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Categoría de actividad: Diálogo

Wyoming: “Qué facilidad, la de la izquierda, para crear movimientos a partir de los matices”

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Actividad desarrollada con una subvención del Gobierno de Canarias.

Luis García Montero y José Miguel Monzón, El Gran Wyoming, dialogaron el día 8 de febrero en Taro de Tahíche sobre Narrativas, democracia y derechos civiles. El showman televisivo acaba de publicar sus memorias, La furia y los colores y el poeta introdujo la conversación desde los orígenes de Wyoming como joven en la España de Franco que miraba a Europa como una alternativa. García Montero considera que estamos en un momento en el que hay que volver a plantearse ciertas cosas con profundidad, supuestamente consolidadas, “porque hay brotes de intolerancia y autoritarismo”. “Los demócratas debemos ponernos a reflexionar para asegurar la defensa de unos derechos en peligro”, afirmó. Preguntó a Wyoming cómo le ha influido en su forma de ser la “dictadura cruel” de Franco.

Luis García Montero

Wyoming comentó que no vivió la crueldad física de forma directa, pero que esa crueldad se detectaba a través de otras ventanas. “Uno no era consciente de lo que pasaba hasta que no veía otras realidades”. En el Madrid en que creció había un control y un tutelaje sobre la población “que se veía como normal”, con figuras como el sereno o el portero del edificio, que informaban de las costumbres de los vecinos. “Uno no podía tener una vida propia sin que fuera pública”. Sin embargo, esa propaganda del régimen como reserva espiritual de occidente frente al resto de Europa se volvía contra el propagandista. “Nos llevó a salir al extranjero donde había libertad en todos lados”.

Gran Wyoming

Para ilustrar con qué facilidad “el miedo y la represión se interiorizan”, según García Montero, Wyoming contó una anécdota que nace del rodaje de una película en la que hacía de policía. Salió a la calle con el uniforme y se dio cuenta del miedo que tenía la gente hacia la autoridad. “Nadie te miraba a la cara”. García Montero le preguntó por el sentido de libertad que le dio la música “como escuela de conciencia individual”… “y colectiva”, añadió Wyoming, que apuntó que a finales de los años sesenta en Europa y Estados Unidos comenzaron a aparecer músicos que pasaron a ser unos referentes diferentes a los que había hasta entonces, con otra formas de comportarse “que ampliaban los márgenes de libertad”. En España, ese ansia de apertura vino por parte de la política. Recordó que entonces se insistía mucho en la idea de que los españoles no estaban preparados para la libertad porque la confundían con el libertinaje. Wyoming aseguró que la Ley Fraga de 1966 complicó aún más la situación de la prensa porque se pasó de una censura previa, en la que se sabía lo que no se podía publicar, a una censura posterior. “Lo que hizo fue ampliar los márgenes de represión”.

Sobre la movida madrileña, Wyoming afirmó que no es que tenga una sensación agridulce, sino que “fue lo que fue” porque estuvo protagonizada por gente de clase media-alta que aún eran adolescentes cuando murió Franco y para quienes “la política era un coñazo”. Contó que su contacto con la política fue en la Universidad, en la Facultad de Medicina, donde había muchos partidos de izquierdas (“la facilidad de la izquierda para crear un movimiento a partir de los matices”), pero también estaban los guerrilleros de Cristo Rey, que fueron apoyados por el que fue ministro de cultura, Íñigo Méndez de Vigo. Según Wyoming, no había tantos adeptos “o adictos” al Régimen, al igual que había pocos focos de resistencia “porque te jugabas la vida”. La mayor parte de la población se consideraba apolítica.

Respecto a la corrupción, el poeta planteó si la justicia puede acabar con la sensación de impunidad que tiene el poder. “Podría”, puntualizó Wyoming, que recordó el gran número de aforados en España y el caso de Carlos Fabra, por cuya instrucción pasaron nueve jueces y el noveno dio una rueda de prensa para denunciar presiones de sus superiores. Montero apuntó que, sin embargo, ha entrado gente importante en la cárcel y Wyoming, con sorna, señaló que “Urdangarín aún no ha salido de su asombro”. “Si se emplearan contra la corrupción como se han empleado contra los independentistas, no habría corrupción”, afirmó.

Terminaron hablando sobre los medios de comunicación porque “hace falta una prensa democrática”. Antes ya habían hablado sobre las fake news o noticias falsas porque Wyoming dijo que ahora, incluso, se niega que Franco diera un golpe de Estado, “con lo orgulloso que estaba Franco del golpe”. Según García Montero, “a la gente se le está invitando al analfabetismo a través de las fake news”. Para Wyoming, el problema es que las fake news son rentables, y que hay gente dispuesta a pagar por la mentira sabiendo que es mentira.

García Montero sostiene que hay una estrategia bien calculada de la ultraderecha que incluye el lenguaje que se utiliza, y apuntó que los bancos tienen una oficina específica para partidos políticos, equipos de fútbol y medios de comunicación. “El verdadero debate -señaló- es el peligro de que la realidad virtual sustituya a la realidad histórica y por eso yo soy tan partidario de los libros de memorias, como vacuna contra esa realidad”. Wyoming quiso terminar con una reflexión, porque España es el único país de Europa donde aún no se puede hablar claramente del pasado, concretamente de la Guerra Civil. “¿Cuándo se podrá?”, se preguntó: “Es insólito”.

