Encuentro de paisajistas europeos
La economía y el paisaje están condenados a entenderse. Sin embargo, hasta ahora se ha impuesto el criterio de la primera, lo cual ha tenido en demasiadas ocasiones consecuencias nefastas para ambos, pues un modelo que no respeta la diversidad será además menos eficiente y duradero que uno que sí lo haga. Los paisajistas europeos que participan en la muestra Grandes paisajes de Europa de
El gran capital galopa por Europa y el mundo como un caballo desbocado e indómito que no duda en pisotearlo todo a su paso. ¿Pero quién puede embridar a la bestia? “El problema es la desconexión entre la economía y las necesidades humanas, algo que los paisajistas deben resolver, pero tienen que hacerlo a contracorriente de la economía actual”, señala Lorette Coen, comisaria de la exposición y moderadora de la sesión de trabajo junto a Lisa Diedrich, especialista en arquitectura del paisaje. Coen recalca el “carácter cultural del paisaje” y la importancia de intervenir en él con “una visión a largo plazo”, dos conceptos que no siempre tienen silla en los consejos de administración. “Los proyectos que están aquí son excepcionales, pero en realidad son los que deberían ser siempre”, comenta en alusión a los trabajos que se pueden ver en
La fórmula
Los paisajistas ponen sobre la mesa una pócima cuyos ingredientes son la racionalidad y el respeto al medio y que, además, no es en absoluto incompatible con el desarrollo económico y social. Ellos lo llaman “la lógica del paisaje”. Lisa Diedrich aporta más datos sobre los componentes de la fórmula. “Cuando uno respeta la lógica del paisaje desarrolla ciudades y entornos rurales más durables, eficaces económicamente y con mayor calidad de vida”, explica. En realidad, se está hablando de la más llana y pura sensatez: tener en cuenta los vientos dominantes, impulsar una jardinería en base a plantas autóctonas que no necesiten riegos ni tratamientos suplementarios, no construir en los cauces del agua… Sentido común. Es el camino para alcanzar la verdadera meta del paisajista y de una sociedad inteligente, es decir, “transformar un sitio para convertirlo en algo mejor”.
“Hay economías que destruyen paisajes”, recuerda Diedrich. Y asume que todavía queda mucho trabajo por hacer para evitar que esto siga ocurriendo. “Hay que buscar una manera de transportar estos valores al nivel político europeo, pero la conclusión es que es muy complicado estar frente a la economía. Pero no se puede aceptar todo. Hay que enfrentarse a ella y proponer modelos alternativos”, sentencia. Aquí se tropieza con otro obstáculo: la presión y la influencia del capital sobre la administración pública.
Georges Descombes, arquitecto del paisaje, profesor del Instituto de Arquitectura de
El galope del caballo desbocado ha dejado huellas dramáticas. Ha ocurrido en
Paisaje y democracia
Aquello que se extiende ante nosotros, más allá de una vista más o menos agradable, es también un reflejo de la forma que tienen los vecinos, empresarios e instituciones de relacionarse con su medio ambiente. Por lo tanto, arroja pistas fiables sobre su salud democrática. El director de
El paisaje necesita sentir el latido de los ciudadanos. Paolo L. Bürgi, catedrático de Arquitectura del Paisaje por
El loco deambular del capital prosigue. Los paisajistas han dado en Lanzarote un paso al frente para empezar a frenarlo.
Friday February 29th, 2008Materiales: