Presentación de Las intermitencias de la muerte de José Saramago
El 18 de abril de 2006, en la sede de la Fundación César Manrique, se presentó el libro Las intermitencias de la muerte, de José Saramago, publicado por la editorial Alfaguara.
Tras la anterior presentación del libro en el teatro San Carlos de Lisboa, esta fue la primera y única vez que Saramago presentó su última novela en nuestro país.
El acto, que convocó a más de 300 personas, comenzó con una introducción a Las intermitencias de la muerte por parte del director de Actividades Fundacionales de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, a la que siguió una lectura de fragmentos del libro por parte de Pilar del Río, traductora de José Saramago. Se contó asimismo con la intervención de un violonchelista que interpretó el preludio de la suite número seis opus mil doce en re mayor de Bach, pieza que aparece referida en la nueva obra del escritor portugués.
José Saramago (Azinhaga, 1922) publicó su primera novela Tierra de pecado en 1947. Después de permanecer veinte años sin publicar, a finales de los sesenta publicó dos libros de poemas Os poemas possiveis y Provavelmente alegría. Pero será a partir de la publicación de Manual de pintura (1977) y de Alzado del suelo (1980) cuando lo acreditan como un autor de indiscutible originalidad, por su controvertida visión de la historia y la cultura.
Con la publicación de la novela Memorial del convento le llega el reconocimiento internacional, a la que siguió El año de la muerte de Ricardo Reis; La balsa de piedra (1986); Historia del cerco de Lisboa (1989); El evangelio según Jesucristo (1991); Casi un Objeto (1994); Viaje a Portugal (1995); Ensayo sobre la ceguera (1996); Todos los nombres (1999); La caverna (2001); y El hombre duplicado (2003).
Considerado como uno de los grandes nombres de la literatura de este siglo, Saramago ha sido distinguido con numerosos galardones y doctorados honoris causa en todo el mundo. Ha recibido el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de lengua portuguesa, y el Premio Nobel de Literatura en 1998.
Militante del Partido Comunista Portugués, José Saramago mantiene un fuerte compromiso cívico en numerosas causas humanitarias.
«Al día siguiente no murió nadie». Este es el punto de partida de la nueva novela de Saramago: en un país imaginario, un primero de enero, la gente deja de morir. De la anciana reina madre abajo, ninguno muere. La convulsión en el pequeño país es, como cabe suponer, indescriptible. A primera vista, el suceso parece feliz sin el menor reparo: no morir, ese viejo sueño de la humanidad. Sin embargo, los problemas se presentan muy pronto. Que la gente no muera lo trastoca todo, de la economía a la religión, pasando por la convivencia familiar. Porque los enfermos terminales, como la reina madre, no mueren, pero tampoco mejoran. Así que no son pocos a los que se les arruina el negocio, empezando por las funerarias y la Iglesia Católica, cuya base es la administración del más allá, y siguiendo por las compañías de seguros.
En Las intermitencias de la muerte hay referencias a cuestiones actuales como la eutanasia, el cuidado de los mayores o el futuro de las pensiones en países con abundancia de personas de la tercera edad. Hay reflexiones sobre la enfermedad y la muerte (“las enfermedades tienen algo curioso, los seres humanos siempre esperan librarse de ellas”). Y en un nivel más profundo, ese que aparece en el tramo final de la novela, Saramago nos entrega una parábola de apariencia fantástica sobre la muerte en su larguísima e indisoluble relación con la humanidad.
Dienstag, der 18. April 2006