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Naredo: No se puede avanzar hacia una sociedad de personas libres e iguales con instituciones y organizaciones jerárquicas y elitistas

El economista pronunció el día 11 de abril en la sala Jose Saramago la conferencia “Ideología económica y naturaleza humana. Claves para un cambio de paradigma”

José Manuel Naredo es un economista que habla como un filósofo y estudia antropología. En la Sala José Saramago impartió la conferencia “Ideología económica y naturaleza humana. Claves para un cambio de paradigma”, que nace del afán de “actualizar” sus preocupaciones.

La primera parte de la conferencia se centró en demostrar que la antropología desmonta algunos de los principios que hoy se toman como verdades universales. Naredo considera que la ideología orienta nuestro enfoque y que la percepción del pasado condiciona el futuro y por tanto las posibilidades de cambio. Así, señala que hay una ilusión occidental de la naturaleza humana que es sobre la que se alza la ciencia económica. “Se propone como normal una idea de naturaleza humana malvada”, aseguró. Esta idea, en la que el único motor fijo parece ser el afán de acumular dinero, que pasa de ser un vicio a una virtud, se consolida con el dualismo cartesiano, que también consolida la separación entre sociedad e individuo o entre especie humana y naturaleza.

Al mismo tiempo, la economía comienza a abrirse paso como una disciplina independiente, que gestiona la riqueza, mientras la política gestiona el poder, cuando en realidad no es así, “porque están entrelazadas”. Comienza a aparecer también la idea de crecimiento, que se basa en la metáfora de la producción, cuando se consideraba que los continentes crecían, como las cosechas y los minerales. Después llega la Revolución industrial y se pone en evidencia que la noción de producción no es universal y que se trata de una extracción de los recursos naturales; entonces la economía se consolida a base de aislarse en el reduccionismo monetario. “La metáfora absoluta de la producción y la mitología del trabajo y el crecimiento encubren los procesos de adquisición y los daños físicos y sociales que provoca”, según Naredo. El enfoque económico estándar soslaya las raíces del deterioro porque ignora el coste de reposición de la naturaleza y tiene en cuenta únicamente el coste de extracción. Se manifiestan los daños al medio ambiente, que se puede abordar de dos maneras: dentro del sistema o integrando el conocimiento de otros sistemas. La diferencia es que en la primera, el mercado es la panacea y en la otra, el mercado es sólo un instrumento.

La propuesta que hace Naredo es la de un enfoque ecointegrador en el que el primer paso es ampliar el objeto de estudio y pasar del sistema económico a una economía de sistemas, donde la simbiosis y la cooperación, son las que propician que las cosas funcionen, frente al sistema actual con escasez de recursos y exceso de residuos. La Tierra, según Naredo, evoluciona hacia “Tanatia”, hacia un estado muerto.

Se produce, además, una polarización, una desigualdad, que favorece el propio marco institucional: los pobres venden barato y los ricos atraen el dinero de los pobres. Por otra parte, el comercio de activos patrimoniales, no ya de productos, da más poder a los poderosos, produciéndose la paradoja de que el país más rico del mundo es el más endeudado.

Ahora, con el predominio de la extracción, adquisición y deterioro, las empresas controlan los Estados, los medios de comunicación… Hay un neocaciquismo democrático. Se repiten, por ejemplo, megaproyectos que ya se sabe que no son beneficiosos para toda la población sino sólo para unos pocos, con un componente especulativo y de extracción de recursos.

Al final de la conferencia, Naredo apuntó que “hay una emergencia de un nuevo paradigma sociocultural”, pero que para ese cambio de paradigma no valen falsos atajos: “No se puede avanzar hacia una sociedad de personas libres e iguales apoyándose en esta idea de naturaleza humana y con instituciones y organizaciones jerárquicas y elitistas”, señaló. Además, la competencia, el egoísmo, la avaricia o la desconfianza son el caldo de cultivo de la tiranía.

Para ese cambio de paradigma sería necesario apuntalar la negación de que la acumulación de riqueza sea una fuente de progreso, y también visibilizar otras relaciones de reciprocidad o redistribución, ir hacia una economía de sistemas con ciudadanos activos.

Naredo terminó asegurando que ahora se siente menos sólo con estas reflexiones que hace unos años y apuntó algunas características de ese nuevo paradigma: la regulación, el mercado como instrumento, una naturaleza humana cooperativa en simbiosis con la Naturaleza, pasar a una democracia participativa y considerar los recursos naturales sugerentes, no limitantes. Finalizó con una mención a César Manrique por su “gran sensibilidad” al transformar el territorio convirtiendo parajes inhabitables “en algo sugerente”.

Freitag, der 13. Mai 2016