Arte y derechos civiles en el nuevo (des)orden global
El jueves 26 de abril de 2007 tuvo lugar la mesa redonda “Arte y derechos civiles en el nuevo (des)orden global”, coincidiendo con la inauguración de la exposición “Siah Armajani FALLUJAH” en la sede de la FCM.
Siah Armajani denunció la falta de libertad de expresión que existe en Estados Unidos con todo aquello que tenga algo que ver con la guerra de Irak. Su última creación, “Fallujah”, no pudo ser expuesta en el país norteamericano, donde él mismo reside desde el año 1960. La escultura está inspirada en una fotografía en la que aparece una familia iraquí que ha logrado recuperar algunas de sus pertenencias, frente a la casa en la que vivían antes de que fuese semidestruida por las bombas norteamericanas. “Hay más libertad de expresión en España que en Estados Unidos”, aseguró Armajani, porque allí los ciudadanos tienen que “leer los periódicos ingleses y ver la televisión Al Yazira” para estar informados. El artista iraní detecta en nuestro país “frescura y exaltación por el futuro” y cree que España “va a convertirse en lo que fue América”. Ante la barbarie de la guerra, reclama una “nueva forma de pensar” el mundo. “Todas las fórmulas anteriores han suspendido”, dijo.
Armajani hizo estas declaraciones en la mesa redonda en la que también participaron las críticas de arte, Lola Jiménez y Dore Ashton, y el filósofo Sami Naïr, que comparte la idea del artista iraní y asegura que “tras el 11-S la libertad de expresión es menos importante en Estados Unidos”. “Han interiorizado el temor a hablar de ciertas cosas”, dijo. Armajani no tardó en arremeter contra los responsables directos de la guerra: “Los dementes neoconservadores, Bush, Chenney y las dos casas del Congreso, sueñan con establecer un imperio norteamericano en el siglo XXI”, comenzó advirtiendo, “creen que aquella gente no siente dolor, ni terror, ni exaltación, que no sudan, no tienen hambre… que son solamente objetos”, exclamó.
Responsabilidad del que sabe y calla
Sin embargo, del debate surgió la certeza de que ese imperio expansionista cuenta con el consentimiento, y en ocasiones también con el apoyo, del resto del planeta, especialmente de Europa. En este sentido, Sami Naïr habló de un “imperio que domina el resto del mundo” y que, paradójicamente, “necesita el apoyo de ese mundo para poder dominarlo”. En opinión del filósofo, en estos momentos “la gran cuestión de la humanidad” son los Estados Unidos. “¿Qué hacer con ese país?”, se preguntó. “Los conservadores han decidido que son un imperio y que hay que defenderlo”. Sin embargo, aclaró, se trata de un imperio “construido con la complicidad de Europa, que quiere ganar dinero”. “Lo que está sufriendo el pueblo iraquí es una vergüenza para la humanidad”, sentenció Naïr.
Armajani, por su parte, insistió en la responsabilidad de los que callan y miran hacia otro lado. “Acuso a la última academia de los Estados Unidos por su silencio”, dijo. “Las únicas personas que luchan para acabar con la guerra son las madres y los padres de los soldados muertos”. Así las cosas, Armajani vaticinó una “guerra entre los americanos y los ex americanos” para “celebrar el nuevo fascismo” que se instalaría en Estados Unidos, dijo con cierta sorna.
“No hay sangre, sólo objetivos”
Sami Naïr recordó que todas las sociedades, no sólo la occidental, arrastran una “tradición de guerras”. En su opinión, el “auge del sistema capitalista” trajo consigo la “industrialización del horror”: la práctica de “la guerra racionalizada con un proyecto de destrucción global”. Estamos ante una nueva situación, dijo, porque “antes la guerra era un contacto entre ejércitos, entre grupos humanos”. Ahora, explicó, se ha vuelto una “guerra unilateral”, en la que “los que tienen medios tecnológicos pueden matar sin ver lo que matan y sin exponerse a la amenaza”. “Destrozad, porque a nosotros no nos pueden destrozar” parece ser el lema de una guerra en la que “la destrucción es total y abstracta”. “No hay sangre, sólo objetivos, y basta con apretar un botón”, señaló Naïr. Pero siempre llega el momento en el que hay que “bajar a la tierra”, recordó. Es entonces cuando los soldados se topan con “otra guerra” y “empieza a haber víctimas estadounidenses”, víctimas de casa.
Guernica y Faluya, dos ciudades hermanadas en el terror y el arte
Las críticas de arte introdujeron en el debate la relación entre la guerra y la representación artística. Lola Jiménez reivindicó el papel del artista comprometido y desmontó el “falso dilema entre el compromiso político y el compromiso estético, como si fuesen elementos excluyentes”. Los desastres de la guerra de Goya, y el Guernica de Picasso son para Jiménez dos “iconos de horror” que demuestran la falsedad de ese dilema: ambos son “grandes denuncias y magníficas obras de arte”. Dore Ashton transmitió su repulsa hacia la guerra de Irak “y la de mucha gente que conozco de Nueva York”. “Odio a aquellos que son indiferentes”, dijo. Ella está convencida de que puede haber una “estética de la resistencia” contra los horrores de la guerra. Las dos ven en la obra de Armajani un ejemplo del arte valiente y comprometido.
Por último, el director de actividades fundacionales de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, recordó las palabras de Pilar del Río durante una manifestación contra la guerra de Irak: “Que se vayan, pidiendo perdón, pero que se vayan”.
26 aprile 2007Materiales: