La Fundación César Manrique homenajea a Luis Morales
“Estoy seguro de que cuando le cuenten sus hijos la masiva asistencia que ha habido a este acto, Luis Morales estará muy contento”. Con esas palabras, José Juan Ramírez, presidente de la Fundación César Manrique (FCM), dio por finalizada, el 8 de junio en Taro de Tahíche, la presentación del libro Luis Morales Padrón, el quinto título de la colección Islas de memoria, escrito por Mario Alberto Perdomo.
Luis Morales (Arrecife, 1932) no pudo asistir por motivos de salud. En su lugar, su hija Mercedes leyó unas palabras de disculpa por su ausencia y de agradecimiento por el libro y por el acto, rematadas con una frase que el encargado de Vías y Obras del Cabildo siempre dice cuando va de visita a la FCM: “Aquí estoy porque he venido, porque he venido aquí estoy, como ya he terminado, como he venido, me voy”.
Ramírez había arrancado también la presentación destacando la vocación de servicio público de Luis Morales y la relación de confianza entre su padre, el presidente del Cabildo Pepín Ramírez, y él: “Recuerdo las continuas visitas a mi casa para tratar asuntos sobre la mejora de la Isla”. “Este libro pone a Luis Morales en su lugar, aunque se merece mucho más que este libro”, señaló.
El director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, calificó la obra como “un libro informado”, con fuentes muy variadas, con muchos datos y de una “lectura rica y provechosa”. El libro, con el hilo conductor del protagonista, se centra principalmente en un periodo de quince años (1960-1975), “un tiempo de rupturas”, “la verdadera revolución moderna de la historia de Lanzarote”, en palabras de Gómez Aguilera, por las obras públicas realizadas, el cambio en el modelo económico y la distribución social del bienestar: “La edad de oro de la Isla”. El libro, por tanto, “es una crónica detallada de esa época de transformación” y se ocupa de la microhistoria, de los personajes que no aparecen en la historia. También es “un documento de antropología o etnografía” y una “crónica de hechos admirables, casi mágicos”.
El director de la FCM expuso que el libro gira sobre varios ejes. Uno sería la modernización “relativa” de la Administración, del Cabildo, que tuvo como inicio un proceso traumático, de romper con prácticas corruptas y clientelares, así como la creación del departamento de Vías y Obras y el impulso de la obra pública. Otro sería la creación de una imagen única en el mundo, una puesta en valor del patrimonio cultural, “el sueño de una minoría que fue tomando cuerpo”, con un modelo turístico inédito, propio de la Isla e impulsado por César Manrique. También está la incorporación de la sensibilidad al cuidado del paisaje y el inicio de una incipiente política de ordenación territorial.
Gómez Aguilera hizo un paréntesis para pedir al Cabildo, que proyecta hacer una rotonda en Jameos del Agua y eliminar la isleta del cangrejo, “que no lo haga porque es una carretera preciosa, una joya histórica y por respeto a una época, a esos hombres y esos ideales”. Y que en lugar de eliminarla pongan una placa que diga que “en reconocimiento a Luis Morales y a sus hombres no se ha destruido este tramo”. “Con el tiempo lo agradecerán”, aseguró.
Y cómo cuenta todo esto Mario Alberto Perdomo. “Como un narrador omnisciente -señaló Gómez Aguilera-, alternando la crónica, el relato y el testimonio”. “Es el libro de un gran tejedor” que hace “un levantamiento de la historia inconsciente”. También es “un cantar de gesta contemporáneo”, una epopeya sobre una época y sobre un hombre, “una buena persona que se hizo mayor antes de tiempo”, “un hombre trabajador, de música y de una buena pesca, que formó parte de la trinidad del Cabildo, junto a Pepín y Antonio Álvarez”. “Uno de los funcionarios públicos que más ha prestigiado al Cabildo”.
Mario Alberto Perdomo dijo que iba a ser breve y lo fue. Lamentó la ausencia de Morales “porque el acto hubiera sido más divertido” y dijo que el libro está repleto de los gestos y la memoria del protagonista, “de un hombre que tiene la cultura del proyecto compartido”. El autor agradeció la colaboración de todos los que han dado su testimonio para el libro y especialmente de Polo Díaz, autor del prólogo, “en esta época tan extraña por la defensa de la legalidad”.
El libro está dedicado a la memoria de Maestro Manuel, padre de Luis Morales, trabajador del Ayuntamiento de Arrecife y que no sólo enseñó a su hijo el oficio sino sus valores. Perdomo señaló que para el libro hubieran valido también estos cuatro títulos: “El hombre que siempre estuvo allí”, “El mejor intérprete de Manrique”, “El ayudante de César” o “El más visible de los invisibles”.
Destacó que toda la obra pública de Manrique pasó por sus manos y que disfrutamos de los trabajos de Morales cada vez que pisamos una carretera, visitamos un Centro turístico, caminamos por un adoquinado o jugamos en algún parque. “Cuando se jubiló -dijo Perdomo-, Luis Morales tenía 150 hombres a su cargo aunque llegó a tener 300, y entre sus logros está el de contagiar su ilusión y entusiasmo a todos esos trabajadores”. Recordó el cartel que colgaba en su oficina: “Aquí, en Vías y Obras, las cosas fáciles las hacemos sobre la marcha, lo difícil tardamos un poco, y, si quiere usted que hagamos milagros, tiene que avisar con tiempo”. “Para todo tipo de tejido social -concluyó el autor del libro- es sanador reconocer las aportaciones de sus mejores hijos e hijas”.
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Friday June 9th, 2017