidió demolerlo”. Puso varios ejemplos anteriores a esta ley, como el PIO de Fuerteventura de 2001, las leyes de medidas urgentes y de armonización y la Ley de islas “antes” verdes, que ya comenzaron a liberalizar las actividades inmobiliarias, a reducir el control público, a permitir proyectos discrecionales y expandir el uso del suelo rústico. Señaló que esta última ley “olvida las determinaciones de capacidad de carga de otras leyes aún vigentes y advirtió que esa desregulación puede llegar al PIO de Lanzarote “si alguna vez se termina”. Durante su intervención comparó esta lucha por el territorio con los bandos de los vikingos, atacando, y los romanos resistiendo, pero acabó diciendo que los vikingos no vienen de fuera. “Somos nosotros los que no hemos sabido, podido o querido impedirlo”.

¿Podemos seguir creciendo?

La geógrafa Emma Pérez-Chacón planteó la cuestión de si podemos seguir creciendo de forma indefinida. Dijo que el debate entre población y recursos es muy antiguo, viene desde el siglo XVIII y que la mejor definición sobre la capacidad de carga fue pronunciada por César Manrique al advertir de que la Isla estaba traspasando “el umbral de la inquietud”. Ese umbral se traspasa cuando el paisaje se deteriora o cuando no somos capaces de metabolizar los residuos que generamos, entre otras cuestiones. Puso dos ejemplos, porque “este tipo de debate hay que llevarlo a lo concreto”. Los dos son trabajados de sus alumnos. Uno es sobre la capacidad de carga de Playa Francesa en La Graciosa. Después de varios cálculos, determinaron la capacidad real de carga de esa playa en 146 personas. Allí, a pesar de ser un lugar de especial conservación, fondean cada día varios catamaranes con unas 180 personas cada uno. “En determinadas épocas, Playa Francesa es un lugar de todo menos sostenible”, indicó Pérez-Chacón. Sólo con un catamarán ya se sobrepasa el umbral. El otro ejemplo es el contrario: cómo Famara pasó de tener dibujadas en el planeamiento 25.000 camas turísticas a tener sólo 740 gracias al PIO de 1991. “La Ley del Suelo prohíbe poner límites y sería interesante que el legislador hubiera estudiado un poco de historia”, aseguró Pérez-Chacón, que propuso que cada partido político manifieste qué planea para cada zona de la Isla porque “tenemos motivos para estar muy inquietos”.

Antonio Pérez se ocupó del reparto de los beneficios del turismo. Comenzó señalando que existe un tópico que afirma que el turismo es igual a prosperidad y que la fórmula para valorar el éxito está únicamente en función del número de turistas cuando debería valorarse en función de la mejora de la calidad de vida que obtienen sus habitantes. Canarias ha llegado a su récord con 16 millones de turistas pero el veinte por ciento de los contratos de trabajo en el Archipiélago tienen una duración de entre uno y tres días, casi el setenta por ciento son de menos de un mes y muchos de ellos no llegan las ocho horas. “Hay un proceso de precarización y empobrecimiento”. Lanzarote es una isla turística y tiene entre un 19 y un 20 por ciento de paro. La Palma no lo es y tiene alrededor de un 22 por ciento. Pérez señaló que a pesar de estos datos, la creación de empleo siempre es la excusa para plantear modificaciones a las leyes y aseguró que en Canarias, en realidad, la renta per capita ha bajado. “El incremento del beneficio para un grupo no supone que la gente de la Isla se beneficie, al contrario; la desregulación no favorece a los trabajadores sino a los especuladores”, concluyó.

Construcción colectiva

El último en intervenir fue Eugenio Reyes, que dijo que en cada uno de los asistentes al acto “hay un César” y que le gustaría que lo activaran. Puso sobre la mesa el mayor problema en el Planeta, el del cambio climático y afirmó que todo tiene un límite y ninguna ley puede decir que no los hay. “La calefacción es buena cuando hace frío pero a nadie se le ocurre ponerla a sesenta grados”, señaló. Por eso considera que la Ley del Suelo es una ley contra natura y profundizó en la idea de Pérez sobre el empobrecimiento señalando que desde 2009, por cada turista de más, en lugar de crearse empleo, se han destruido casi dos empleos y medio. “Estamos en un escenario de colapso y nos nos queda mucho tiempo”, aseguró. También habló de la huella ecológica y afirmnó que con el nivel de consumo en Canarias “necesitaríamos once planetas; estamos robando a las generaciones futuras los recursos para su vida”

Los cuatro ponentes tuvieron un último turno. Hablaron de decrecimiento como una necesidad y de pedir a los gobernantes que recapaciten y actúen, que hagan políticas con la vista puesta a largo plazo, que es el momento de redistribuir los beneficios y diversificar la economía. Pidieron que no prevalezca el proyecto sobre el plan, que se reactive El Guincho, que se cambie de rumbo, que se ponga el medio ambiente en un papel central en la política y que se actué con un compromiso ciudadano “y no sólo en campaña electoral sino trabajando en la discusión de las cuestiones públicas, en una construcción colectiva”.

Más información sobre la Exposición, Mesa redonda y la Presentación del Manifiesto: ¡Salvar Lanzarote! de César Manrique

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