Más información sobre la conversación entre Gran Wyoming y Luis García Montero

Juan Ignacio Cirac: “Las aplicaciones más importantes de la física cuántica aún no las conocemos”

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La conversación entre Iñaki Gabilondo y Juan Ignacio Cirac, el día 11 de noviembre, fue la última de las cuatro conversaciones de futuro dirigidas por el periodista durante los actos del centenario. El director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, agradeció a Gabilondo su participación por estas “cuatro jornadas que permanecerán en nuestra memoria” y dio paso a la conversación afirmando que se producen en un contexto de cambio de ciclo histórico, donde “hasta la noción de ser humano está en proceso de cuestión” y se están “repensando los parámetros de nuestra humanidad”.

Gabilondo presentó a Cirac, director del Instituto Max Planck e investigador en física cuántica, como una persona de la que el público va a estar muy contento de haber conocido, una tarde en la Fundación César Manrique, y que trabaja en el territorio -el de lo cuántico-, donde reside hoy la mayor capacidad de sorpresa. Lo cuántico es lo pequeño de lo pequeño. No se puede ver ni con microscopio. Cirac dijo que es un mundo extraño pero no es complicado. Para imaginar su tamaño puso un ejemplo: “Si inflo un átomo, y me inflo yo mismo a la vez, cuando el átomo sea visible yo tendría el tamaño de todo el sistema solar”. Cada uno de nosotros estamos formados, aproximadamente, por una cantidad de átomos que se representa con una cifra con un uno seguido de treinta ceros.

Pero no solo son pequeños sino que se comportan de otra forma. “Aunque parece magia, las leyes de la cuántica no se parecen a las del mundo físico”. Cada partícula puede estar en dos lugares simultáneamente, o moverse en direcciones opuestas. Sus propiedades están difusas y pueden estar también en todos los estados a la vez. Eso si no son observados, porque al observarlos cambian. Cirac explicó la paradoja del gato de Schrödinger, que puede estar al mismo tiempo vivo y muerto dentro de una caja, pero si se abre la caja estará vivo o muerto, y, que esté en un estado u otro es una cuestión totalmente aleatoria. “Esto Einstein no se lo creía”, dijo Cirac. “¿Y les pasa a todos los átomos?”, preguntó Gabilondo. “Sólo les pasa a los átomos aislados”.

Iñaki Gabilondo en la sede de la Fundación César Manrique

¿Qué es el ordenador cuántico? Sería un ordenador que utilice este tipo de átomos aislados. Como hacen dos cosas al mismo tiempo, si tiene 300 átomos podrá hacer cálculos con una cifra que es dos elevado a trescientos, “más que el número de partículas que tiene el universo”. Esto se lo contaba Cirac a su abuela, que le decía: “Está muy bien pero no se lo cuentes a nadie”. ¿Y dónde está la frontera entre un mundo y otro? Pues la frontera no depende tanto del tamaño, sino de la capacidad de aislar los átomos. Hasta ahora se pueden aislar unos cien y ya hay ordenadores con 53 átomos que ya han hecho operaciones, aunque de momento no resuelvan nada. “Están lejos de conseguir lo que creemos que pueden hacer porque no están completamente aislados”. En cualquier caso, la diferencia es de tiempo. Harán lo mismo que un ordenador pero en mucho menos tiempo. Tanto como la comparación entre una hora y la edad del universo. Sobre él ya están trabajando empresas como google, IBM y otras. Su desarrollo lo comparó con el del avión, que tuvo un periodo de entre 30 y 40 años entre el primer vuelo y el primer vuelto comercial. “Quizá pase lo mismo”. Su utilidad no será como la de un ordenador personal sino que hará cálculos complicados de meteorología, farmacia, infraestructuras o materiales, entre otras cosas. “Podrá desarrollar tecnologías que hoy no son posibles”. Podrá descifrar cualquier mensaje encriptado y por tanto, de esta forma, las comunicaciones dejarían de ser seguras, pero también podría pasar lo contrario, porque la información podrá desaparecer de un lugar para aparecer en otro sin pasar por el medio, y esto, el teletransporte cuántico, hará que esa información sea indetectable. China ya invierte diez veces más que Estados Unidos y cincuenta veces más que Europa.

Juan Ignacio Cirac en la sede de la Fundación César Manrique

Cirac dirige el Instituto Max Planck en Alemania, donde trabajan personas de unas treinta nacionalidades diferentes. Ahora trata de diseñar cómo debe ser el software de estos ordenadores. Busca algoritmos para saber cómo programarlos. Cirac es hijo de un profesor de latín y griego, y una profesora de matemáticas y Gabilondo le preguntó por esa confluencia entre la ciencia y las humanidades, que él extiende a sus compañeros. “Lo veo en mis colegas. Todo tiene que tener por objetivo que la humanidad mejore”, dijo. Reveló que se hace muchas preguntas filosóficas, como qué quiere decir que los objetos no tengan sus propiedades definidas, “que es como decir que el libro de nuestra vida no está escrito y según lo miramos se va escribiendo”, o qué hay más allá, de qué estamos hechos, qué había antes… Le sigue sorprendiendo como científico “que la realidad no esté tan clara”.

La conversación acabó con el repaso por la situación de la ciencia en España. Cirac pudo salir a estudiar al extranjero. Dice que tuvo suerte. Primero estuvo en Austria y después en la Universidad de Colorado, coincidió con dos equipos a los que les fue concedido sendos Premios Nobel. Llegó a Alemania en 2001 y un año después hubo una crisis. Los alemanes, en lugar de recortar la inversión, como se hizo en España en 2008, decidieron aumentarla a más del tres por ciento en ciencia, educación y tecnología. Cuando llegó la crisis de 2008 volvieron a aumentar, en esta ocasión al cinco por ciento. “Ellos confiaban en el potencial alemán en estos ámbitos. Es responsabilidad de toda la sociedad, que aceptó bien este aumento de presupuesto para estas áreas”.

Juan Ignacio Cirac e Iñaki Gabilondo en la sede de la Fundación César Manrique

Lo último fue la utilidad de la investigación. “Apostaría lo que fuera a que las aplicaciones más importantes de la física cuántica aún no las conocemos”, señaló. Lo mismo ocurrió con los beneficioes del rayo láser, que sus descubridores contaron: “Tenemos solución para un problema pero no sabemos qué problema es”. Ahora tiene aplicaciones en medicina, defensa, comunicaciones, ingeniería civil, etc. Gabilondo cerró la conversación recordando la definición personal que hacía César Manrique ‘como contemporáneo del futuro’, como lo es o lo será Cirac: “No olviden su nombre porque va a aparecer muchas veces en letra gótica y en recuadro”.

Más información sobre la conversación entre Gabilondo y Cirac

Acceder al vídeo de la conversación

Victoria Camps: Las dudas sobre cómo educar a la sociedad son síntoma de progreso porque “una sociedad que sabe cómo educar es dogmática”

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La tercera de las cuatro conversaciones de futuro que dirige Iñaki Gabilondo durante los actos por el centenario de César Manrique, celebrada el día 10 de septiembre, tuvo como protagonista, a través de Victoria Camps, a la ética. El periodista comenzó preguntando a la catedrática de filosofía si es cierto que ahora “todo reclama una mirada ética”. Camps contestó que los filósofos también están sorprendidos “por esa necesidad que hay de ética”.

Recordó que España pasó de un estado nacional católico a un estado laico y que la educación se tuvo que hacer la pregunta de quién se hacía cargo de la ética. “Nos dimos cuenta de que el cambio a la democracia, por sí solo, no nos hizo mejores personas de lo que éramos”, señaló Camps. Siguió habiendo problemas que reclamaban “algo que llamamos ética”, ya que “si la democracia no tiene ciudadanos virtuosos no se perfeccionará”. “Hay que consensuar unos mínimos éticos. No podemos dejarlo todo únicamente en manos de las leyes”.

Para Camps, la ética no es privada, sino pública. La pregunta que se plantean los ciudadanos es “qué debo hacer” (que tiene un enorme abanico de respuestas), y la que se acaban haciendo es “qué no debo hacer”. Gabilondo preguntó si no se debería ir más allá de lo que exige la ley, es decir, que hay cosas que están mal aunque no sean delito, y Camps citó una reciente entrevista a Felipe González en la que sostenía que “hemos dejado de tener conciencia que es obligatorio cumplir la ley”. En este sentido, para Camps, “desobedecer a la ley puede ser un principio ético pero hay que asumir las consecuencias y querer cambiarla por los cauces legales”.

Victoria Camps

Pasaron a hablar sobre bioética. Camps aseguró que de todas las éticas aplicadas, la primera que se ha desarrollado es la bioética, sobre todo como ética médica. Consideró que en ese terreno “la medicina ha sido ejemplar” porque es la primera profesión que ha hecho una reflexión ética y ha pedido regulación y comités. Dijo que en cuanto a bioética, le inquietan pocas cosas. “¿Y cuál es la respuesta ante la eutanasia?”, preguntó el periodista. “La respuesta ética -dijo Camps- es dar libertad para decidir”, aunque matizó que debe haber un consenso sobre los límites porque cada caso es distinto. “¿Y los debates sobre ella enriquecen el asunto?”. El hecho de que no estemos de acuerdo, de que no haya una postura homogénea, es un avance.

Después de la medicina, el mundo de la empresa fue el segundo en incorporar la ética, con el nombre de responsabilidad social corporativa “aunque ha acabado siendo un marketing de las empresas”. Camps puso como ejemplo el caso de Lehman Brothers, que tenía una memoria de responsabilidad impecable. Gabilondo se preguntó si “en esta jungla” no es un poco naif espolvorear un poco de responsabilidad pero pidió un código ético para los medios de comunicación. Según Camps, hacer un código es tener conciencia de saber qué estamos haciendo mal. Los códigos son buenos si se elaboran de forma corporativa pero después hay que cumplirlos y debe haber un organismo que vele por ello… “y eso es lo difícil”.

Iñaki Gabilondo

Por otra parte, los medios tienen una gran responsabilidad “porque nos socializamos en un mundo de comunicación”, pero es una responsabilidad compartida. De las redes sociales, a Camps le preocupa que hacen más difícil pensar o que en ellas tiene menos importancia pensar: “Reaccionar con un tweet es evitar la reflexión”. “Que las declaraciones en política se reduzcan a tweets es grave”. Pero más graves son las fake news, porque son mentiras fabricadas con un fin, “y eso significa no respetar la dignidad del otro”.

Gabilondo se preguntó cómo es posible que estemos en una sociedad que no se cree nada y que a la vez se lo cree todo. Camps considera que estamos llenos de creencias que pueden conllevar dos peligros: el fanatismo (por exceso) y la indiferencia (por defecto). Y esos peligros pueden llevar a una sociedad con miedo donde se pueden expandir los populismos.

En cualquier caso, para Camps, la duda, incluida la duda sobre cómo educar a la sociedad, es un síntoma de progreso, porque “una sociedad que sabe cómo educar es dogmática”. “Para avanzar, lo que tenemos que hacer es discutir, probar mucho y cometer errores. A las sociedades liberales les cuesta construir una moralidad pública porque ésta coarta la libertad, pero esos recortes, si se producen, deben ser asumidos por el individuo”.

La conversación continuó debatiendo sobre la felicidad, la virtud, la valentía, el egoísmo, el mal, la razón o la emoción, hasta llegar al “siglo de las mujeres”. Ese siglo, para Camps, fue el siglo XX, cuando se produjo la revolución sobre derechos más importante de las mujeres, mientras que el siglo XXI debería ser el de la desaparición del feminismo. Este es “un buen momento para las mujeres” pero hay tres temas no resueltos: el techo de cristal, la violencia machista y la igualdad en la vida cotidiana. También puso de manifiesto el valor ético de los cuidados, que deben ser asumidos por todos, no solo por las mujeres.

Para terminar, Gabilondo le solicitó una moraleja a su interlocutora, pero Camps alegó que los filósofos no moralizan. No obstante, afirmó que le llena de optimismo el hecho de que se planteen estas cuestiones y que discutir ya es importante. “Aunque pensemos que no avanzamos, si no tuviéramos esa insatisfacción, no seríamos lúcidos”. “La ética -finalizó- es parte de la insatisfacción ante lo que ocurre y de la esperanza de poder cambiarlo”.

Más información sobre el diálogo entre Iñaki Gabilondo y Victoria Camps

Acceder al vídeo de la conversación

Maraña y Guerriero: La crisis no es del periodismo, sino del modelo periodístico

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La Fundación César Manrique retomó su actividad en el centenario después del verano con otra sesión del ciclo Democracia y periodismo en su laberinto, con una conversación entre los periodistas Alberto Acosta y Teresa Cárdenes con Leila Guerriero y Jesús Maraña, bajo el título Presente y futuro del periodismo: digitalización, información, comunicación y formación de la opinión pública.

Cárdenes comenzó hablando de la conciencia crítica de César Manrique y pasó a plantear la crisis del modelo de negocio desde la aparición de Internet, así como la pérdida de ética en la profesión y su impacto en la calidad democrática. Leila Guerriero destacó el entusiasmo de las nuevas generaciones de periodistas para formarse en el periodismo narrativo pero también su queja común acerca de los medios donde trabajan y cómo se publican las noticias. Afirmó que ahora los periodistas deben asumir una carga de trabajo que no les corresponde y que “en la lucha por el click se va el esfuerzo de la calidad”. Por tanto, no hay una crisis del periodismo, sino de las empresas, algo que corroboró Jesús Maraña, que aseguró que la crisis es del modelo de negocio y que el periodismo ahora es un oficio lleno de dudas, ya que antes estaba tomado por gente que tenía la seguridad absoluta. “Eso pasó a mejor vida y es una buena noticia”. Contó que la aparición de Internet llevó a una mala lectura por parte de todos. Las empresas no lo entendieron, creían que iba a disparar los ingresos, “lo vieron como una oportunidad de pelotazo y los periodistas estábamos a la defensiva”. Señaló que el periodismo ha hecho lo que nunca haría una frutería si va mal el negocio, que es poner la peor mercancía en el escaparate y dejar de vender algún tipo de fruta. “Lo que ha hecho el periodismo es renunciar a la calidad, a lo que tiene valor” y “sin un periodismo sano no hay democracia sana”.

Teresa Cárdenes

Acosta planteó cómo influyen las redes sociales en el mensaje y si es posible aún consumir información con un contenido extenso y Guerriero opinó que la cuestión es si se cuenta bien o mal, no si el documento visual o el texto es largo o corto. “Estamos para contar historias con solidez, hay que hacer piezas que no sean anodinas, que marquen la diferencia”.

Maraña comparó la crisis política y la periodística porque ambas nacen de una falta de credibilidad, y consideró que los medios de comunicación tuvieron un papel principal en la corrupción y la burbuja del ladrillo, cuando las empresas constructoras y/o financieras se adueñaron de los medios con el fin de influir o de no tener problemas con proyectos especulativos. Apuntó que hay que hacer autocrítica “porque no paramos a tiempo lo que ocurría” pero también señaló que le generalización no es justa. Para Maraña, ante las presiones internas, el periodista puede y debe discrepar de su propio medio. Destacó la importancia de distinguir entre lo que es periodismo y lo que no es y dijo que el periodista en redes debe seguir haciendo periodismo porque es donde se multiplica la posibilidad de desinformar. También afirmó que las cifras de clicks son mentira porque el periodismo nunca ha sido de masas ya que exige implicación y esfuerzo, y apostó, más que por la objetividad, por ser honesto y riguroso para condicionar el debate público.

Jesús Maraña

Teresa Cárdenes y Agustín Acosta

Leila Guerriero dijo que en América latina los periodistas fueron héroes (“a nadie se le ocurriría decir que Rodolfo Walsh era un mentiroso”) pero que ahora se ha generado un periodista que no va a ver la realidad, sino que quiere que encaje en una teoría previa que tiene el periódico y por eso, y porque los periodistas “pastan en las plácidas praderas de facebook”, nadie pudo predecir, por ejemplo, las victorias de Trump o Bolsonaro. “Tenemos que saber qué hemos hecho mal para que nos llamen mentirosos”, señaló. Dijo que las presiones en América son de todo tipo y que los medios también dependen de la publicidad estatal y apostó por las generaciones jóvenes, que deben rebelarse y pasar de la queja a la acción. Cárdenes, en este sentido, habló del arrodillamiento de los medios canarios ante el Gobierno de Canarias en los últimos años y de que “hemos normalizado que los editores manipulen los textos”.

