Gregorio Cabrera: «Personas como Antonio Corujo demuestran que hay un hilo conductor entre el ayer y el presente que jamás debemos perder de vista»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La Fundación César Manrique (FCM) acogió el viernes 24 de noviembre la presentación del libro Antonio Corujo. Siglos de arena y sal, escrito por Gregorio Cabrera y editado por el Departamento de Publicaciones de la FCM dentro de su colección «Islas de Memoria». El acto tuvo lugar en la sala José Saramago (La Plazuela, Arrecife) y fue retransmitido en directo a través de la web y el canal de Youtube de la institución.

El periodista Saúl García abrió el acto justificando su presencia por su amistad con Gregorio Cabrera y por ser el prologuista del libro que se presentaba. Comentó que autor y protagonista son dos personas auténticas, genuinas, que reciben la misma frecuencia, que tiene que ver con la tradición oral y el patrimonio inmaterial de la isla, y con la idiosincrasia lanzaroteña.

Señaló que Corujo es una artista innato y que, tras la lectura del libro, comprendió la importancia de Antonio Corujo como depositario de una tradición pero que además, añade el valor de hacerla suya y de transformarla, que es lo que hacen los grandes. Asimismo, señaló que se trata de un libro muy bien escrito, con el lenguaje adecuado, el tempo, la composición o el tono, y pidió que se culmine el trámite para su nombramiento como hijo predilecto de Lanzarote.

Saúl García y Gregorio Cabrera

Gregorio Cabrera comenzó señalando que hay acontecimientos que permanecen para siempre en la memoria. «Yo fui uno de aquellos niños y niñas del colegio Salinas de Arrecife a quienes avisaron un día antes de que vendría un señor a actuar en clase. Nos dijeron algo de unas coplas de El Salinero, aunque nuestra imaginación infantil pasó a otra cosa rápidamente», afirmó.

Aquel hombre, claro, era Antonio Corujo, con su cachorro, su timple y sus lapas. «Y el eco de ese timple, de esas lapas y de esas coplas resonó para siempre en nuestro interior», aseguró. «Nos entregó su arte, su verdad, su conocimiento, y es lo que ha hecho toda su vida. Por eso nadie que haya escuchado a Antonio puede olvidarlo».

Enlazó este hecho el autor del libro con la impresión que debieron llevarse los hombres que estaban en la barbería y cantina de su padre, en San Bartolomé, «aquel día que el pequeño Antonillo se arrancó a cantar y los dejó a todos con la boca abierta antes de volver a ‘ver, oír y callar’, que era la orden que le imponía su padre mientras servía vasitos de vino de La Florida o cogía la brocha para echar espuma en los rostros de quienes iban a ser afeitados».

«Antonio, en definitiva, es un artista porque deja huella. Y también porque es incapaz de interpretar algo que no sienta como propio y porque quiebra los límites del tiempo». Cabrera narró el proceso de entrevistas con Corujo para afrontar la escritura de este libro, que supone el séptimo número de la colección «Islas de Memoria». Comenzaron dialogando en su peluquería, pero las entrevistas se veían interrumpidas por los clientes, y después en restaurantes, donde Antonio solía terminar enhebrando una copla, una seguidilla o un poema tras otro, «así que era normal que acabara llamando la atención de todo el mundo, lo cual no era lo mejor para la entrevista, pero sí suponía la mejor demostración de que donde está Antonio está el escenario», tal y como reconocen sobre él desde el escritor Antonio Hormiga hasta el timplista Domingo Rodríguez, El Colorao.

«La verdad es que si no existiera un Antonio, habría que escribirlo. Por fortuna, existe, y solo ha sido necesario escribir su biografía», dijo el autor, que considera que «hablar con Antonio y contar su historia es como entrar en un túnel del tiempo», en un recorrido desde el barrio de El Jable en San Bartolomé hasta la actualidad pasando por las salinas de Janubio. «Antonio es, a su manera, una duna en la que confluyen siglos de arena y es depositario del legado de su familia».

Cabrera explicó que las coplas de Víctor Fernández Gopar El Salinero «son coplas que denunciaron las desigualdades sociales de la época, así que no es raro que encontraran el mejor eco posible en Antonio Corujo, que, como ya sabemos, no le presta su voz a nada que no encierre un significado».

Antonio Corujo siempre ha vivido en el presente, aunque lo haga desde la defensa de la tradición. Prueba de ello es que algunos de los proyectos musicales más innovadores que han tenido lugar en las últimas décadas en Canarias han contado con su colaboración. «Personas como Antonio nos demuestran que existe un hilo conductor entre el ayer y el presente que jamás debemos perder de vista. Y no como un ejercicio de nostalgia, sino porque tirar de este hilo invisible nos hará ver el presente y el futuro de una manera más clara y diferenciar entre lo que es un legado y lo que es simplemente un lastre», agregó Cabrera.

El autor finalizó su intervención hablando del proceso de escritura del libro. En este sentido explicó como su intención «ha sido transmitir parte de ese conocimiento y de esa particular manera de estar en el mundo de Antonio». Reveló que el libro surgió en la mesa de la cocina de su casa de La Isleta «donde se cocinó literalmente este texto, porque es la mesa más grande que tenemos y la única donde podíamos desplegar los cientos de folios con apuntes y recortes de prensa de cada capítulo».

