El taller de Cine y audiovisual de usuario facilita las herramientas para “hablar” este lenguaje

Alejandro Krawietz es socio fundador del Aula de Creación Audiovisual AUcrea, director del Festival de documentales MiradasDoc, asesor del Festival de cine medioambiental de Canarias, agente cultural y poeta. “Un gran conocedor de las claves de la cultura en Canarias, tanto pública como privada”, según señaló el director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, durante la presentación del taller Cine y audiovisual de usuario que Krawietz impartió en la Sala José Saramago los días 18 y 19 de abril de 2017.

Gómez Aguilera avanzó que la FCM pretende abordar esta materia en sucesivas ocasiones porque se trata de una herramienta de comunicación y un lenguaje que se impone, “ofrece muchas posibilidades” y “tiene sus propios códigos” a pesar de su cotidianeidad. El lenguaje audiovisual también puede ayudar, según el director de la FCM, a elaborar y distribuir contenidos tanto desde el asociacionismo como ejerciendo simplemente el papel de ciudadano.

El director del taller explicó que su contenido supone una iniciación, un encuentro “con un lenguaje que hay que empezar a hablar ya”, tal y como pasó con la informática de usuario. Afirmó que la posibilidad de comprender este lenguaje, incluso en su versión “más audaz”, ya está “en nuestros genes”. “Pero no basta con comprender sino que hay que empezar a hablarlo”, dijo Krawietz, que aseguró que hace sólo diez años el taller hubiera sido imposible porque los costes no permitían su desarrollo doméstico. Sin embargo, desde hace unos años, tanto en la producción como en la distribución, en Internet y las redes sociales, “el mundo audiovisual se está democratizando”.

En el taller participaron veinte personas, algunas familiarizadas ya con el lenguaje audiovisual, antes y después de la era digital, y otras animadas por la curiosidad. Las dos sesiones tuvieron un carácter práctico, aunque el primer día comenzó, tras el visionado de varios fragmentos de piezas documentales, con algunas nociones teóricas sobre las partes que componen el lenguaje audiovisual o los tipos de planos.

El método para introducir a los alumnos en el lenguaje audiovisual se basa en la creación de una pieza breve. Krawietz destacó que, como en el caso de la literatura, donde la mayor parte de las creaciones se decantan por la novela frente a la poesía o el ensayo, en el lenguaje audiovisual también, a pesar de las numerosas posibilidades, la mayoría se decanta por la ficción. Sin embargo, considera que el documental es más asequible, y que “genera ensueño”, porque “dan ganas de hacer uno cuando se ven documentales”. Su coste también es mucho menor: una media de entre 30.000 y 120.000 euros frente a los seis millones, de media, que cuesta una producción de ficción en España.

La segunda jornada del taller comenzó con la exposición a los alumnos de las diferentes herramientas con las que pueden trabajar, desde cámaras digitales, diversos micrófonos, focos y equipos de iluminación, trípodes, etc., y las técnicas de rodaje. “Hacer cine es grabar conversaciones y transiciones hacia otras conversaciones”, explicó Krawietz.

Después, los alumnos se repartieron los papeles necesarios para el trabajo. De esta forma, apareció un director, un ayudante de dirección, productores, iluminadores, sonidistas, operadores de cámara, script, encargado de la claqueta, etc… El objetivo era la creación de una breve pieza audiovisual: una entrevista para el programa ficticio Diario de actualidad a una imaginaria María Álvarez, psicóloga y socióloga, sobre la violencia en el deporte.

Mientras unos alumnos preparaban el guión de la entrevista, el resto preparaba el set de rodaje y aprendían, mediante el debate, a decidir dónde colocar la cámara, cuántos planos se ruedan y de qué tipo, si abiertos o cerrados, o dónde colocar los focos. Tras el rodaje llegó el turno del visionado, la edición o postproducción de la pieza con el programa imovie y el fin del taller. 

Nota de prensa taller Cine y audiovisual de usuario en la FCM:

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Programa del taller:

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Taller «Tejer el territorio. Una perspectiva etnográfica»

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El escritor y etnógrafo José Luis Puerto impartió el taller “Tejer el territorio. Una perspectiva etnográfica” los días 4 y 5 de abril en la sala José Saramago (Arrecife) de la Fundación César Manrique. El objetivo principal del curso era el análisis del paisaje, la conservación del patrimonio o del territorio, desde el punto de vista de la etnografía. El taller se planteó partiendo de cómo el ser humano, “ese yo grupal”, según señaló el director del curso, realiza una serie de acciones en cualquier comunidad, en el espacio en el que habita, de tal modo que ese espacio se convierte en territorio, en un espacio de cultura.

“Se habita y surge el hábitat, se edifica y surge la arquitectura tradicional, se trabaja y surgen actividades agrícolas o artesanas…”, señaló Puerto, que destacó y centró su estudio en cuatro acciones que realizan los hombres en todas las comunidades: habitar, trabajar, celebrar y descansar. “En todo territorio aparecen estas acciones del ser humano”, aseguró, destacando, que hay más acciones que caracterizan a las comunidades humanas, aunque en esta ocasión quiso poner el acento en aquellos aspectos de la cultura material y no en aquellos que conforman la tradición oral como las acciones de crear, creer o imaginar.

Cada una de las cuatro ponencias del taller estuvo dedicada a una de estas acciones, que puestas en común, dan una idea de cómo se teje el territorio a través de esos cuatro hilos y a través del tiempo, que, por una parte, es lineal (las generaciones de hombres y mujeres se van sucediendo) y por otra, está condicionado por la Naturaleza. El director del curso fue transmitiendo a los alumnos (algunos de los cuales provenían del mundo educativo, del  administrativo o del ámbito del turismo) una serie de “fogonazos, ideas o perspectivas” para que adquieran las herramientas necesarias para hacer una investigación etnográfica, para saber cómo se puede conocer el patrimonio, cómo valorarlo para preservarlo y cómo se configura una identidad, que, destacó, “nunca es cerrada sino compartida con el mundo al que pertenecemos”.

El curso ofrecía una metodología de estudio de los territorios, abordando distintos aspectos de cada uno de esos cuatro campos: los materiales, elementos decorativos o ritos referentes a la arquitectura tradicional; la vida pastoril, la agricultura; las fiestas populares, los ritos de paso o los juegos y la forma en que se emplea el tiempo de ocio, finalmente. Puerto fue introduciendo estos aspectos, primero desde un punto de vista teórico, para después pasar unas imágenes ilustrativas de aquello que se va explicando y que pertenecen, principalmente, a ejemplos de la realidad que más ha trabajado este etnógrafo, el Oeste de Castilla y León y la comarca de Las Hurdes en el Norte de Extremadura.

El estudio etnográfico se tiene que articular, según explicó José Luis Puerto, mediante dos vías, la teórica y la práctica. “Para saber en etnografía hay que leer mucho, pero hay que enterarse de la cultura tradicional, hay que ir al territorio y hacer trabajo de campo”, señaló. “Pero claro —subrayó—, este trabajo no se puede hacer de cualquier manera, hacer una tarea etnográfica no es ir con una grabadora y ver qué se le ocurre al anciano con el que me encuentro, sino que tienes que saber a qué vas, qué quieres estudiar, qué quieres documentar, no es la ocurrencia del momento”. “En etnografía, el trabajo de campo es fundamental, pero siempre ha de estar fundamentado”. Para ello puso varios ejemplos de cuestionarios, que se pueden adaptar para estudiar cada caso particular, cada territorio. Hay que volver una segunda vez al lugar de la investigación porque “te están esperando, has reactivado su memoria, la ‘memoria dormida’ y tienen más detalles que te pudieran interesar”.

Una de las conclusiones del taller es que los seres humanos se comportan de modo muy parecido en cualquier territorio, pero utilizando los elementos que tienen a su alrededor y la cultura en la que viven. “Un campesino americano va a utilizar las herramientas a su alcance para lo mismo que uno europeo o uno asiático”. “Tenemos más en común de lo que parece —señaló Puerto—, y cada uno lo adapta o lo crea a partir de su realidad”.

El estudio etnográfico de un territorio sirve para poner en valor aquellos elementos propios, pero también para desmitificar. “En Lanzarote se podría estudiar la cultura tradicional de la Isla, pero eso no quiere decir que esa cultura sea una cosa cerrada, sino que también hay una universalidad”, aseguró el director del taller, que advirtió de un peligro: la manipulación política de la etnografía, que acaba por hacer una construcción interesada del pasado. “No se puede crear o inventar —dijo— una identidad interesada de una región porque eso es una recreación, una falsificación”. “Hay que documentar lo que se produce tal cual y el gran trabajo pendiente es la posterior comparación”, añadió. Por último, alertó de otro peligro, el de la escenificación de las propias tradiciones, que se repite prácticamente en todos los territorios que reciben turistas: “eso es una profanación de la identidad”, señaló Puerto.

Más información: Nota de prensa

Taller «Recuperar la ciudad de los ciudadanos: el derecho a la ciudad»

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 Los días 1 y 2 de junio de 2009, Julio Alguacil impartió en la Sala José Saramago de Arrecife el taller “Recuperar la ciudad de los ciudadanos: el derecho a la ciudad”. El director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, presentó al director del taller, Julio Alguacil, al que definió como “una de las cabezas que mejor piensan alternativas desde la izquierda española”. El profesor de la Universidad Carlos III comenzó la primera de las jornadas del taller poniendo de relieve los factores y fenómenos que motivan una nueva ciudadanía. Entre ellos se pueden destacar la pérdida de vigencia en la sociedad actual de las organizaciones tradicionales y la vuelta a una sociedad de redes, el desajuste entre las viejas normas y los nuevos valores, la pérdida de centralidad del Estado-nación en favor de las fuerzas económicas o el ensanchamiento de la brecha entre ciudadanos y políticos.  También citó Alguacil el concepto de la exclusión social que aparece a partir de los años setenta y que cambia la escala social, ya que hasta entonces los pobres estaban en la parte baja de esa escala pero pertenecían a ella, mientras que ahora, tras la deslegitimación del estado del bienestar por parte de las políticas neoliberales practicadas por los gobiernos de Thatcher y Reagan, están fuera.

Otro de los fenómenos de la nueva ciudadanía es la llamada sociedad del riesgo, según el sociólogo Ulrich Beck; una sociedad en la que todos, incluso los más poderosos, somos vulnerables.  Por último, analizó dos aspectos positivos entre estos factores: el nacimiento de novísimos movimientos sociales, como el llamado movimiento antiglobalización, que supone una vuelta al internacionalismo y que incluye a un grupo muy heterogéneo de colectivos y personas; y la emergencia de un nuevo sujeto ético con el desarrollo de dos nuevas clases de derechos: los ambientales y los culturales.

Tras esta exposición, Alguacil hizo un repaso por cómo se han generado los derechos de ciudadanía, comenzando por los civiles y políticos, los sociales y los económicos, hasta llegar a los republicanos y a los de participación, los más nuevos y los que suponen una mayor complejidad y una doble dirección: pensar globalmente y actuar localmente pero también pensar localmente y actuar globalmente.

El mejor invento
 

“La ciudad es el mejor invento de la humanidad porque es el soporte que mejor ha permitido satisfacer las necesidades humanas”, señaló Alguacil, y lo dijo en pasado porque actualmente la ciudad ya no puede satisfacer esas necesidades, ha dejado de hacerlo.  Éstas, la necesidades, son “pocas, finitas, fácilmente identificables y universales”, es decir, tenemos las mismas necesidades aquí que en otra parte del mundo y ahora que hace cinco mil años. Alguacil nombró tres clases de necesidades: la autonomía, la salud y la autonomía crítica (libertad de acción y de política) pero se centró en el esquena de Max-Neff y Antonio Elizalde, que habla de nueve necesidades: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, creación, recreo, identidad, libertad y participación, esta última tomada como necesidad transversal: sin ella no se puede satisfacer el resto. La ciudad, hasta ahora, era un satisfactor sinérgico, nos permitía dar cumplimiento a las nueve, pero ahora ya no es así. Incluso la participación se ha complicado y  parece que se ha sustituido simplemente por el consumo. La mayoría de las necesidades no se satisface, en definitiva.

 La segunda parte de la jornada comenzó con un repaso por la evolución de las  ciudades, surgidas en la primera y segunda revolución industrial a través de un sistema de acumulación de capital. En la segunda, ya se va separando la ciudad por zonas, según su uso. En la tercera, la revolución científico-técnica, surgida a partir de la crisis del petróleo de 1973, se produce la acumulación por desposesión, la privatización de los recursos naturales, la mercantilización creciente de todas las relaciones sociales, en definitiva el crecimiento económico meramente especulativo. Como ejemplo, en España hay siete millones y medio de viviendas que no están habitadas y otros siete millones de personas que tienen problemas de acceso a la vivienda.
 
Complejidad
 

La ciudad moderna está vinculada a la complejidad. En contraste con el artesano, que “produce, se reproduce y distribuye” (las funciones en una ciudad) en un mismo lugar,  surge un ciudadano que se mueve en distintos espacios mezclados. La ciudad es compleja pero a la vez es sencilla, está llena de códigos para hacerla práctica.

La ciudad, por lo tanto, comienza a deconstruirse, se zonifica, se separan las funciones urbanas y aparece la necesidad del transporte y de las zonas dedicadas a él: nace la anticiudad. Madrid, por ejemplo, es la segunda área metropolitana del mundo tras Singapur en acumular más kilómetros de autovía por habitante. Este uso ocupa más superficie que el resto de espacios dedicados a las otras funciones de la ciudad por separado. La zonificación, seña del urbanismo progresista, está ahora en entredicho.  Además, se produce la dispersión territorial: la ciudad sin límites. “Todo el globo terráqueo está al servicio de las necesidades de consumo de las ciudades”, señaló el director del taller. La ciudad moderna también es una ciudad dual: tiene dos velocidades; un centro frente a una periferia, que no necesariamente coincide con la periferia geográfica; y se produce el fenómeno de la gentrificación, que supone que la población tradicional de una zona no puede garantizar su subsistencia en ese espacio por la revalorización del espacio.

Surgen en esta ciudad actual tres tipos de barrios, que dan como resultado un abandono del espacio público: las comunidades cerradas o barrios búnker —en los que vive gente con un gran poder adquisitivo—, los barrios de adosados y las manzanas cerradas con patio interior. “Hemos roto la sociabilidad de la ciudad”, dijo Alguacil, que destacó que se rompe también la continuidad en los espacios porque se multiplican los traslados en coche. “El lugar público es un espacio de sospecha”, señaló, “que acaban ocupando los más desfavorecidos, en la actualidad los inmigrantes”. Y como el espacio público se ocupa por estas personas, pues no se invierte en él, y se acaba por destruir la ciudad.

Si la primera jornada del taller terminó con el anuncio de la destrucción de la ciudad y la evidencia de que la ciudad ya no satisface las necesidades humanas, Julio Alguacil abrió la segunda analizando las condiciones imprescindibles “para volver a la ciudad”, para poder desarrollar procesos participativos. Esas condiciones se resumen en tres dimensiones: la temporal, la espacial y la estructural.

Respecto a la primera, y sobre el esquema de André Gorz, impulsor de la jornada de 35 horas en Francia, que diferencia el trabajo heterónimo (para otros) y el autónomo (llamado ‘el arte de vivir’), destacó que es posible disminuir el tiempo de trabajo a unos niveles importantes y facilitar la participación, ya que uno de los grandes problemas para que los ciudadanos participen es la falta de tiempo. “Si no hay tiempo no se pueden aplicar los derechos de ciudadanía de forma efectiva”.

En cuanto a la dimensión espacial, Alguacil habló de recuperar los espacios de socialización. Expuso las escalas en la ciudad, desde el vecindario hasta la metrópoli, y puso como la escala ideal el barrio-ciudad, que podría tener entre 20.000 y 50.000 habitantes, que albergaría equipamientos cotidianos y aproximadamente la mitad de los empleos de sus vecinos. Precisaría de cierta autonomía política, de cargos electos de manera directa, y de algún elemento singular que pudiera servir de foco de atracción para habitantes de otras zonas y de orgullo para los vecinos. Sería el espacio adecuado para desarrollar de forma óptima las relaciones sociales, ya que fuera de ese ámbito las relaciones se deterioran. Por encima de él estaría la ciudad, la gran ciudad y el área metropolitana, donde es más difícil satisfacer de manera efectiva las necesidades humanas. Por último, estaría la dimensión estructural, sobre la que apuntó lo que ya comentó en la primera jornada: el desajuste entre los partidos políticos, su estructura jerárquica y la población.

Barrios-ciudad
 

Para articular estos barrios-ciudad haría falta una descentralización administrativa, ejecutada como desconcentración, descentralización y desburocratización. La primera de ellas se aborda desde un punto de vista político-económico. El gasto público en España actualmente se divide en un 45% por parte del Estado, un 40% por las comunidades autónomas y un 15% por los ayuntamientos, mientras que la Unión Europea habla de una tendencia hacia un reparto que sea del 50%, 25%  y 25%. Los ayuntamientos están mal financiados, según señaló Julio Alguacil, que denunció además la excesiva privatización de los servicios y apostó por la promoción de la economía social y la formación de cooperativas que no sólo crean empleo sino que generan confianza entre la población de distintos estratos. Asimismo, destacó la puesta en marcha de presupuestos participativos.

La descentralización, por su parte, se aborda desde el ámbito político, propiciando la elección más directa, mientras que la desburocratización requiere de la distribución social del poder y de dejar de depender de especialistas (los políticos) que acaban por inhabilitar a los demás en la toma de decisiones.

Alguacil expuso las distintas relaciones entre los actores de la ciudad. Señaló que se está dando gran importancia a los agentes económicos, que se incorporan a la gestión de la ciudad vendiéndose ésta como una marca (expos, capitalidades culturales…) para atraer inversiones que, en ocasiones, acaban por suponer un gran gasto público. Con este modo de trabajar desaparece la planificación urbana en favor de los intereses económicos. También habló de la situación del tejido asociativo, débil, atomizado y competitivo entre sí, e instrumentalizado en muchas ocasiones por la Administración.

Hay tres modelos de Administración: el burocrático, que es el clásico, el gerencial que es el que se está llevando a cabo en muchas ciudades, como Madrid, con más de quinientos gerentes, y el relacional, que es por el que apuesta Alguacil y el que analizó en profundidad. Este modelo implica un reparto del poder. En él, la calidad de vida se entiende como un proceso y hay participación no sólo por parte de los especialistas, ya que “conocer la realidad es el elemento pedagógico más importante”. La función de los políticos sería en este modelo la de incorporar a los ciudadanos a la toma de decisiones. “Un buen líder político es aquel capaz de incorporar  a los ciudadanos a la toma de decisiones y liderar esas relaciones”, dijo Alguacil.

Se necesitan, por tanto, políticos que medien entre las distintas redes sociales, técnicos implicados, trabajadores municipales corresponsables y ciudadanos activos y participativos.

Movimientos sociales
 

El reto, según Alguacil, está en las ciudades organizadas. Para él, la historia de la  modernidad es la historia de la lucha de los movimientos sociales, gracias a los cuales han llegado los derechos ciudadanos. Y ahí, en esos movimientos sociales, está la base de la alternativa. El director del taller expuso un triángulo en el que en un lado está el movimiento obrero, en otro el ecologista y en otro los movimientos antiautoritarios. En el centro, en la confluencia, está el movimiento de movimientos, el llamado movimiento antiglobalización. Alguacil preguntó y se preguntó si no sería este movimiento el nuevo sujeto histórico del cambio en una sociedad en que los partidos políticos no representan ya a las clases sociales.

Por último diferenció el movimiento antisistema, que propone una alternativa, del movimiento antisocial que sólo funciona como destructor de otro colectivo,  y destacó el crecimiento en España de los movimientos de los desesperados, como se vio en Francia hace unos años y en Los Ángeles a principios de los noventa. La base para el futuro partiría de movimientos locales, anclados a un territorio, pero unidos en una alianza global.

Más información: Nota de prensa

Taller «La ciudad de las tres ecologías»

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Los días 6 y 7 de octubre de 2008, Carlos Verdaguer dirigió el taller “La ciudad de las tres ecologías. Una posible introducción al eco-urbanismo”.

Carlos Verdaguer (Madrid, 1956) es arquitecto urbanista, consultor de la red gea 21 y profesor asociado del Departamento de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (Universidad Politécnica de Madrid).

Verdaguer es experto en el diseño de proyectos integrales de sostenibilidad urbana y en la aplicación y desarrollo de metodologías de participación ciudadana asociadas al urbanismo. Entre los proyectos en que ha intervenido destacan el Ecobarrio Trinitat Nova (Barcelona), los proyectos europeos Ecocity y Steer-Snowball, el ecobarrio de Soto del Henares (Torrejón de Ardoz, Madrid). Recientemente ha participado en un concurso para el diseño de sendos ecobarrios en Logroño. Ha codirigido el Informe Diagnóstico GEO-Vitoria Gasteiz sobre la sostenibilidad urbana en el municipio y ha coordinado numerosos talleres de participación ciudadana según la metodología EASW (European Awareness Scenario Workshop) desarrollada por la Comunidad Europea.

Verdaguer es miembro del comité de seguimiento de la iniciativa CF + S Ciudades para un Futuro más sostenible (www.habitat.aq.upm.es), del GIAU + S (Grupo de Investigación para una arquitectura y un urbanismo más sostenibles), de la Comisión de Sostenibilidad del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y de la recién creada ASA (Asociación Sostenibilidad y Arquitectura, www.canalasa.es). Es también asesor del Portal Ecourbano (www.ecourbano.es), impulsado por la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona.