Leila Guerriero y Jesús Maraña

Maraña pasó a hablar de la subsistencia económica de los grandes medios, que viven gracias a los acuerdos o pactos comerciales con grandes empresas que consisten en “te pongo dinero para llevarnos bien”. Se puso el ejemplo del escándalo del BBVA y su escasa repercusión en los medios, o del accidente de Spanair y las campañas en medios de Canarias por parte de la aseguradora que debía hacer frente a las indemnizaciones. En este sentido, afirmó que “la ciudadanía debe ser consciente de la importancia de tener medios que hacen una función para todos”. Por este motivo, hay que pagar por el periodismo, y si no asume este asunto, terminará desapareciendo el periodismo riguroso. “Para que sea independiente tenemos que pagarlo entre todos”.

Más información sobre el diálogo entre L. Guerriero y J. Maraña

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Fernando Vallespín: “La reorganización de la esfera pública es la mayor amenaza de la democracia liberal”

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El politólogo Fernando Vallespín conversó con los periodistas Luisa del Rosario y Francisco Pomares sobre populismos y democracia en el segundo encuentro del ciclo Democracia y periodismo en su laberinto. “¿De qué hablamos cuando hablamos de populismos?”, fue la primera pregunta de Luisa del Rosario. Continue reading Fernando Vallespín: “La reorganización de la esfera pública es la mayor amenaza de la democracia liberal”

“Las sociedades que apuesten por la investigación serán protagonistas del futuro”

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Lo advirtió Iñaki Gabilondo. Comenzó avisando al público, que llenó otra vez Taro de Tahíche para asistir a su conversación con el catedrático de física Pedro Miguel Echenique: “Van a desear que no acabe”, porque este vasco universal “tiene una enorme capacidad de contagiar su pasión”. Y así fue. El periodista comenzó preguntando al físico, presidente de la Fundación Donostia International Physics Center, cómo nace un científico y Echenique centró su respuesta en la importancia de la educación, en general.

Después le pidió una valoración sobre la ciencia y Echenique respondió que es la base del desarrollo, que es una aventura humana “por encima de todo” y que su estructura general es la obra de arte más grande de la humanidad. Las preguntas de los griegos, de los grandes humanistas, “hoy se contestan en los laboratorios de física” porque la ciencia y las humanidades no son dos mundos separados. O dicho de otra forma: “La ciencia no es una isla separada del continente de la cultura, es más bien un archipiélago”. Como disciplina en la búsqueda de la verdad no es inferior al arte y tiene una parte práctica a la que el arte no puede aspirar. La diferencia entre la ciencia y el arte, dijo Gabilondo, es que la ciencia descubre y el arte crea. Sin Beethoven no existiría la Novena sinfonía, pero si no hubiera existido Newton hubiera sido otro quien descubriera la Ley de la Gravedad. Echenique asintió, y dijo más: “La ciencia es progreso, y mientras que el arte soy yo, la ciencia somos nosotros”. Como dijo André Gidé, “todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a las que les precedieron y se retiraron”

– ¿Qué es la belleza para los científicos?

Lo bello de una investigación – respondió el científico – tiene que ver con varias condiciones: que sus conexiones sean profundas, que dé a conocer la naturaleza, que sea simple, que tenga carácter colectivo o que tenga un carácter inexhaustible, es decir que cada respuesta que ofrezca abra nuevas preguntas, que aumente la ignorancia.

Ahora, en estos momentos, “estamos viviendo una expansión de la ciencia de la que no nos damos cuenta, como si fuéramos a 300 kilómetros por hora en un tren y pareciera que estamos quietos”. No comparte los escenarios futuros apocalípticos y considera que la ciencia ha servido para hacer la vida más digna, por ejemplo, con los avances médicos. Pero también ha dejado tres problemas: las armas nucleares, el desequilibrio con la naturaleza “que lo estamos tomando con insoportable indiferencia” y los cambios disruptivos, que son cuestiones que pueden hacer cambiar nuestra humanidad, nuestra ética: “No todo lo posible es deseable”, y como vamos a vivir en la ética de la incertidumbre “debemos aprender a vivir con ella”.

La ciencia cada vez es más interdisciplinar y por la expansión del conocimiento es difícil que surja ahora un hombre o una mujer del Renacimiento. Hablaron de Rafael Yuste, el neurobiólogo que lidera en Estados Unidos el proyecto BRAIN, que aglutina a científicos de ramas bien distintas. “Yuste propone que la ciencia es medir, no tener grandes ideas, que también – dijo Echenique -, el experimento es el único test de la verdad científica”. Gabilondo contó que preguntó a Yuste si con la llegada de Trump le quitarían el proyecto, pero no entendió la pregunta. “Eso es porque en los países desarrollados hay continuidad en las políticas de ciencia a largo plazo”, dijo Echenique, que confesó no entender que se abandonen las políticas de investigación. “En España hay grandes equipos de investigación, pero es un país pequeño en investigación”. No se dan los plazos ni una estructura que la financie y debería estar al margen de los tiempos políticos: “Ninguna tribu se come las semillas y nuestras semillas son la investigación, la ciencia y la educación”. De hecho, la ciencia, ni siquiera está en el centro del debate cuando, para el director del Centro Vasco de Investigación en Nanociencia CIC Nanogune, “las sociedades que apuesten por la investigación serán las protagonistas del futuro”.

