Actividad desarrollada con una subvención del Gobierno de Canarias.
Luis García Montero y José Miguel Monzón, El Gran Wyoming, dialogaron el día 8 de febrero en Taro de Tahíche sobre Narrativas, democracia y derechos civiles. El showman televisivo acaba de publicar sus memorias, La furia y los colores y el poeta introdujo la conversación desde los orígenes de Wyoming como joven en la España de Franco que miraba a Europa como una alternativa. García Montero considera que estamos en un momento en el que hay que volver a plantearse ciertas cosas con profundidad, supuestamente consolidadas, “porque hay brotes de intolerancia y autoritarismo”. “Los demócratas debemos ponernos a reflexionar para asegurar la defensa de unos derechos en peligro”, afirmó. Preguntó a Wyoming cómo le ha influido en su forma de ser la “dictadura cruel” de Franco.
Wyoming comentó que no vivió la crueldad física de forma directa, pero que esa crueldad se detectaba a través de otras ventanas. “Uno no era consciente de lo que pasaba hasta que no veía otras realidades”. En el Madrid en que creció había un control y un tutelaje sobre la población “que se veía como normal”, con figuras como el sereno o el portero del edificio, que informaban de las costumbres de los vecinos. “Uno no podía tener una vida propia sin que fuera pública”. Sin embargo, esa propaganda del régimen como reserva espiritual de occidente frente al resto de Europa se volvía contra el propagandista. “Nos llevó a salir al extranjero donde había libertad en todos lados”.
Para ilustrar con qué facilidad “el miedo y la represión se interiorizan”, según García Montero, Wyoming contó una anécdota que nace del rodaje de una película en la que hacía de policía. Salió a la calle con el uniforme y se dio cuenta del miedo que tenía la gente hacia la autoridad. “Nadie te miraba a la cara”. García Montero le preguntó por el sentido de libertad que le dio la música “como escuela de conciencia individual”… “y colectiva”, añadió Wyoming, que apuntó que a finales de los años sesenta en Europa y Estados Unidos comenzaron a aparecer músicos que pasaron a ser unos referentes diferentes a los que había hasta entonces, con otra formas de comportarse “que ampliaban los márgenes de libertad”. En España, ese ansia de apertura vino por parte de la política. Recordó que entonces se insistía mucho en la idea de que los españoles no estaban preparados para la libertad porque la confundían con el libertinaje. Wyoming aseguró que la Ley Fraga de 1966 complicó aún más la situación de la prensa porque se pasó de una censura previa, en la que se sabía lo que no se podía publicar, a una censura posterior. “Lo que hizo fue ampliar los márgenes de represión”.
Sobre la movida madrileña, Wyoming afirmó que no es que tenga una sensación agridulce, sino que “fue lo que fue” porque estuvo protagonizada por gente de clase media-alta que aún eran adolescentes cuando murió Franco y para quienes “la política era un coñazo”. Contó que su contacto con la política fue en la Universidad, en la Facultad de Medicina, donde había muchos partidos de izquierdas (“la facilidad de la izquierda para crear un movimiento a partir de los matices”), pero también estaban los guerrilleros de Cristo Rey, que fueron apoyados por el que fue ministro de cultura, Íñigo Méndez de Vigo. Según Wyoming, no había tantos adeptos “o adictos” al Régimen, al igual que había pocos focos de resistencia “porque te jugabas la vida”. La mayor parte de la población se consideraba apolítica.
Respecto a la corrupción, el poeta planteó si la justicia puede acabar con la sensación de impunidad que tiene el poder. “Podría”, puntualizó Wyoming, que recordó el gran número de aforados en España y el caso de Carlos Fabra, por cuya instrucción pasaron nueve jueces y el noveno dio una rueda de prensa para denunciar presiones de sus superiores. Montero apuntó que, sin embargo, ha entrado gente importante en la cárcel y Wyoming, con sorna, señaló que “Urdangarín aún no ha salido de su asombro”. “Si se emplearan contra la corrupción como se han empleado contra los independentistas, no habría corrupción”, afirmó.
Terminaron hablando sobre los medios de comunicación porque “hace falta una prensa democrática”. Antes ya habían hablado sobre las fake news o noticias falsas porque Wyoming dijo que ahora, incluso, se niega que Franco diera un golpe de Estado, “con lo orgulloso que estaba Franco del golpe”. Según García Montero, “a la gente se le está invitando al analfabetismo a través de las fake news”. Para Wyoming, el problema es que las fake news son rentables, y que hay gente dispuesta a pagar por la mentira sabiendo que es mentira.
García Montero sostiene que hay una estrategia bien calculada de la ultraderecha que incluye el lenguaje que se utiliza, y apuntó que los bancos tienen una oficina específica para partidos políticos, equipos de fútbol y medios de comunicación. “El verdadero debate -señaló- es el peligro de que la realidad virtual sustituya a la realidad histórica y por eso yo soy tan partidario de los libros de memorias, como vacuna contra esa realidad”. Wyoming quiso terminar con una reflexión, porque España es el único país de Europa donde aún no se puede hablar claramente del pasado, concretamente de la Guerra Civil. “¿Cuándo se podrá?”, se preguntó: “Es insólito”.
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