El director de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, inauguró el taller ‘La ciudad de las tres ecologías: una posible introducción el eco-urbanismo’, impartido por Carlos Verdaguer, profesor universitario y arquitecto urbanista. Gómez Aguilera señaló como punto de partida que “la Humanidad se está jugando su futuro en el escenario de las ciudades” y se abre por lo tanto el reto de su “habitabilidad y su humanización”.

Las tres ecologías a las que hace referencia Verdaguer en el título del taller  son la social, la mental y la física, ninguna de las cuales tiene sentido sin las otras dos. El director del taller hizo un recorrido histórico por las ciudades, que crecen primero  como una creación anónima y colectiva, fruto de muchas mentes y de un proceso complejo y pasan posteriormente a necesitar una planificación. El cambio principal lo da la Revolución Industrial en el Siglo XIX. Se introduce la velocidad como elemento esencial. Aparece el proletariado, la calle como escenario de la vida y aparecen los “lugares inhabitables” por primera vez. Esto permite que surja el urbanismo como disciplina paliativa. La población urbana crece sin parar (del 2% de la población mundial en 1860 al 60% en 2010). “El fenómeno urbano es imparable” y el planeta adquiere “una lógica urbana”.

Con la irrupción del urbanismo nace el mito de la homogeneidad, “un modelo abocado al fracaso”, según Verdaguer, porque “lo urbano ha venido para quedarse”  y “la venganza del lugar siempre aparece”. El trazado urbano permanece, hasta en la ciudad de Hiroshima después de la bomba atómica. Sin embargo sí que desaparecen lugares en las ciudades. Verdaguer apuntó la importancia de la desaparición de la memoria  asociada a ciertos lugares y el largo plazo necesario para que surja una nueva memoria. “No hay que respetar cualquier lugar pero hay que saber lo que implica su destrucción”. El arquitecto señaló que el ecologismo no está en contra de “no tocar nada” sino que se plantea quién toma la decisión de sustituir un lugar y si es necesario.

Si no existe la planificación, la ciudad se crea a golpes de  espontaneidad del mercado y cuando se acaba esa espontaneidad aparece la espontaneidad de la desesperación, y con ella la aparición de las grandes urbes y los grandes espacios de marginación. Eso sí, según Verdaguer, “es necesario planificar pero hay que tener cuidado con la ciudad que se sueña”. “Las recetas para hacer ciudades están reñidas con la complejidad de lo real”.

El director del taller apuntó unos objetivos ideales del planeamiento aunque acabó señalando que actualmente, en la práctica, “el planeamiento se convierte en un simple mecanismo regulador del mercado inmobiliario ajeno a la creación de la ciudad”. “A veces – apuntó – es el mejor que se puede hacer”. Se preguntó en voz alta si no será hora de que el urbanismo responda a su vocación originaria y se convierta en un instrumento de cambio social y de resistencia frente al poder omnímodo del mercado.

La nueva conciencia ambiental

Verdaguer citó unos principios generales de sostenibilidad frente a  los principios básicos de un modelo en crisis que se han demostrado como falsos. Entre los primeros se puede destacar que el respeto al medio ambiente es inseparable del bienestar humano y éste a su vez lo es de la equidad y la solidaridad, así como que el proceso de agotamiento de recursos y el deterioro ambiental es exponencial, entre otros.

Expuso  también los objetivos básicos  para un nuevo urbanismo, que se pueden agrupar en tres:

    • La integración en el medio natural y artificial, partiendo de lo existente y mejorándolo, ya sea sustituyendo, renovando o conservando.
    • El ahorro de recursos energéticos y materiales.
    • La calidad de vida en términos de salud, confort y bienestar social, contando con la participación en el proceso de toma de decisiones.

 Verdaguer  dibujó con palabras el mapa de la ecociudad postindustrial y señaló que la reflexión urbano- ecológica a nivel territorial sigue siendo una asignatura pendiente porque está ligada a una transformación global del modelo energético. “Estamos abocados a velocidades más reducidas”, aseguró. A su vez, enumeró las directrices básicas de la ecorregión, que comienzan con poner límites a  la dispersión, la redistribución territorial de recursos, la gestión integrada de energía y materia, la reducción de la movilidad, el reequilibrio entre entorno natural, rural y urbanizado, el fomento de la autonomía de los núcleos urbanos y la inserción de las redes globales.

Finalmente, para acabar la primera jornada del taller, citó las condiciones básicas de la ciudad sostenible, entre las que destacó el ecobarrio como unidad principal y la rehabilitación y reutilización del Patrimonio construido como una directriz fundamental para la sostenibilidad. En España hay actualmente 24 millones de viviendas y 45 millones de habitantes. “Hay pocas justificaciones para construir una vivienda más”.

La segunda y última jornada del taller ‘La ciudad de las tres ecologías’ partió de la exposición de las herramientas básicas para un nuevo urbanismo, divididas en tres grandes ámbitos: un enfoque holístico y multidisciplinar, la participación y el control de los usuarios y la evaluación y monitorización durante y después del proceso.

El director, Carlos Verdaguer, insistió durante las dos jornadas en la importancia de avanzar en cualquier aspecto que conforme  el ecourbanismo y a la vez en que sólo se puede hablar de ecociudades o ecobarrios si se avanza en todos y cada uno de esos aspectos. Señaló que cada proyecto exige una identificación diferente en función de los objetivos que se buscan y explicó su experiencia en realizar matrices de análisis o de diagnóstico para analizar dichos proyectos. “Es necesario identificar los sectores clave para establecer los objetivos de sostenibilidad”.

En cuanto a la participación, este arquitecto urbanista parte del principio de subsidiariedad: resolver los problemas lo más cerca posible del origen. Los técnicos deben apoyar el proceso de toma de decisiones con soluciones argumentadas, pero la decisión antes calidades distintas o contradictorias no puede ser técnica. La verdadera participación – destacó – no consiste en informar ni en consultar (al estilo de las alegaciones en los planes generales). “La participación  se produce cuando puedo entrar en un sitio con la idea A y salir con al B o al menos con la A+1”. Hay dos modelos contrapuestos de participación: el habitual, de arriba abajo, que en el mejor de los casos se logra una homegeneización y el participativo, de abajo arriba. “La participación es un filón, ya que es conocimiento acumulado que puede sustituir mucha información urbanística”. Advirtió también de la importancia de no crear falsas expectativas en los procesos de participación, de integrar a todos los actores desde el inicio y de no buscar el consenso en sí mismo sino la identificación de los verdaderos conflictos.

Verdaguer hizo un repaso de algunos de los pioneros en el diseño sostenible, que aquí tan sólo se nombran: Lucien Kroll, Ralph Erskine, John F. Turner, Rod Hackney, Bernard Rudofsky, Giancarlo De Carlo, Charles Abrams, Henri Lefebvre, Félix Guattari, Michel Focault, Jim Diers, Yukio Nishimura o Christopher Alexander, entre otros.

La tercera de las grandes herramientas consiste en la necesidad y los métodos de evaluación del proceso, “para aprender del propio proceso”. Señaló en tono jocoso que “el arquitecto suele ser el que no vuelve por la escena del crimen” y volvió a insistir en la importancia de medir la complejidad  para no ‘vender’ como sostenibles proyectos que sólo cumplen una parte de los requisitos.

Una herramienta vigente: la Agenda 21

La Agenda 21 como herramienta metodológica, según el ponente, ya contiene todos los elementos necesarios para constituir la base de un nuevo urbanismo sostenible aunque en la práctica, en España, sólo ha estado a la altura de las expectativas “cuando los políticos han permitido su aplicación coherente”. Destacó que está lastrada por la inexistencia de un marco legal y que normalmente se ha quedado en la etapa de diagnóstico y en una marca de prestigio ambiental. Como ejemplo más claro de esto último citó el caso de Madrid, una ciudad claramente insostenible con Agenda 21.

Siguiendo esta línea advirtió de que el hecho de que no haya soluciones ni fórmulas únicas para medir la complejidad de los procesos no puede ser coartada para aceptar cualquier cosa como un proyecto sostenible. Puso dos visiones sobre la sostenibilidad que representan dos extremos: la de Richard Rogers, en la que el reto consiste en incorporar tecnologías sostenibles que reduzcan la contaminación y los costes de mantenimiento de los edificios y la de los que sostienen que la única arquitectura sostenible es la que no se llega a construir, porque un nuevo edificio nunca ahorra energía y toda urbanización de un nuevo suelo es antiecológica. En este sentido, según Gunther Moewes, la rehabilitación, la sustitución de edificios o el cierre de huecos entre estos es lo único válido en la actualidad. Terminó haciendo referencia al monofuncionalismo solar, es decir, a  los proyectos pensados solamente para atender a la orientación del sol, pero que en la mayoría de los casos desatienden otras necesidades y crean otros problemas.

Como colofón del curso expuso algunos de los proyectos en los que ha trabajado a través de la empresa consultora Gea 21, como el barrio de Soto del Henares en Torrejón de Ardoz, un concurso para dos ecobarrios en Logroño o el proyecto de Trinitat Nova en Barcelona, integrado en el proyecto Ecocity, del que señaló que el resultado se ha ido desviando del planteamiento realizado originariamente.

Curso «Economía, poder y megaproyectos»

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“Los megaproyectos me parecen muy bien”, señalaba el director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera en la presentación del curso ‘Economía, poder y megaproyectos’, celebrado en la FCM del 17 al 19 de octubre de 2007, que para él es al fin y al cabo un curso sobre la democracia. Se refería a megaproyectos como los Derechos Humanos, la inversión de la tendencia de la pobreza o la situación de la mujer en el mundo.

En la primera jornada del curso, en la que intervinieron José Manuel Naredo, uno de los directores, y Félix Arias, se pusieron muchos ejemplos de megaproyectos aunque no precisamente de este tipo.

Los dos ponentes desmontaron ese axioma que dice que los megaproyectos son buenos para todos los ciudadanos porque crean riqueza y puestos de trabajo que repercuten en el progreso de la sociedad donde se construyen. Naredo, por ejemplo, entre las consecuencias que traen estos megaproyectos señaló que “desplazan el poder hacia el mundo económico y empresarial”, crean un nuevo feudalismo o caciquismo “disfrazado de democracia” o logran lo contrario de lo que anuncian:que los beneficios empresariales no sólo no producen mejoras en la calidad de vida de las personas sino que son los contribuyentes quienes hacen posible, con dinero público, que se generen esos beneficios para unos pocos. De hecho, el pretexto para hacer los proyectos es el beneficio que generan, cuando todos están financiados, directamente o indirectamete, con dinero público.