Gabilondo le preguntó por el Donostia International Physics Center. Dijo que se creó “para escapar de la burocracia asfixiante de la administración española”, que lo sacaron de la Universidad y dan a sus investigadores libertad y confianza y aplican una buena política de comunicación. Realizan decenas de actos públicos y permiten que estudiantes de secundaria se entrevisten con varios investigadores, muchos de ellos premios Nobel: “Entran asustados y salen entusiasmados”.

Ideas que han transformado el mundo

Ante esa cuestión, Echenique citó a Newton y Darwin, que dejaron más de lo que encontraron, pero se queda con la física cuántica, la gran revolución conceptual del siglo XX y “una gran idea que nos permite entender de qué están hechas las cosas”. En la mirada hacia el futuro, advirtió que no le gusta hacer predicciones (citó una larga serie de predicciones fallidas en diferentes campos) pero habló de avances en ecología, neurología, biología molecular o inteligencia artificial. Lo que sí hizo fue apostar por crear estructuras que fomenten la creatividad, por creer que el futuro será de los que sepan adaptarse al cambio y por no crear especialistas sino buscar “aprender nuevas formas de aprender”. “En nuestras universidades se sabe mucho, pero se entiende poco”.

– ¿Teme a los movimientos reaccionarios?

Sí, pero. Echenique cree que una sociedad bien informada debe conocer las características generales de la ciencia, diferenciar qué es ciencia de lo que no es ciencia y conocer sus consecuencias sociopolíticas. Y la solución no es ir contra la ciencia. “Los grandes problemas no tendrán solución con menos ciencia y menos educación, a lo mejor no es suficiente, pero será necesario”.

Finalizando la charla, Gabilondo preguntó por qué no somos capaces de solucionar problemas históricos, entre otros los de las relaciones humanas. “Eso demuestra la complejidad del cerebro humano, no entendemos nada, estamos en la infancia”. Pero también apuntó avances. En 1980 había 1.900 millones de personas bajo el umbral de la pobreza y hoy hay 900, que “son muchos, pero es un salto inmenso”.

Sobre el papel de la mujer en la ciencia dijo que, en general, trabajan mejor en equipo, y sobre el papel de los maestros, que la ciencia no se aprende como una receta, sino con los que la hacen bien, “por eso Cambridge no se exporta”. Acabaron hablando de religión. Dijo Echenique que la trascendencia, como otras preguntas, aún no tiene respuesta científica, pero que en aquello que la ciencia puede opinar “no hay otra autoridad”. Y añadió: “De Dios solo hablamos los físicos, los obispos hablan de la unidad de España”. Las últimas palabras fueron para el futuro, el suyo y el de los jóvenes. Él lo afronta con esperanza y lamentará dejar este mundo por la cantidad de cosas que quiere saber. Para el de los jóvenes tiene más dudas, pero apostó por “construir un mundo más justo”.

Más información sobre la conversación entre Gabilondo y Echenique

Acceder al vídeo de la conversación

Ignacio Escolar: “La situación de los medios en España es hoy mejor que hace cinco años porque se ha encontrado un modelo basado en la confianza del lector”

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Javier Durán, periodista de La Provincia, dio paso a la charla entre Ignacio Escolar y Olga Rodríguez hablando del laberinto en el que está metida la profesión periodística, que no salió reforzada de la crisis frente al poder político. Olga Rodríguez dijo que no es un Continue reading Ignacio Escolar: “La situación de los medios en España es hoy mejor que hace cinco años porque se ha encontrado un modelo basado en la confianza del lector”

Un documental necesario frente a la indiferencia de 30 años de naufragios de inmigrantes

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El periodista Nicolás Castellano es el guionista del documental El naufragio. 30 años de memoria sumergida, dirigido por Fernando Santiago y producido por el servicio público de documentales de la Diputación de Cádiz. Castellano aseguró que en los últimos cuatro años han fallecido 15.000 personas intentando acceder a Europa y que el documental propone una reflexión sobre esta circunstancia. La historia parte del primer naufragio conocido de una patera en España, que fue en Tarifa en 1988, pero también habla del naufragio de todos “porque la clase política, nuestras leyes y gran parte de la sociedad asiste pasiva a esta realidad”. “Con este documental pretendía que nos miráramos al espejo y dar una sacudida porque ahora hay más información que nunca pero parece que no queremos saber”, añadió.

Después de la emisión del documental se celebró en la Sala José Saramago, el día 28 de mayo, un debate entre Castellano, el periodista José Naranajo e Issa Sidibe, superviviente del naufragio de una patera en Fuerteventura. Su rostro sobresale del agua en la fotografía que hizo Juan Medina sobre ese naufragio y por la que Medina obtuvo el Premio World Press Photo. Hoy Issa vive en Girona. Afirmó que conocía los riesgos y por eso no les dijo a sus padres que iba a hacer ese viaje, que duró cuatro años hasta que se embarcó hacia Canarias. Salió de Mali porque quería mejorar su vida y la de su familia, y aseguró que no entendía que se recaudasen millones de euros en un día para reconstruir la catedral de Notre Dame y no para crear empresas en África y evitar que la gente quiera venir a Europa. Se preguntó si esa catedral es más importante “que tantas personas que pierden la vida”.

