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Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas

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La exposición Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas fue inaugurada el 25 de junio de 2009 y pudo visitarse hasta el día 18 de octubre en la sede de la Fundación César Manrique. La muestra estuvo coproducida por la FCM y el Museo de Historia y Antropología de Tenerife (MHAT), y contó con el patrocinio de La Caja de Canarias.

La exposición se desarrolló en dos espacios expositivos paralelos y complementarios, la FCM y el MHAT (donde fue inaugurada el día 26 de junio), estuvo comisariada por Fernando Estévez, Mayte Henríquez y Mariano de Santa Ana. Fernando Estévez es profesor titular de Antropología Social de la Universidad de La Laguna y coordinador del MHAT; Mayte Henríquez es antropóloga y subdirectora del MHAT; y Mariano de Santa Ana es periodista e historiador del arte.

Aunque la exposición ocupó simultáneamente dos instalaciones, en Lanzarote y Tenerife, ambas estaban integradas visualmente mediante webcams, de tal modo que el visitante de una sede podía observar en tiempo real un aspecto de la otra mediante estos dispositivos. Dos espacios que, aun compartiendo un mismo esquema conceptual, eran, sin embargo, totalmente autónomos desde el punto de vista expositivo, donde se mostraban las muy ricas y diferentes dimensiones de ese objeto universal, el más significativo del consumo turístico, que es el souvenir, el más ubicuo de los objetos viajeros que presenta, detrás de su atribuida banalidad, una sorprendente complejidad.

El turismo es una de las prácticas culturales que caracterizan a las sociedades contemporáneas, pero el prejuicio de considerarlo como mera actividad de ocio ha minimizado el estudio de su naturaleza, alcance e impacto ocultando su carácter complejo y multidimensional.

En lugares como Canarias, en los que la industria del viaje es el principal recurso económico, no habría que justificar exposiciones sobre el turismo; sin embargo, en raras ocasiones el turismo ha sido objeto de tratamiento museístico. En contra de esa tendencia, Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas se fundamenta en la oportunidad de realizar no sólo una exposición para que pueda ser visitadas por los turistas sino, desde una perspectiva más amplia, para que también los nativos se vean y reconozcan a sí mismos en su condición de turistas en su propia tierra, para que los turistas se vean vistos desde la óptica de los nativos, y para que los museos, asumiendo que viven del turismo, contribuyan a su mejor conocimiento y se conviertan en una abierta “zona de contacto” entre los diferentes agentes de esta industria. En esa línea, se tomó el souvenir justamente para mostrar cómo, más allá de su aparente trivialidad, este objeto aglutina todos los trasuntos que operan en las relaciones turistas-nativos, articuladas en un vasto terreno de negociación, apropiación, adaptación y resistencia.      

Este proyecto toma a Canarias como un cronotopo, una constelación espacio-temporal en la que ocurren particulares interacciones entre turistas y nativos, expresadas en y a través de los souvenirs. En ese cronotopo, y a partir de una colección de souvenirs como encarnación de los deseos y proyecciones del turista, se mostraban algunos de los aspectos más relevantes de la sociedad contemporánea, con su incesante tráfico transcultural en el que se desvanecen las viejas y nítidas fronteras entre arte y artesanía, historia y relato, realidad y ficción.

Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas asume, desde esa perspectiva, que los souvenirs no pueden ser entendidos como creaciones de los nativos que, inspirados en su cultura, se venden a los turistas que los adquieren en tanto que condensación material de la cultura local y constatación de su estancia en un lugar. Por el contrario, es el turismo el que induce a los nativos a elaborar souvenirs con arreglo a las visiones estereotipadas, previamente establecidas, de la cultura nativa. De esta forma, el turista satisface su demanda, no la de la cultura local que visita sino de ésta tal y como la percibe y le gusta consumirla. Por ello mismo, el souvenir dice más sobre el turista que sobre la cultura del lugar a la que supuestamente representa. De esta forma, una colección de souvenirs no es, en último término, otra cosa que una colección de turistas.

El montaje de cada una de las exposiciones fue inspirado en dos diferentes metáforas que aludían, en un sentido genérico, a la industria y al consumo turístico, y sobre las que se desarrollaron los distintos ámbitos temáticos. Así, en la Fundación César Manrique, se apelaba al “museo” como uno de los espacios más recurrentes del turismo cultural, mientras que en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife la instalación recreó un “comedor” de hotel en tanto que un lugar prominente del consumo turístico.

Finalmente, las dos exposiciones enfatizaron la pertinencia del tratamiento museístico del souvenir turístico. Al incrustar los souvenirs —los objetos banales del turismo— en el seno del museo, se desestabilizan tanto las visiones estereotipadas de los visitantes sobre la objetividad, imparcialidad y cientificidad de los museos, como la autocomplacencia de los museos en su otorgada autoridad cultural. Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas contribuyó no sólo a que los nativos fuesen vistos como turistas y los turistas como nativos, sino a asumir la naturaleza esencialmente turística del museo en la modernidad tardía.

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Materiales:


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