En los megaproyectos, también llamados muchas veces “operaciones”, en lenguaje militar, “se inflan los beneficios y se ocultan los costes y sus daños ecológicos y sociales”.

Félix Arias, urbanista y concejal del PSOE en Madrid hasta el pasado mes de mayo, señalaba que “esa vieja idea de que son buenos para todos porque el crecimiento es bueno, está archidemostrado que no es cierta: generan desigualdad en los ciudadanos”. Arias aseguró que esos proyectos se justifican con razones globales y no hace falta “entrar en los procesos reales”. “El que pide que se cumplan las normas es el enemigo del pueblo”, señaló Arias, que dejó claro que “el modelo de ciudad que se construye a base de hacer las obras que necesita el sector inmobiliario no es es modelo sostenible”.

Ambos ponentes expusieron varios megaproyectos “ejemplares” en España que demuestran las conclusiones anteriores.

Centrales nucleares. No se trataba de generar electricidad sino de hacer el negocio construyendo la central. Se maneja a las empresas eléctricas para inflar los presupuestos de construcción y se multiplica el coste por siete, al igual que se hace con las autopistas, que tienen el precio por kilómetro más caro de Europa. Con las centrales no se hacía propaganda explícita de la energía nuclear pero se pagaba a periodistas para que hablaran bien de ellas (incluso apareció en esa lista Félix Rodríguez de la Fuente). Lo único que lo puede frenar, según Naredo, es: “información potente de lo que se traen entre manos y movilización popular”.

Trasvase del Ebro. Un trasvase se justifica por cantidad, calidad y cota. No se daba ninguna de las tres. De los diez últimos años estudiados, el Ebro no daba la cantidad suficiente de agua para trasvasar en seis de ellos, según los datos que manejaba la propia Administración. La calidad del agua tampoco era buena y además había que gastarse una gran cantidad de dinero en bombear agua desde el nivel del mar hasta casi 600 metros. Conclusión: costaba el doble que la desalación para lograr una calidad de agua similar. La clave: “forrarse en la construcción”.

Parque Warner. En Madrid. Entre la Comunidad Autónoma y las Cajas de Ahorro financian casi todo el proyecto. La Warner no pone ni un cinco por ciento de la inversión. Ha sido un fiasco. Iba a crear 3.000 puestos de trabajo y no llega ni al 10%. Además del coste, se invirtieron 84 millones en la autopista y 30 en el ferrocarril, de dinero público, por supuesto. La clave: se revalorizan los terrenos colindantes (el Parque sólo ocupa una cuarta parte de la “operación”).

 AVE a Guadalajara. El trazado del AVE llega a Guadalajara pero no entra. Hace un escorzo. La clave: la Ciudad Valdeluz construida en terrenos de un familiar de una alta responsable política. El que marca la pauta, el que atrae la inversión, es la propiedad del terreno, no la necesidad de los ciudadanos.

M-30. Gallardón se juega su prestigio porque es su gran promesa electoral. No tiene plan de movilidad ni estudio de impacto ambiental. El colapso de coches, después de las obras, es el mismo, pero invirtiendo 5.000 millones de euros, cuando se había anunciado un coste de 1.700. Eso sí, se hacen con “las tuneladoras más grandes del mundo” que, casualmente, cuando se adjudican las obras, ya están construidas. “Es la autopista más cara del mundo por kilómetro”, según dijo Arias. La clave: dar mejor acceso a las radiales de Madrid, especialmente a las de pago, y poner en valor así fincas a veinte y treinta kilómetros del centro de la ciudad.

Operación Chamartín. Es la primera operación urbanística en España que se hace por concesión. Un suelo público, de Renfe, se pasa a cederlo a una empresa. Después se multiplica por tres la superficie de la concesión sin hacer un nuevo concurso y se dobla la edificabilidad. En catorce años no se ha logrado ni aprobar el plan parcial de la operación.

Torres del Real Madrid. Se justifica todo porque “el Real Madrid es el mejor embajador de Madrid en el mundo”. En unos terrenos con uso deportivo, se inicia la idea de construir un pabellón olímpico. Se hace un convenio muy favorable para el Real Madrid (los cuatro edificios más grandes de España) y además se ceden para la nueva ciudad deportiva unos terrenos en Valdebebas que son propiedad de terceros. Para esa ciudad se le da una licencia en precario, sin plan aprobado, por la que sólo pueden construir algo desmontable. Construyen con hormigón pero presentan un aval por si hay que derribarlo.
Frente a esto, según José Manuel Naredo, sólo cabe “una refundación democrática del poder con el ejercicio pleno de la ciudadanía bien informada”.

El protagonismo de los mercados financieros afianza el carácter virtual de la riqueza

El mundo al revés. Los países ricos son los más endeudados y los países pobres los más ahorradores. Es más, los países ricos son ricos porque succionan el ahorro del resto del mundo. Tienen necesidad de financiación. Y contra toda lógica, la tasa de ahorro de los países pobres (sobre un 30%) del Producto Interior Bruto es superior a la de los países ricos (un 20%). ¿Y qué ha pasado en los últimos años? “Que los mercados financieros han tomado vida propia”. El profesor de la Universidad de Valladolid, Óscar Carpintero, trazó en la segunda jornada del Curso ‘Economía, poder y megaproyectos’ las claves del poder financiero que han adquirido los grandes grupos empresariales, los nuevos fabricantes de dinero.

Excepto Japón y Alemania, que lo que hacen con sus ahorros es financiar su estrategia de adquirir patrimonio directamente, el resto de los países ricos acude a los mercados financieros para poder expandirse. Es decir, piden dinero para comprar. Lo mismo que cualquier economía doméstica para adquirir una vivienda. Lo que ha pasado en los últimos años es que ya no se va al banco a pedir ese dinero, se acude a los mercados financieros. No obstante, “que los bancos pierdan peso no quiere decir que pierdan poder, porque lo recuperan por otro lado”. Tanto piden los ricos que tienen un déficit crónico. ¿Quién compensa este déficit? Los países pobres, principalmente China y el Sudeste asiático.

En este contexto, España tiene un papel más que destacado. Es el segundo país del mundo con mayor deuda en términos absolutos, sólo por detrás, aunque muy por detrás de Estados Unidos, que como país más rico del mundo es el más endeudado. Desde finales de los años noventa, la escalada de España, que ha pasado de país comprado a comprador, le ha colocado además en el dudoso honor de ser el más endeudado en términos relativos, respecto a su PIB. “Hemos imitado a USA superando al maestro, y sin el dólar”, según Carpintero. Ante esta situación, el ponente se hizo una pregunta: “¿Por qué no hacen lo mismo los países pobres”. Y se dio una respuesta: “porque hay desigual capacidad para emitir pasivos que admita el mercado”. Ya en el Siglo XVIII, Quesnay, economista y cirujano, intuía la respuesta, que de manera muy resumida, es ésta: a los pobres se les cobra al contado y a los ricos a crédito.

Las empresas de los países ricos, por lo tanto, se dedican a fusionar o adquirir empresas en los países pobres. En lugar de invertir para producir en esos países compran las empresas productoras. Y las compran, como se ha dicho, a través del canje de acciones. Realmente lo que están haciendo es emitir dinero: dinero financiero, virtual. Es virtual porque si alguien compra una acción, la empresa no le garantiza que cuando quiera le vaya a devolver el importe de esa acción en dinero. La emisión de este dinero financiero ya es mucho mayor que la emisión del dinero de los Estados. En el año 2000, en España, la emisión privada supuso un 21% del PIB, mientras que la pública fue negativa, se detrajo dinero. “Las empresas que lanzan una oferta de compra realmente se convierten en un banco emisor”, dijo Carpintero, que advirtió que esto genera una redistribución de la propiedad a escala nacional e internacional, afianza el carácter virtual de la riqueza, confunde la riqueza con la deuda y hace que “si la gente quiere materializar la riqueza, esta se esfuma”.

Los núcleos de poder en España son los mismos de siempre”

Albert Recio, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, contó una “historia de éxito del capitalismo español”. La historia de la oligarquía española. “Hace años ya se piensa que lo normal es que existan oligopolios: las empresas buscan seguridad y crecimiento, se basan en la fidelización, en la producción masiva y en el apoyo público”. El poder de las empresas españoles, como ya quedó claro en la anterior intervención, ha aumentado mucho. Ya hay nueve o diez entre las 500 más grandes del mundo, tres de ellas entre las cien primeras, y cuatro de esas diez eran empresas públicas.

Recio señaló que bajo el franquismo se consolidaron tres aspectos de la economía española: el status quo bancario, la intervención clientelar y el apoyo en el sector público. “Cuando llegó la democracia se vendió la moto de que la economía se iba a liberalizar: es falso”, dijo Recio. Lo que ha pasado es lo contrario. Los grandes grupos bancarios se han concentrado y la introducción de bancos extranjeros no es significativa. Además, en los años ochenta, “el Estado da unas ayudas cruciales para la reconversión bancaria”. La oligarquía económica nace y crece bajo el paraguas del Estado. Para Recio, los bancos tienen además un papel muy importante en la burbuja inmobiliaria, que es la que tira de la economía española, “ya que el banco genera la oferta y la demanda”.

En la construcción hay seis grandes empresas: ACS, Ferrovial FCC, Acciona, Sacyr Vallehermoso y OHL, además de Abengoa, más dedicada al montaje. Entre estas empresas hacen la mitad de toda la obra pública en España, tanto de Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y el propio Estado. La mayoría de ellas tiene su origen más remoto en los primeros años del franquismo y surge gracias al apoyo público, de concesiones públicas. “Hay una continuidad”, señaló Recio, que explicó más detalladamente la trayectoria de los creadores de estas empresas. “Estos núcleos de poder son los mismos de siempre” pero se han ido adaptando a las nuevas reglas de juego.

Estas grandes empresas invierten no sólo en la construcción, sino también en el sector inmobiliario, en concesiones, medio ambiente, servicios sociales, montaje, industria, transporte, “y ahora al asalto de la energía”. Y todas esas compras las financian los bancos. Las empresas se han hecho tan fuertes que han pasado de expandirse de América Latina a comprar en el mercado europeo. Y se han hecho tan fuertes “que están cambiando los modelos de gestión de lo público”. “Se saca a concurso la gestión de cárceles y hospitales durante treinta años”, dijo Recio. ¿Las consecuencias? Un modelo de elevados costes sociales, ecológicos o laborales: desigualdades, precariedad, corrupción, desequilibrio, mala calidad del servicio… “Un modelo de capitalismo canalla”, terminó Recio.

El objetivo económico es la acumulación de capital para poder seguir acumulando capital”.

“Sevilla, la construcción de un sueño”. Así se llamó una operación urbanística promovida por la empresa Heineken en la capital andaluza. La operación y cómo se llegó a ella sirve de ejemplo de actuación del “reacomodo de las viejas oligarquías andaluzas y los nuevos poderes transnacionales”, título de la ponencia del catedrático Manuel Delgado, que abrió la última jornada del curso ‘Economía, poder y megaproyectos’. Para llegar a interpretar ese ‘sueño’ hay que explicar previamente cómo llega Heineken a ser promotor de 2.000 viviendas de lujo en el centro de Sevilla gracias a una recalificación de un suelo industrial a residencial con un alto coeficiente de edificabilidad y con un proyecto avalado por Jean Nouvel, Foster e Isozaki. El solar del que hablamos es la antigua fábrica de la cerveza Cruzcampo, un emblema de la economía sevillana.

Antes de ser comprada por Heineken, fue la cerveza Guinness quien adquiere Cruzcampo. Por el camino y gracias a la supuesta inversión, se reestructura la producción y se pierde una cuarta parte del empleo de Cruzcampo, se compran marcas de cerveza locales y sus redes de distribución. Finalmente se presiona al Ayuntamiento para que recalifique la antigua fábrica y en la operación se ganan 300 millones de euros, la mitad de los que costó la compra. “Todo esto se incluye dentro de un plan que tiene como pilar básico la participación ciudadana”, como explica Delgado. Hay más detalles aún pero con estos ya se pueden explicar algunas de las características comunes de ese reacomodo del viejo poder oligárquico en Andalucía:“el capital se libera del peso de la gestión de lo real”, “se alimenta la marca y las acciones se orientan al marketing” y se busca “fabricar barato donde sea”. El resultado es que las viejas empresas locales se van desvinculando de su lugar de nacimiento.

Por una parte, esas viejas oligarquías se reacomodan dentro del capital internacional: unas se dejan comprar directamente, otras mantienen sus acciones dentro del paraguas de la marca internacional y otras sirven como franquicias del capital global. Delgado destaca que hay “una apropiación y desposesión de lo local desde lo global bajo el predominio de la financiarización”, una característica que ya indicó en su conferencia dentro del curso el profesor de la Universidad de Valladolid, Óscar Carpintero.

El ejemplo de Heineken no es el único, claro. El caso de Pernod Ricard es similar. Compra la empresa Larios, de larga tradición malagueña y se lleva la producción a Madrid, mantiene el nombre de la marca pero económicamente se desvincula por completo de Andalucía. “Es una corporación vacía, una empresa virtual que se separa de lo físico”, señala Delgado. Pernaud finalmente absorbe Allied-Domecq, formada a su vez por una fusión de una empresa internacional y una de las empresas de más arraigo andaluzas. Esa desvinculación con lo local le pasa igual a González Byass o a Osborne, mientras que como ejemplo del desmantelamiento de la producción podemos señalar la compra de Marcos Eguizábal de las viejas bodegas del casco histórico de Jerez para convertirlas en centros comerciales.

En el caso de las empresas de construcción, Delgado señaló el protagonismo del PSOE alimentando ciertas operaciones a través de las Cajas de Ahorro, controladas por el partido. “Quienes debían impedir los desmanes urbanísticos son quienes los promueven”. Como conclusión: la extensión de esa lógica de la acumulación depredadora que acaba por destruir el tejido social y los ecosistemas. “El objetivo económico es la acumulación de capital para poder seguir acumulando capital”.

A cada megaproyecto le corresponde su megamentira: el camino hacia la desobediencia civil

Federico Aguilera Klink, codirector del curso, recogió el testigo de la intervención anterior. “Los auténticos damnificados de esto son las pequeñas y medianas empresas”. Aguilera comenzó diciendo que las grandes empresas “no quieren competir”. Citó a Adam Smith, el padre del liberalismo , que ya decía en el Siglo XVIII que “sólo quieren ampliar el mercado y reducir la competencia”. Smith decía que los que dictan las reglas del juego son los que tienen más interés en defraudar o que la regulación del comercio siempre es un engaño. “Prohibido ver lo evidente”, señaló Aguilera Klink parafraseando una viñeta de El Roto. El director del curso advirtió que no se enseña economía incluyendo la influencia que tiene el poder sobre ella. “No se puede estudiar economía excluyendo al poder “ya que es el poder el que explica lo que ocurre”.

Para hablar de la situación actual, Aguilera recurrió al pasado. Comenzó con Smith y siguió con Galbraith, que en 1973 decía que “la corporación moderna controla, fija precios, soborna y es una influencia dominante en el Estado”. Se da, pues, una confusión entre el interés privado y el público. De hecho, el primero acaba por transformarse en el segundo. Como ejemplo: el eje transinsular que se quiere construir para unir las siete islas. A mayor escala, el Plan Hidrológico Nacional, que se llegó a presentar en la sede de la patronal de la construcción en Murcia. “Prohibido ver lo evidente”. ¿Qué capitalismo es este que piensa que los fondos públicos son suyos?, se pregunta en alto Aguilera Klink, y lo hacía tras explicar que el Plan de Infraestructuras y Transportes destina 250.000 millones de euros a obras, como una especie de compensación por derogar el trasvase del Ebro. Más ejemplos de la transformación del interés privado en público: el AVE, que a 350 kilómetros por hora gasta tanta energía como una ciudad de 25.000 habitantes mientras se desmantela la red de ferrocarril y se construye un país cuyo futuro es tener la mayor densidad de kilómetros de autopista por habitante.

Aguilera Klink relaciona megaproyectos con megamentiras:se deroga el trasvase del Ebro pero se mantienen las sobreestimaciones de la demanda de agua, aunque altos cargos del Gobierno reconocen que se había sobreestimado esa demanda. “No hay cálculos fiables ni honestos y menos de los expertos”, dijo Aguilera, que volvió a recalcar las características de los megaproyectos que destacó José Manuel Naredo el primer día del curso:“se sobreestiman los beneficios, se subestiman los costes y se ignoran los impacto ambientales”. Como gran ejemplo de megamentira puso todo el proceso para intentar construir el puerto de Granadilla y cómo se va cambiando de mentira según se va desmontando la anterior. “Ahora están con el gas y con Kyoto para justificarlo”. En este contexto ni siquiera Bruselas, el Parlamento Europeo, es una esperanza. “La presión de los lobbies es terrible, ya no es una esperanza”.

Para hacer frente a este capitalismo “gansteril” que crea precariedad salarial y saqueo de fondos públicos, el director del curso propuso: más independencia judicial, más fiscales de medio ambiente y anticorrupción, más democracia, una sociedad civil más activa y por último: desobediencia civil. “Hay que usarla de manera pacífica, seria e inteligente, pero empezar a usarla ya”.

Más información: Nota de prensa

Curso «Algunas claves de la corrupción urbanística en España»

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-“¿Qué recibiría yo?”

-“Pues resolver tu vida, la de tus hijos y de veinte generaciones tuyas. Esto es un filón, esto es oro, oro y oro”.

Esta conversación entre una concejal de un pueblo de Sevilla y un promotor inmobiliario que necesita su voto para aprobar una operación urbanística sirvió a Fernando Jiménez, profesor titular de Ciencia Política de la Universidad de Murcia, para arrancar la primera jornada del curso ‘Algunas claves de la corrupción urbanística en España, que dirigió en la Fundación César Manrique del 26 al 28 de septiembre de 2007.

Jiménez fijó brevemente tres tipos de factores generales que pueden dar como resultado la corrupción: una frontera poco definida entre Estado y mercado, tolerancia social hacia esas prácticas y un mal funcionamiento de los mecanismos de control. De manera especial: la dependencia financiera que tienen los Ayuntamientos en el urbanismo para financiarse, un modelo asentado sobre la especulación legal, la alta rentabilidad de la inversión inmobiliaria (el precio medio de la vivienda ha subido un 175% en diez años mientras que los costes de construcción sólo un 35%), una política de vivienda basada en la compra y unos tipos de interés muy reducidos.

El director de la Fundación, Fernando Gómez Aguilera, había recordado previamente que un informe de la ONU de 2006 ya advertía de que en el urbanismo en España “las prácticas no éticas se han convertido en la norma”. Lamentó tener que dedicar un curso a la corrupción urbanística en lugar de hablar de la función pública y creadora que debería tener ese urbanismo y justificó el curso señalando que “el urbanismo no es una actividad desvinculada de la vida de las personas y del funcionamiento sostenible del planeta”.

La especulación legal

Fernando Jiménez tuvo que suplir al ex Director general de urbanismo de Valencia, Gerardo Roger, que tenía previsto hablar sobre el modelo urbanístico español. La conferencia se titulaba ‘La especulación legalizada del suelo’. “Hemos pasado de que cada español quiera ser seleccionador de fútbol a que cada español lleva dentro un concejal de urbanismo”, expresó el profesor Jiménez. El escenario de la corrupción exige tres factores: una oferta con un producto que genere elevadas plusvalías, una demanda muy alta y un mercado restringido, monopolístico y opaco. En España se dan las tres.

La primera, con un ejemplo: para la operación urbanística más modesta, de VPO y con baja edificabilidad, en el paso de rústico a urbanizable de ese suelo, el propietario del mismo obtiene, en un día, sin invertir, sin arriesgar y de manera legal, una plusvalía como mínimo del 900%. Esta circunstancia es exclusiva del sistema urbanístico español. No se da en ningún otro.

La segunda: a la demanda de los que quieren comprar una vivienda formar un hogar se suman los residentes extranjeros, los que quieren una casa como inversión y los que quieren blanquear dinero. Mucha competencia. La tercera: en el mercado se cede la iniciativa al sector privado y las decisiones políticas suelen ser poco transparentes. Jiménez terminó poniendo su esperanza de cambio en el  funcionamiento de la nueva Ley del Suelo, aprobada recientemente.

Plan General con derechos de autor

Marylène Albentosa, alcaldesa de Guardamar del Segura (Alicante, 16.000 habitantes), aportó la visión del problema desde una alcaldía. Ganó las elecciones en mayo de 2003 y se encontró con un Plan General aprobado cuatro días antes aunque aún no publicado y que triplicaba el suelo urbanizable que había hasta entonces. Los funcionarios municipales no conocían el Plan General. El de Guardamar es un claro ejemplo de cómo dejar el diseño urbanístico de un municipio a la iniciativa privada.

El Plan se dividía en catorce sectores para los que se podían presentar opciones de urbanización. Las propuestas fueron presentadas durante los meses de agosto de 2001 y 2002, El ‘agosticidio’, lo llamaron los vecinos. El Plan lo redactaba un equipo externo al Ayuntamiento, donde se suponía estaban los planos. Cuando Albentosa toma posesión como alcaldesa se encuentra sin información sobre el planeamiento y con un equipo redactor que le dice que no puede usar ese plan porque tiene derechos de autor. Al conseguir, finalmente, los planos, se encuentra con que no hay previstas zonas educativas, no se han diseñado puentes o rotondas para sortear una carretera nacional y ha desaparecido una zona protegida, un humedal, para lo que tuvo que dar su visto bueno el Gobierno regional en contra de su propio planeamiento. Logra corregir algunos errores, no sin dificultad, porque se produce la oposición de promotores y Gobierno regional.

“Al final no soy yo la que consigue aprobar el plan sino todos los intereses que había en el camino”, reconoce la alcaldesa que, por cierto, volvió a ganar las elecciones el pasado mes de mayo, con 300 votos de diferencia.

“La reacción contra la corrupción debe ser tan compleja como la propia corrupción”.

La segunda jornada del curso ‘Algunas claves sobre la corrupción urbanística en España’ tuvo un carácter heterogéneo. Abordó el papel de la prensa, de las asociaciones ecologistas y de una organización no gubernamental como Transparencia Internacional.

El de la prensa lo puso sobre la mesa Pachi Larrosa, hoy Jefe de edición de ‘La Verdad de Murcia’ y en los años noventa director de la edición burgalesa de ‘Diario 16’. En esa etapa protagonizó, como informador, el caso de la construcción de Burgos, un caso con diferencias “únicamente climatológicas con Marbella”. El caso terminó con la condena de siete años de cárcel para el constructor Méndez Pozo, la inhabilitación del alcalde y varios concejales, con 20.000 vecinos residiendo en casas con licencias de construcción anuladas y con ríos de tinta vertidos en una cabecera creada, como reconoció Larrosa, con la intención de sostener mediáticamente el proceso, denunciado en Fiscalía por la Asociación de la construcción burgalesa. Al contrario de lo que suele ser habitual, “los periodistas poníamos el freno del rigor a las ansias de la propiedad” del periódico por aumentar el escándalo.

Entre este caso particular y la valoración final del papel de la prensa regional en la denuncia de casos de corrupción urbanística en España, Larrosa hizo algunas consideraciones de tipo más general. “Todo fenómeno de corrupción es en sí mismo un arma política”. “Es difícil descubrir algo que se quiere ocultar”, que describe la dificultad o la fortuna de encontrar una fuente que destape un escándalo. El periodista relacionó directamente el aumento en el número de casos de corrupción que se conocen actualmente con la mayor importancia que ha adquirido la prensa local y regional, en general y en la denuncia de estos casos en particular. La cercanía entre el lugar de redacción y el de corrupción afecta a la prensa local para sostener los casos, y lo hace como fortaleza y como riesgo.

Las ventajas, frente a la prensa nacional, estriban en una mayor credibilidad, al estar habitualmente menos ideologizada o politizada, el potente atractivo de las informaciones al enfocar directamente a los poderosos locales pasando por dificultades y cierta independencia conseguida gracias a la concentración de varias cabeceras en grupos de comunicación potentes, principalmente en Prensa Ibérica y Vocento, donde la cúpula empresarial está desplazada del lugar de los hechos. Según Larrosa: “la prensa regional  mantiene la presión sobre los corruptos y obliga a la Administración a mantener su atención”.

Cómo se mide la transparencia

Jeús Lizcano es el presidente de ‘Transparencia Internacional’ España, una organización  creada por un ex alto cargo del Banco Mundial que está presente en multitud de países y que tiene como objetivo fomentar la transparencia en el sector público, los mercados, los partidos políticos, las empresas, las religiones o las universidades. Todo ello con el fin de lograr una mayor equidad social y eficiencia económica. Lizcano, que se centró en exponer la labor de la organización que dirige, señaló que la dimensión globalizada de la corrupción hace que ésta necesite una solución pactada. Uno de esos pactos es la convención de la ONU contra la corrupción, firmada por 140 países, entre ellos España, que deben ahora adaptar sus legislaciones  a ese acuerdo.

‘Transparencia Internacional’ desarrolla instrumentos de medición de la transparencia y la integridad respecto a entidades públicas y empresas. Publica cuatro informes anuales. El primero de estos informes, cuyos resultados se han conocido esta misma semana, es el ‘Índice de percepción de la corrupción’. Como conclusión general, Lizcano destaca que hay una “fuerte correlación entre corrupción y pobreza”. En este índice, en el que suspenden tres de cada cuatro países, España se sitúa en el puesto 25 de 180. Eso sí, la causa principal de la percepción de corrupción entre los ciudadanos españoles se debe la corrupción urbanística”, por lo que Lizcano augura un punto de inflexión ante una recesión en el sector de la construcción. El Barómetro global es el segundo informe. Evalúa catorce sectores en 62 países. En España, el peor valorado son los partidos políticos, mientras que la prensa se sitúa en el tercer puesto, algo atípico. El Informe sobre fuentes de soborno evalúa a empresas de las treinta economías más exportadoras del mundo. España aparece en el puesto número trece. Por último se elabora un Informe global de la corrupción en el Mundo, que aúna cada informe que se hace en cada país y que cada año se dedica especialmente a un sector. Por último, promueve un Pacto de Estado contra la corrupción y de momento ya se ha conseguido una resolución del Congreso de los Diputados instando al Gobierno a liderar ese pacto.

La comprensión para ejercer presión

El final de la jornada deparó una exhaustiva, hilarante y apabullante intervención de Juan Sánchez García, subdirector del Centro de Estudios Ecosociales de la Universidad de la Laguna, miembro de la Coordinadora El Rincón, profesor de Economía y un “escéptico ilusionado frente a la corrupción”. Su ponencia estaba anunciada como ‘El caso de la playa de las Teresitas: una reflexión sobre el papel de las organizaciones ecologistas”, aunque ya anunció desde el principio que había cambiado el título para usar el caso de la playa tinerfeña “como excusa para un debate más amplio”. Encaró la charla desde tres visiones distintas, las que le otorgan esas tres facetas que se han mencionado más arriba y sin perder el humor en ninguna de las tres. Recordó todo el proceso ciudadano para lograr la aprobación en el Parlamento del Plan Especial de El Rincón (Tenerife) y habló de corrupción pasiva por la “falta de voluntad política” para aplicar lo logrado. Contó otros dos casos más: el conjunto Atlante en el casco histórico de La Orotava y Las Teresitas. A los tres les une que son el resultado de un “ejercicio de cuentas social”, iniciativas populares o movilizaciones públicas.

El Centro de Estudios Ecosociales de la Universidad de La Laguna se creó para aprovechar la relación entre la Universidad y la sociedad. “Es un centro de investigación orientado a la comunidad”, según Sánchez García, que entre otras cosas, favorece la relación entre diversas disciplinas o hace una llamada a la responsabilidad social del mundo universitario. Desde ese punto de vista, el ponente resaltó que se ha puesto el acento en intervenir de manera directa, es decir, legislando sobre el uso del suelo pero no tanto en hacerlo de manera indirecta, esto es, a través del mercado. Advirtió de que la corrupción no es la ausencia de reglas, sino que es un sistema normalizado que puede hacer que se cambien las reglas desde la autoridad pública y se consoliden a través de la cooperación y la confianza. “Comprendiendo el fenómeno podemos ejercer una presión continua”, señaló. El mecanismo que puede romper el tejido corrupto se basa en la cooperación, en la interacción entre todos los actores, desde los movimientos ciudadanos, a las universidades, las instituciones, las distintas figuras jurídicas… “El efecto de estimulación e ilusión es muy importante para disolver la democracia corrupta”, afirmó, para terminar parafraseando al Nobel de Economía Joseph Stiglitz: “La reacción contra la corrupción debe ser tan compleja y variopinta como la propia corrupción”. Incluyendo el humor, el buen humor, claro.

“Las irregularidades más graves se cumplen en el ámbito de lo lícito”.

Si la corrupción urbanística es un iceberg, la parte que sobresale podría ser el caso de Marbella. La otra parte, la que no flota, mucho mayor que la que se ve, serían las corruptelas por el ejercicio discrecional de las funciones urbanísticas por parte de los Ayuntamientos. “Esa discrecionalidad es inevitable en el ejercicio del urbanismo porque decidir es gobernar. Es peligroso que sea un juez quien controle esas decisiones porque puede acabar sustituyendo el interés general por su propio criterio”. Frente a la ilegalidad manifiesta, Germán Fernández Farreres, catedrático de Derecho Administrativo, señaló en la última jornada del curso ‘Algunas claves sobre la corrupción urbanística”, su preocupación por aquella que es más sutil: “La discrecionalidad es el mejor caldo de cultivo de corrupciones”. Farreres, que habló sobre “Las dificultades de la jurisdicción contenciosa para el control de la actividad urbanística”, coincidió con el segundo ponente de la tarde, el también catedrático José Suay, en esa idea: “Las irregularidades más graves se cumplen en el ámbito de lo lícito”, señaló éste.

“Si las sentencias no se ejecutan es porque los jueces incumplen la ley de lo contencioso”.

Fernández Farreres señaló la lentitud como el gran problema de la jurisdicción contencioso administrativa. Considera que es un problema “endémico” y que su agilización no depende ni del tipo de procedimiento ni de la escasez de jueces.  Es un problema social, no legal. “La lentitud de la Justicia es colectivamente soportable porque el retraso perjudica a una parte pero beneficia a la otra”, dijo. La beneficiada suele ser la Administración, porque los actos que permite (la construcción de inmuebles gracias a las licencias que otorga), no suelen quedar suspendidos. De esta manera, para Farreres, en un contencioso administrativo, “el recurso se gana cuando el juez decide la suspensión”, La Justicia cautelar sería, pues, el único modo de  evitar ciertos desmanes, pero para eso se requieren “jueces muy afinados” y  muy preparados. Además  las medidas cautelares tienen el peligro, como  ya se ha dicho más arriba, de sustituir el criterio del juez por el de una administración elegida democráticamente. Destacó que “se ha ido muy lejos en el entendimiento de la autonomía municipal” y apostó por establecer mecanismos,  no de tutela pero sí de control de las administraciones locales. “Si intervienen dos instancias, mejor que si interviene unan sola”, señaló.

La última parada del recorrido del contencioso administrativo es la ejecución de la sentencia. Farreres, como en el resto de su intervención, fue claro: “si las sentencias no se ejecutan es porque los jueces incumplen la ley de lo contencioso”. Es entendible que no se ejecuten porque “hay que tener un gran valor”. ¿Quién está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias”, se preguntó el ex letrado del Tribunal Constitucional, para  sufrir un acoso social por derribar una construcción ilegal. En Marbella, dijo, hay veinte sentencias de derribo y “no se va a derribar nada”. “En el avance del nuevo Plan general se legaliza todo”, aseguró.

“El que cumple le ley piensa que es tonto”.

La conferencia de José Suay llevaba por título “Los problemas y las carencias de la disciplina urbanística en Canarias”. Explicó que hay dos tipos de mecanismos represores: las medidas para restablecer la legalidad y las sanciones. El marco legal de Canarias, en cuanto a la disciplina urbanística, según Suay, “se hizo rápido” y deja un doble sistema sancionador, único en España. Dentro de lo positivo, Suay señaló la creación de la Agencia de protección del medio urbano y natural o la inclusión de algunas sanciones ejemplarizantes. El negativo, que “el móvil que impulsó la reforma (de 2006) fue una especie de amnistía general”, lo que tiene da como resultado, según Suay, que “aquel que cumple la ley piensa que es tonto”. Se quejó, como la mayoría de los ponentes del curso, de la “impotencia en el control de los actos de iniciación”, es decir, del otorgamiento de licencias, y puso su confianza en el fomento de los instrumentos de transparencia y en una mayor aplicación de sanciones  a cargos públicos. Apostó, finalmente, por una reforma del Derecho penal, que contempla multas de baja cuantía y plazos de preinscripción muy breves, además de avanzar en la figura de la prevaricación por omisión y aplicar la responsabilidad patrimonial sobre los cargos públicos condenados.

“Los notarios son los primeros en saber que se va a hacer una parcelación ilegal”.

Ana Linares, Fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo de Sevilla, fue la última ponente del curso. Ya había participado en la primera jornada en la mesa redonda abierta al público. Se ciñó al título de su conferencia: “Los instrumentos de la fiscalía en la lucha contra la corrupción”. Esos instrumentos son el Derecho penal, la cooperación institucional, la coordinación interna y la intervención preventiva. En medio de su enumeración de los delitos más comunes relacionados con el urbanismo afirmó que “los alcaldes y concejales hacen una defensa verdaderamente pobre de manera frecuente”. Habló de su experiencia de colaboración con otras instituciones para perseguir los delitos, lo que considera fundamental y dio un toque de atención a los notarios, de quienes dijo que son los primeros en saber que se va a hacer una parcelación, y, en ocasiones no sólo no advierten de que es una ilegalidad y lo comunican a la Fiscalía, sino que además  la registran. Señaló, finalmente, que se abre una puerta a una posible impugnación de convenios urbanísticos o de otros planeamientos por parte de los fiscales, algo imposible hasta ahora.

El debate final con los asistentes cerró el curso. Fernández Farreres, que había comenzado su intervención señalando que ante la corrupción “mejor no ponerse en riesgo”, terminó afirmando que “de la corrupción urbanística no estamos libres casi nadie”. “Es El Dorado”.

Taller «En un quirófano de la información. Cómo diseccionar y recomponer un ordenador»

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Del  25 al 29 de junio de 2007 tuvo lugar el taller “En un quirófano de la información. Cómo diseccionar y recomponer un ordenador”, dirigido por Carlos Martínez Franco, compositor, productor y especialista en arte digital.

El taller fue inaugurado por el director de Actividades Fundacionales de la FCM, Fernando Gómez Aguilera, que presentó esta actividad como la primera de una nueva línea dentro del programa de la Fundación, en la que tendrán cabida nuevos talleres relacionados con la electrónica, la música digital, y en general con las nuevas tecnologías.

Durante la primera sesión del taller, los asistentes completaron un test para ser posteriormente agrupados en función de los conocimientos previos. Una vez divididos en grupos de 6, les fueron asignados cargos de cirujanos montadores, anestesistas, enfermeros circulantes, celadores y cirujanos desmontadores, cada uno con unas tareas específicas para su quirófano particular.

Ya con el paciente (monitor, CPU, periféricos…) en cada una de las mesas de operaciones, la primera jornada fue dedicada a explicar las diferentes piezas que conforman el interior de un ordenador: placa base, memoria RAM, tarjeta gráfica, ventilador, disco duro, procesador…, preparando el trabajo para los sucesivos días.
 
Las jornadas de martes y miércoles fueron dedicadas a desmontar y recomponer por completo la CPU de un ordenador, identificando las diferentes piezas que la componen y conociendo las características de cada una de ellas.

Los dos últimos días, ya con el ordenador montado, fueron dedicados a la instalación del sistema operativo y del software necesarios para su funcionamiento, haciendo especial hincapié en la utilización de software libre.

Durante las diferentes sesiones, cada grupo de trabajo fue elaborando su propio manual, con textos e imágenes tomadas durante el taller.

Taller «Urbanismo para náufragos»

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Un planteamiento urbanístico solidario y útil que sepa integrar todas las peculiaridades y los conflictos que suceden en las ciudades bajo el marco común de los derechos humanos. Esa fue la base de las propuestas que se expusieron en el taller que organizó la FCM los días 16 y 17 de mayo y que estuvo dirigido por los arquitectos y profesores Manuel Saravia y Pablo Gigosos.

El propio título del curso, “Urbanismo para náufragos”, hace alusión a los que se sienten completamente ajenos a su entorno urbano y a las maneras arquitectónicas que fomentan la exclusión de amplios segmentos de la población —especialmente las clases de menores recursos económicos—, creando verdaderos “náufragos” del proyecto de convivencia colectiva que obligatoriamente se da en las ciudades.

El seminario estaba organizado en torno a cuatro parejas de derechos: movilidad-seguridad, salud-medioambiente, trabajo-seguridad social y vivienda-espacio público. El proyecto de Saravia y Gigosos pasa por la asunción de que “los derechos humanos deben ser el primer criterio” para conseguir una práctica urbanística renovada. Cada binomio de derechos se asoció a un concepto filosófico y político: libertad, igualdad, fraternidad y responsabilidad.

Partiendo de la idea de que es necesaria la crítica moral y social del urbanismo, el debate teórico también se acompañó del comentario de iniciativas y proyectos específicos de multitud de ciudades del mundo. Las referencias intelectuales del discurso no se quedaron exclusivamente en la arquitectura, sino que también tuvieron cabida citas literarias, artísticas o cinematográficas.

La crisis del paradigma urbanístico actual fue el punto de partida del taller. “La ciudad se está haciendo de forma mecánica y banal” argumentó Manuel Saravia, al tiempo que criticó la estandarización planetaria del mismo modelo erróneo de pensar el espacio urbano. En la presentación del curso, Fernando G. Aguilera propuso como principal prioridad la tarea de “civilizar la ciudad para lograr que el protagonista no sea el mercado, sino el hombre”, con el objetivo de que en la ciudad “nos sintamos personas y no clientes”.

El recorrido por las cuatro parejas de derechos que articularon las dos jornadas comenzó por la movilidad y la seguridad. Las soluciones que en estos campos expusieron Saravia y Gigosos recogían la creación de nuevas vías peatonales y un replanteamiento de los sistemas de comunicación en la ciudad que rebaje el peso del coche en favor del transporte público. Igualmente, la fórmula de desintalar, es decir, de retirar infraestructuras superfluas, fue comentada como un recurso válido que cada vez es más usado.

Pablo Gigosos habló de dos derechos relacionados con la planificación territorial, el de la salud y el del medio ambiente, que han sido históricamente ignorados, pero que poco a poco han ido ganando peso en la toma de decisiones. En este ámbito, la pérdida de paisajes, la falta de servicios básicos, las intervenciones agresivas con el medio o las desastrosas condiciones higiénicas de las zonas suburbiales fueron algunas de las problemáticas tratadas. Gigosos recordó que hay que cambiar la concepción inicial para darse cuenta de que “las ciudades no son el problema, sino la solución”.

Sobre las áreas del trabajo y la seguridad social se trataron temas relacionados con la preparación de los espacios para la dinámica laboral o los fallos y carencias que se dan en los planes sanitarios, educativos o sociales. Gigosos y Saravia destacaron que se debe priorizar el interés general en la planificación de la ciudad y abogaron por la verdadera “universalización de los equipamientos universales”. Su postura rechaza el urbanismo “que se ha olvidado de los servicios y de la coordinación de centros sociales” y que concibe los edificios públicos solo desde la táctica del espectáculo vacío de contenido. Manuel Saravia apuntó que este debilitamiento de lo público está relacionado con “el acoso que desde hace años recibe el estado del bienestar”.

El problema de la vivienda se comentó partiendo del contexto europeo y su comparación con el de España. La precaria situación del derecho a un hogar digno que tiene todo ciudadano parte, según Gigosos, de la forma de desarrollar y pensar las políticas urbanísticas: “el problema no es de escasez de viviendas sino de escasez de ciudades”. Frente al desarrollismo sin sentido, los arquitectos que impartieron el taller apostaron por rehabilitar antiguos edificios y zonas y favorecer la mezcla equilibrada entre los nuevos espacios y los ya establecidos. Su idea central era la de la “constelación”, entendiendo este término como una fórmula pensada para desarrollar “múltiples actuaciones de pequeñas dimensiones que permitan lograr una integración equilibrada”.

Avanzando en el siglo XXI, y cuando ya más del 50% de humanidad vive en núcleos urbanos, Manuel Saravia y Pablo Gigosos proponen un urbanismo para los excluidos de las ciudades de hoy. Esa gran mayoría que necesita un planeamiento territorial dialogante y abierto; mestizo y no agobiante; equilibrado y justo. Un nuevo urbanismo que desde los derechos humanos logre la conquista social y cultural del derecho a la ciudad.

Manuel Saravia Madrigal es arquitecto y profesor titular de Urbanismo en la Escuela de Valladolid. Fue arquitecto municipal y provincial de Valladolid (1981-1986) y director del Centro Buendía de la Universidad de Valladolid.

Pablo Gigosos Pérez es igualmente arquitecto por la Escuela de Barcelona, especialidad en Urbanismo. Ha sido profesor de Urbanismo en las Escuelas de Arquitectura del Vallés (Barcelona) y Valladolid. Actualmente, es Jefe del Servicio de Obras del Ayuntamiento de Valladolid.

Ambos tienen amplia experiencia práctica en planeamiento urbanístico (planes generales de Valladolid, León, Vigo, Segovia, etc.; planes parciales y especiales en numerosas ciudades de Castilla y León y Cataluña). También han realizado trabajos de urbanización (ordenación y urbanización del nuevo campus de la Universidad de Valladolid, del recinto ferial, de los bordes y cauce del río Esgueva y de numerosas calles, plazas y parques de la misma ciudad, tanto del centro como de la periferia y barrios. También han desarrollado trabajos de urbanización en otras ciudades castellanas). Han estado presentes, como profesores o ponentes, en Milán, Roma, Quito, San Cristóbal de Táchira, Bogotá, Guadalajara (México), Puebla y un buen número de ciudades españolas.

P. Gigosos es autor del proyecto de algunos edificios municipales de equipamiento en Valladolid (polideportivos cubiertos, parque de bomberos, centros cívicos, etc.). M. Saravia, por su parte, ha coordinado en los últimos años una exposición sobre ciudad y derechos humanos titulada La ciudad en ciernes (con la colaboración de Gracia Querejeta, Lucrecia Martel, Chus Gutiérrez, Miguel Albaladejo, Joaquim Jordà y Pedro Barbadillo), que se ha llevado en 2006 y 2007 a Bogotá, Vancouver (en el marco del World Urban Forum), Zaragoza, Valladolid y Madrid. También ha dirigido, sobre el mismo tema, en 2006, un Foro de Bogotá (con más de 30 participantes de diez países latinoamericanos), y un Foro de Zaragoza (organizado por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España).