Naranjo dijo que el documental es un ejercicio de memoria muy necesario y que su enfoque, el de provocar una sacudida, está bien escogido “porque si algo caracteriza este fenómeno, es la indiferencia”. “Lo más terrible es que sigue ocurriendo”. Recordó que fue en 1999 cuando cubrió el naufragio de siete jóvenes en la Playa de la Señora en Fuerteventura, en el momento en que pensó que había que “pelearse por contarlo” porque la playa es solo el final de un viaje que comienza mucho antes. Naranjo se fue a vivir a Senegal en 2011 y cuando vuela a Dakar piensa en la gran diferencia entre emigrar del Norte al Sur, o en el otro sentido: “En un sentido es sencillo y en el otro significa tantas cosas…”. “Hemos declarado la guerra a los que quieren acceder a nuestro bienestar -afirmó-, hay una arquitectura jurídica para evitar que entren”. Naranjo señaló que la negación del visado “es la primera piedra del muro” y quiso desmitificar la visión sobre la inmigración. “No todos huyen de la pobreza ni de la guerra, la gente tiene derecho a soñar con una vida mejor y parece que siempre exigimos una gran causa para venir”.

Nicolás Castellano

Castellano recordó que en el siglo XX salieron de Europa ochenta millones de personas y ahora criminalizamos a los refugiados y los internamos en campos de concentración en condiciones infrahumanas. Dijo que las causantes de las muertes en la frontera “son nuestras leyes” y vaticinó de nuevo “un sentido utilitarista de la gente, de usar y tirar”, porque Europa necesita mano de obra para los próximos años, hasta 270.000 inmigrantes según los cálculos del Banco Mundial. “El ‘derecho a la prosperidad’ es intrínseco a las personas”, señaló.

“El cupo de muertos en la frontera es un daño colateral asumible y un negocio con beneficios políticos” dijo Naranjo, que considera que la sensación de que la gente se juegue la vida alimenta el miedo y a opciones políticas “que se aprovechan de la paralización”. Cree que “no todo el mundo piensa que las muertes haya que evitarlas” y se preguntó si como sociedad “no podemos acabar con esto”. Apostó por ofrecer cauces seguros para los que quieran venir a Europa, por establecer cupos, porque la inmigración no es un problema, como se quiere presentar, sino “la búsqueda de soluciones a otros problemas”. Pidió a los políticos “creatividad, ingenio y valentía”, a los políticos africanos que se sacudan el dominio neocolonial de las empresas europeas y reclamó que el periodismo debe hacer un ejercicio de autocrítica porque se aborda el fenómeno de forma muy poco crítica, sin aportar el contexto, haciendo caso a los discursos de los políticos más que a lo que testimonien las personas que llegan como emigrantes.

José Naranjo

Nicolás Castellano también hizo una petición a la clase política: “Que dejen de usar a los inmigrantes en la balanza electoral, que los dejen en paz” e hizo mención a la declaración de emergencia humanitaria que se declaró en Lanzarote por la llegada de cien jóvenes. “Así se criminaliza y se ve a la inmigración como algo negativo”. Sidibe apuntó hacia la corrupción de los políticos africanos y Castellano finalizó con una anécdota sobre el cantante y político Youssou N’dour que le cuestionó, en Fitur, con la portada sobre los papeles de Bárcenas presente, si los corruptos no eran los africanos.

Issa Sidibe

Más información sobre la actividad

Sami Naïr: “Los movimientos sociales son la gran esperanza para la construcción europea”

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El politólogo Sami Naïr fue el primer interlocutor de las “Cuatro conversaciones de futuro” que dirigirá el periodista Iñaki Gabilondo durante el año del centenario de César Manrique. La primera, con el título Gobernanza siglo XXI. Barbaries y solidaridades, fue seguida en Taro de Tahíche, el día 8 de mayo, por más de 400 personas, muchas de ellas a través de varias pantallas instaladas en diversas salas.

El periodista comenzó advirtiendo que la línea central del pensamiento que iba a guiar sus preguntas era la de indagar sobre qué vamos a hacer, no sobre qué va a pasar, y pidió a Naïr que expresara qué palabras definen su estado de ánimo ante la situación general del mundo. Sus palabras fueron “preocupación e inquietud”. “Tengo la impresión de que hemos vuelto a los años treinta, después de la crisis de 1929 y antes de la II Guerra mundial”, señaló. Para Naïr, hoy todas las sociedades están en crisis. No hay sociedades “coherentes ni homogéneas”.

Gabilondo le preguntó por el desplazamiento del eje mundial, de Europa a Asia, y su significado, y Naïr comenzó explicando que por primera vez hay un proceso de occidentalización generalizada del planeta y Estados Unidos está en un proceso, a la vez, de implicación y rechazo. Se han cambiado los papeles. Estados Unidos se protege y China es la más liberalista. Aseguró que se ha globalizado el comercio y la producción pero no hay reglas del juego. Estados Unidos quiere imponer su derecho fuera de su territorio, sus reglas, y Europa no quiere, lo que genera conflictos. Trump reindustrializa su país (“va a ganar las presidenciales porque le van a votar los que no tenían trabajo”) mientras la guerra comercial y la militar van de la mano, “nunca se ha visto una correlación tan sintética”.

¿Y es inquietante?, preguntó Gabilondo.

