Alicia Herrera pertenece al Grupo de investigación en ecofisiología de organismos marinos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el día 12 de diciembre ofreció la conferencia Evaluación de microplásticos y contaminantes químicos asociados en Lanzarote y las Islas Canarias. Es un problema global porque la producción de plástico se ha disparado en los últimos cincuenta años y de seguir así, en 2050 habrá en el mar más toneladas de basura que de peces. En el mar acaban cada año unos ocho millones de toneladas, que se acumulan principalmente en los cinco “giros oceánicos” [corrientes marinas rotativas: Atlántico Norte, Atlántico Sur, Océano Índico, Pacífico Norte y Pacífico Sur]. El plástico que vemos es solo “la punta del iceberg”.
Los microplásticos son piezas menores de cinco milímetros. Pueden ser pellets (utilizados para la fabricación de objetos de plástico), pequeñas unidades, o fragmentos de otros más grandes. Los microplásticos retienen en su superficie contaminantes, que se bioacumulan (a lo largo de la vida de un organismo) y se biomagnifican (más cantidad cuanto más alto está en la cadena trófica). Sus efectos en los organismos vivos no están claros. Herrera trabajó en el Proyecto Microtrofic, que investigó dónde se acumulan, en qué periodos o sus efectos, a partir de muestras tomadas en tres playas: la del Ámbar en La Graciosa, Famara en Lanzarote y Las Canteras en Gran Canaria. En las tres encontraron niveles altos, aunque con diferencias localizadas. En la superficie del mar, el valor máximo lo encontraron, puntualmente, en La Graciosa aunque en Las Canteras los resultados son más constantes.
También analizaron el contenido gastrointestinal de 120 caballas compradas en las cofradías de las tres islas. El 78 por ciento de ellas tenían microplásticos, sobre todo fibras sintéticas, pero también pintura, redes o bolsas de plástico. Las fibras pueden llegar por los emisarios de aguas residuales. En Lanzarote hay 31 puntos que emiten a menos de diez kilómetros de la costa y están en situación irregular. Considera que hay que hacer estudios específicos sobre estos emisarios y prohibir verter aguas sin tratamiento. En cuanto a los contaminantes químicos asociados a los plásticos, han detectado 81 tipos de contaminantes diferentes, y aun así “es más importante la cantidad que el número”. Canarias sigue estando expuesta al DDT a pesar de que se prohibió su uso en 1978. También se detectan efectos negativos por el uso de cremas solares. La principal reflexión, y solución, es la necesidad de reducir el consumo.
La piel de la arquitectura
Manuel Perdomo cerró el curso con su ponencia La piel oculta de la arquitectura. Comenzó haciendo preguntas al aire: ¿Está todo dicho sobre la arquitectura insular? ¿Y si las cosas no son como creemos que son? “Nos hemos pasado la vida pensando que los edificios son de una manera y a lo mejor son de otra que nos puede sorprender”. Perdomo habló principalmente del esgrafiado, una técnica decorativa sobre la piedra, en la fachada, que se populariza en Europa en el siglo XVI pero que ya se utilizaba en España desde el siglo XII.
En las islas hay esgrafiado, que se centra sobre todo en reproducir falsos sillares en las esquinas de los edificios. En Lanzarote abundan pero no se han tenido en cuenta porque se pintó sobre ellos y se taparon. Se blanquearon las casas en el siglo XIX, probablemente porque el color evolucionaba mal. Había esgrafiados (y los hay bajo la pintura) en la Casa de la Cultura, en la Librería Lasso y en numerosas casas de Arrecife y de toda la Isla. “En Haría es muy importante, daría una gran sorpresa si limpiaran las fachadas y los dejaran ver”. También los hay en molinos, en la iglesia de San Bartolomé, en la de San Roque en Tinajo o en la parte posterior de la de San Ginés.
En Teguise, señaló Perdomo, “un día un alcalde decidió arrancar la piel a los edificios de la Villa” y dejar que se viera la piedra que estaba oculta en las esquinas; esquinas recubiertas con esgrafiados. Esas casas de La Villa de Teguise, según Perdomo, “están enfermas, se mueren por las esquinas”, por haber sacado al exterior la piedra. Considera que es un error de concepto mientras que el esgrafiado es un “elemento atractivo notable”. “Tenemos una historia que no nos merecemos”. Además, en Teguise está proliferando la carpintería en color negro cuando nunca ha sido negra. Sí verde o gris pero nunca negra. Respecto al color que había en las casas, hay gran variedad y cree que sería importantísimo recuperar ese cromatismo. El color se incorpora en el siglo XX. Antes, la Isla estaba llena de edificios bruñidos en blanco con esgrafiado en las esquinas.
Propuso el reto de elaborar un repertorio de esgrafiados de la Isla, quizá para empezar a leer Lanzarote en otra clave, y para ver los edificios como rehabilitación y no como restauración. “Procede hacer una revisión de la imagen de la arquitectura insular”. Terminó hablando de que la Ley de patrimonio debe de estar orientada a proteger, no a dar aprovechamiento urbanístico y la actual Ley no mejora a la anterior, de 1999. “Hay artículos hechos para los empresarios de la construcción”. “Los conjuntos históricos de Canarias corren peligro porque la Ley se perpetró con fines espurios y en la Villa se podrían hacer segundas y terceras plantas”, concluyó.
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