Ambos son autores de Arquitectura y urbanismo de Valladolid en el siglo XX (Valladolid, Ateneo, 1997), y El surtido de aguas a Valladolid: de la concesión a la municipalización (1864-1959) (Ayuntamiento de Valladolid, 1998). Y, con Rosario del Caz, de Ciudades civilizadas. Lecciones de urbanismo (Escuela de Valladolid, 1999), La ciudad y los derechos humanos. Una modesta proposición sobre los derechos humanos y la práctica urbanística (Madrid, Talasa, 2002) y Planes parciales residenciales. Manual profesional (Junta de Castilla y León y Colegios de Arquitectos de León y Castilla y León Este, 2004). También son autores de la voz “Urbanismo del siglo XXI” de la Enciclopedia Durvan (Bilbao, 2000), y coordinadores de un número monográfico de la Revista de Occidente, titulado “El retorno de la ciudad: Elogio del urbanismo”, (Nº 275, abril 2004).

En 1996 pusieron en marcha la revista de estudios sobre las ciudades Dos dos, de la que solo aparecieron… dos números: el primero, sobre La ciudad banal (1996) y el segundo, sobre Hospitalidad (1997); y más tarde promotores del Círculo de Ecología Urbana y de los Informes de Valladolid (sobre ciudad, urbanismo y derechos humanos: www.ciudad-derechos.org). En los últimos años han publicado artículos en Arquitectura Viva, Archipiélago, El Ecologista, Queensland Planner, Revista de derecho urbanístico y medio ambiente, Página abierta, Perspectivas urbanas/Urban Perspectives e Ingeniería y territorio, además de numerosas colaboraciones en la prensa diaria de Valladolid (y en algún caso en la de Madrid y Valencia).

Presentación del libro, el 22 de abril de 2010, en la Sala Saramago: Acto de presentación

Publicación del ensayo: Urbanismo para náufragos

Curso «Islas y cultura del territorio»

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Este curso se celebró los días 6, 7 y 8 de septiembre, en la sede de la Fundación César Manrique (FCM), y fue dirigido por Fernando Parra, ecólogo y técnico en planificación ambiental.

Con el concurso de diversas disciplinas, que a menudo se presentan insuficientemente conectadas entre sí, como la geografía, la ecología, el urbanismo o la antropología, y con una voluntad más transversal, cuando no hostil a las fronteras académicas, se pretende abordar el tema de una nueva cultura del territorio, con especial aplicación para las islas y los sistemas insularizados.

Este planeta, el único del que disponemos, puede ser cabalmente entendido en su funcionamiento actual global físico-ecológico sin osos pardos o ballenas azules, sin sequoyas o hayas, pero no sin bacterias —los organismos más exitosos que nunca hayan existido, hasta el punto de ser capaces de ingresar en el sistema la energía electromagnética, de procesarla, consumirla y cerrar los ciclos de materiales implicados— ni sin el hombre, el animal más capacitado para transformar radicalmente el espacio.

Los paisajes de las islas están frecuentemente incluidos en Espacios Naturales Protegidos; pero esos paisajes que protegemos o pretendemos proteger son resultado de determinadas condiciones litológicas, climáticas, edafológicas, biogeográficas y, sobre todo, de la secular interacción del hombre con dicho entorno. Digámoslo una vez más: los paisajes “naturales” de las islas, incluidos los de la alta montaña volcánica tienen un componente antropogénico. La conclusión primera es obvia: si pretendemos mantener esos paisajes justo como los encontramos y por lo que los apreciamos, debemos preservar igualmente sus condiciones de mantenimiento, su fisiología y no sólo su anatomía, esto es, los usos tradicionales; en caso contrario, esos ámbitos “evolucionarán” en sentidos insospechados, pero siempre distintos de los actuales.

De la misma manera, también se reflexionará en este curso sobre los cascos históricos, los cuales se preservan no creando parques temáticos transitados por miríadas de turistas y desprovistos de su anterior vida, sino protegiendo y fomentando las actividades urbanas que les dieron origen.

En el curso, Fernando Parra abordó La cultura del territorio y la insularidad como descriptor de la fragilidad; Ángel Martín Vicente, profesor titular de Ecología de la Universidad de Sevilla, habló sobre Los ámbitos insulares: paisaje, ecología y evolución; Luis Cruz Pizarro, profesor titular de Ecología de la Universidad de Granada, participó con la ponencia Lagos de alta montaña: sistemas insularizados de detección rápida de cambios globales; Félix de Azúa, catedrático de Estética de la E.T.S. de Arquitectura de la Universidad de Barcelona, trató La conservación de los cascos históricos: ¿islas propaganda?; Fernando Roch, catedrático de Urbanismo de la E.T.S. de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, abordó Los centros históricos como islas urbanas; Rocío Fernández Ales, profesora titular de Ecología de la Universidad de Sevilla, disertó sobre Atracción y fragilidad insulares; turismo versus ecología; y Antonio Pérez, antropólogo, intervino con la charla ¿Es la insularidad una institución? Una aproximación antropológica.

Encuentro internacional «El Mediterráneo y la democracia: el caso de los países de la orilla Sur»

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Los días 25 y 26 de mayo de 2006, en la sede de la Fundación César Manrique, tuvo lugar el Encuentro internacional “El Mediterráneo y la democracia: el caso de los países de la orilla Sur”, que fue dirigido por Sami Naïr, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de París VIII, organizado por la FCM.

Se trató de un Encuentro entre pensadores del más alto nivel internacional, que debatieron sobre el contenido de la democracia en los países del sur del Mediterráneo y la modernización de las sociedades árabes musulmanas. Los ponentes, procedentes de Argelia, Túnez, Francia, Líbano y Marruecos, se plantearon las relaciones entre Occidente y el mundo árabe abordándolas desde la situación geopolítica tras la guerra de Irak y el conflicto palestino-israelí.

El coordinador de este Encuentro fue Sami Naïr, filósofo y sociólogo. Considerado como uno de los grandes especialistas europeos en migraciones, codesarrollo y asuntos mediterráneos, es colaborador habitual en diversos diarios internacionales. Ha ocupado puestos de responsabilidad política como delegado interministerial para las políticas de migraciones internacionales bajo el gobierno de Lionel Jospin.

En la primera sesión del Encuentro, que inauguró Fernando Gómez Aguilera, director de Actividades de la FCM, Sami Naïr intervino con la ponencia El Mediterráneo: fracturas y complementariedades.

Posteriormente, la escritora Hélé Béji, disertó sobre La democracia, entre modernidad y tradición. Hélé Béji es profesora de letras modernas en París y de literatura francesa en la Universidad de Túnez, ex embajadora de Túnez y asesora internacional para la UNESCO. Autora de numerosos ensayos, novelas y artículos sobre islamismo, países árabes, procesos descolonizadores, etc. Ha sido distinguida con varios premios literarios: Premio Afrique méditerranéenne (París, 1982), Premio Création Littéraire (CREDIF, Túnez 1998) y el Gran Premio de la Association d’amitié France-Tunisie (Túnez, 2000).

Cerró la primera sesión el filósofo y escritor Régis Debray con la ponencia La democracia, entre modernidad y tradición. Debray, profundamente influido por el marxismo, viajó a Cuba en 1960 y conoció a Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Siguió a este último a Bolivia, participando en el movimiento guerrillero que pretendía poner fin al régimen de René Barrientos, como primer paso para extender la revolución por toda América Latina. Fue detenido y encarcelado en abril de 1967 por el Ejército boliviano y amnistiado en 1969. A partir de 1973 se reinstala en Francia.

Régis Debray fue consejero para las relaciones internacionales del Presidente de la República francesa François Mitterrand, y Secretario General del Consejo del Pacífico Sur. Ha sido presidente del Consejo Científico de la Escuela Nacional Superior de Ciencias de la Información y de Bibliotecas (ENSIBB) y profesor de filosofía en la Universidad Jean Moulin, Lyon III. En 2005 fue nombrado Presidente de Honor del Instituto Europeo de Ciencias de las Religiones. Es autor de ensayos sobre filosofía política, teología y medios de comunicación.

El segundo día del Encuentro, participó Nassif Hitti con la ponencia ¿Puede imponerse la democracia desde el exterior?

Nassif Hitti está doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad estadounidense de Beirut y es doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Sur de California. Embajador y director de la misión de la Liga de Estados Árabes en Francia y observador permanente en la UNESCO. Paralelamente, ha trabajado como Profesor de Relaciones Internacionales y de estudios sobre Oriente Medio en la Universidad Americana de El Cairo y como profesor visitante en la Academia Mediterránea de Estudios Diplomáticos en Malta. Es autor de numerosos artículos sobre actualidad internacional, Oriente Medio y los países mediterráneos.

Posteriormente, intervino Yahya Hakim, que analizó El nacionalismo laico árabe y el auge del Islam político integrista. Hakim es antropólogo social, economista (especializado por varias universidades en Administración de empresas, marketing y contabilidad), etnólogo y está especializado en sociedades de Oriente Medio y el Imperio Otomano. Hakim es asesor del Presidente de la República en el Líbano y de diversos ministros libaneses para la Reforma Administrativa. Es asesor de gestión en el Sector Público del PNUD y asesor del Gobernador del Banco Central del Líbano. Asesor del Ministro de Transporte libanés para la Reforma y el Desarrollo. Director General del diario publicado en inglés The Daily Star, asociado al periódico internacional The International Herald Tribune, en Oriente Medio. Asesor del servicio de prensa en el Ministerio de la Información de Kuwait. Miembro del Consejo de Administración de la filial libanesa de “Transparency Internacional”. Cofundador y director de multitud de organismos e instituciones internacionales. Autor de varias obras, estudios y artículos en los campos de la administración de empresas, las finanzas, el marketing, la etnología, la estrategia y la historia.

Cerró el encuentro el escritor Tahar Ben Jelloun, con la ponencia Libertad y democracia en el sur del Mediterráneo. Ben Jelloun es escritor, filósofo y doctor en psiquiatría social. Ha publicado numerosos ensayos, novelas y poemas por los que le han proporcionado el Premio Goncourt, (fue el primer escritor magrebí en conseguirlo) en 1987 con La noche sagrada, y desde entonces se ha consagrado como uno de los escritores más sólidos y populares de la literatura europea actual. En 2004 recibió el Premio Internacional Impac, por su novela Sufrían por la luz. Algunos de sus libros han sido traducidos a 43 idiomas. Su libro El racismo explicado a mi hija, le valió multitud de premios en todo el mundo, convirtiéndose en un referente moral de mención obligada.