Sí. Europa no tiene ejército y, por tanto, no tiene política de defensa, y hay que tomar en serio a Trump, que usa métodos de hombre de negocios, “solo usa razones de fuerza y ha destruido todo el sistema de alianzas internacional”. Por otra parte, China será la gran potencia militar del siglo XXI.

¿A la extrema derecha en Europa, hay que tomarla en serio?

“Cuando el diez por ciento de la población no está contenta –contestó Naïr– hay una crisis; pero si es el veinte por ciento de la población la que no está contenta, esto constituye una crisis grave”. Esta crisis demuestra el fracaso del sueño europeo. Se está construyendo Europa cumpliendo un pacto de estabilidad, con privatizaciones y destrucción de servicios públicos pero sin políticas sociales “para crear una identidad social común y que la gente se sienta implicada”. “Nos hemos saltado la idea de pertenencia”, señaló Naïr, que aseguró que en Europa podemos volver hacia atrás pero no mucho porque si no habrá revoluciones conservadoras. Afirmó, igualmente, que es posible poner en marcha políticas comunes pero que el gran accidente puede ser la elección en Francia de Marine Le Pen. “Si eso llega a ocurrir, Europa estará terminada”. Sobre los movimientos conservadores en Europa afirmó que usan el racismo y la xenofobia, pero son excusas porque su gran problema es que son antieuropeístas. Gabilondo planteó que de dónde o de quién puede salir una buena respuesta. “Tiene que ser una respuesta cultural y ahora no existe ese discurso”. Es imprescindible una política de empleo, financiar grandes planes de empleo para los jóvenes. El sujeto del cambio pueden ser Francia y Alemania, aunque hay una crisis entre ambas. Francia quiere un piloto político, un comisario europeo capaz de negociar con el Banco Central que ahora hace lo que quiere: “El Ministerio de Hacienda europeo puede ser clave para hacer políticas keynesianas de empleo, porque cada país, por sí mismo, es incapaz de generarlas”. Por su parte, Alemania domina la política monetaria. En definitiva, ya que con Italia ahora no se puede contar, Francia, España y los socialdemócratas alemanes pueden plantear la necesidad de la creación de empleo como un elemento central.

El papel de la inmigración

“Estamos desbordados por la situación que hemos generado, ya que la política migratoria europea favorece la inmigración clandestina”. La llegada de emigrantes desde África va a seguir porque es un continente que en 2050 tendrá 1.200 millones de habitantes y esa cifra se doblará a finales de siglo. Así que, aunque se desarrollen todos los países de África, llegarán 30 o 40 millones de africanos a Europa. Naïr considera que el gran problema no es la igualdad, sino aceptar la diversidad y propone un movimiento circular, tal y como se hacía hasta 1974, donde los africanos puedan ir a Europa y volver a su país sin perder el derecho de poder regresar de nuevo a Europa, además de organizar la movilidad con flujos, ayudar a quienes quieran invertir en su país y apostar por África como espacio natural de expansión cultural, social y comercial”.

Naïr advirtió de que si avanzan los fanatismos identitarios habrá partidos neofascistas que se apoderarán de los gobiernos y destruirán el proyecto europeo. Sobre Gran Bretaña dijo que ha optado por considerar que su espacio no es Europa, sino el mundo entero (como si fuera el Imperio del siglo XIX) y sobre la diferencia entre China o India con Europa señaló que ellos piensan a largo plazo y Europa no, porque no es un Estado y porque no hay perspectiva y los políticos tan solo quieren salir elegidos. “El Parlamento europeo es el único parlamento del mundo que no aprueba leyes”.

En esta situación Europa, con el Plan Bolonia, no ha apostado por una educación cualitativa, basada en la reflexión. “Hemos hecho de lo urgente lo esencial en lugar de hacer de lo esencial lo urgente”. Sin embargo Naïr es optimista porque las ideas nuevas y los cambios nacen de los movimientos sociales, que son “la gran esperanza” y no de los partidos políticos.

Llegó el turno del medio ambiente y el periodista cuestionó por qué hay tan poco interés en la población ante el cambio climático. “Avanzamos lento”, dijo Naïr, que entiende que si se vive instalado en la precariedad es difícil preocuparse por el medio ambiente, pero también apuntó que nuestra cultura, desde el Renacimiento, está basada en el desprecio y la dominación hacia la Naturaleza.

Gabilondo preguntó entonces por el futuro de la democracia, que “no se transforma por decreto”, señaló Naïr. Los avances, de hecho, siempre se han impuesto desde abajo, pero en Europa las decisiones las siguen tomando entidades no elegidas democráticamente.

¿Y el papel de la cultura?

La Unión Europea se construyó sin un espacio cultural común, sin elaborar sus conceptos fundamentales. Sami Naïr sacó de su bolsillo un billete de diez euros para demostrar que los europeos no supimos aceptar símbolos comunes de la cultura, a pesar de que se planteó que éstos aparecieran en los billetes; finalmente, se imprimen puentes y catedrales pero no están Cervantes, Shakespeare, Goethe o Víctor Hugo.

Afirmó, para terminar que Schumann, uno de los padres de la construcción europea, dijo que se empezó por la economía y antes de morir reconoció que se habían equivocado: “Debimos empezar con la cultura”.

En medio de un gran aplauso, Gabilondo, ya de pie, concluyó lanzando el mensaje de que “lo que viene no está escrito, es lo que decidamos hacer, lo que decidamos no hacer, y lo que permitamos que se haga”.

Más información sobre la conversación entre I. Gabilondo y S. Naïr

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