Señaló que acabó saliendo airoso de ese proceso de escritura «gracias a la gran verdad que habita en Antonio Corujo». «Su autenticidad me salvó de todas las tormentas», afirmó para posteriormente cerrar el acto citando unas palabras de Antonio Corujo que ya forman parte de la banda sonora de Lanzarote: «Estamos, que no es poco, y nos seguimos mirando». Como colofón, el protagonista del libro recitó ante el público el poema Lanzarote, de Vicente C. Hernández. A continuación, y durante más de una hora, el autor y el protagonista procedieron a la firma de los ejemplares del libro.

Más información: Nota de prensa

Grabación de la conferencia: Grabación

Bernardo Atxaga: «La fantasía es el realismo de los pobres»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La Fundación César Manrique (FCM) acogió este jueves, 9 de noviembre, la conferencia del escritor Bernardo Atxaga, titulada «Contra los lugares comunes». Un acto celebrado en la sala José Saramago y enmarcado dentro del espacio de encuentro entre autores y público «El autor y su obra». Un foro en el que los invitados hablan sobre la relación que mantienen con su trabajo creativo y revisan las constantes que orientan su dedicación.

«Hablar de lo que uno ha sido y ha hecho parece lo más fácil del mundo aunque es una facilidad aparente» porque «cuando uno se pone a pensar casi no puede abarcar su vida», comenzó explicando el escritor vasco. El autor de «Historias de Obaba» dividió en dos partes su intervención, correspondientes a dos periodos de su vida y de su literatura: el mundo rural y el mundo de la violencia en el País Vasco.

Atxaga empezó su conferencia haciendo unas consideraciones generales. Los mapamundis antiguos, como el de Beato de Liébana, colocaban Jerusalén en el centro. A través del mapa sabemos «los valores que los lugares tenían para el beato», indicó. Jerusalén está en el centro del mundo gracias al relato de la Biblia y al apoyo de una organización como la Iglesia, mientras que otros lugares son marginales porque no cuentan con ninguno de esos dos elementos. A juicio del escritor, «los mapas de valor se hacen constantemente y en ellos hay unos lugares centrales y otros marginales». Atxaga explicó que el mapa de valor de las mujeres de hace cien años en España era marginal y puso el ejemplo de que cuando moría un hombre se hacían doce toques de campana, mientras que cuando fallecía una mujer eran ocho.

Por tanto, cuando se hace un mapa de valor se generaliza. «Es lo normal porque no podemos hablar con una precisión total, y los lugares comunes ayudan a ahorrar tiempo. En ocasiones no tienen mala intención pero, otras veces, van cargados de veneno, de agresividad o de clasismo», matizó. Y eso es lo que, en opinión del conferenciante, ocurre con el mundo rural, que en la dicotomía entre lo urbano y lo rural, se coloca lo segundo como «extremadamente negativo».

En este sentido, explicó cómo se utiliza al campesino como contrafigura del señorito de ciudad. «En el mapa de valor, el campesino está en el lugar más bajo posible». Además, ese estereotipo aún está muy vigente, de forma burda, incluso entre los escritores, comentó. Atxaga nació en Asteasu, un pequeño pueblo de Guipúzcoa: «Yo he sido situado en estos mapas de valor por el lugar en que he nacido». No solo eso. Se crea un estereotipo de estos campesinos «como si fueran homogéneos», cuando si algo caracteriza a los seres humanos «es lo diferentes que somos». 

Para Bernardo Atxaga, si el modelo para entender el mundo no fuera un mapa físico sino uno cultural, «sería muy distinto» porque «culturalmente, no hay nada en el mundo que exista de forma separada». Europa y lo que se conoce como el mundo occidental están alimentados por el cristianismo, «hay una unidad en ese sentido», del mismo modo que se nutre de la sustancia homérica que impregna los relatos de todas las lenguas.  

Hasta hace cien años, cuando las personas se desplazaban a pie o a caballo, todos los lugares eran centrales porque el radio de movimiento era de unos 15 kilómetros, y por tanto ese círculo adquiría una centralidad. «Esto hace que ese círculo, a su vez, tenga el mayor grado de diversidad que pueda existir» aunque se trate de un pueblo de apenas cien habitantes.

El estereotipo sobre lo rural también actuó negativamente sobre Atxaga, del mismo modo que el mapa de valor literario, que no aprecia la oralidad porque se asocia al primitivismo. El escritor narró un viaje a Nápoles con su madre y un grupo de jubilados en el que en las ruinas de Pompeya ve una representación de dos niñas jugando a la taba y se da cuenta de que para los juegos infantiles no ha habido cambio, se ha mantenido el hilo de miles de años entre Pompeya y Asteasu. En ese mundo antiguo se puede hablar de animales fantásticos o de fantasmas pero no de psiquiatría ni de política. Ese es el punto de partida de las «Historias de Obaba», su libro más conocido. Comentó el lenguaje que utilizó para esas narraciones y leyó algún fragmento del libro. Para ser fiel a un lugar hay que construir un relato con los elementos de ese lugar. También afirmó que «la fantasía es el realismo de los pobres».

Para la segunda parte que quería abordar, la de la literatura relacionada con la violencia, comenzó diciendo que el gran cambio en su vida ocurrió en 1965 cuando se fue a vivir a Andoáin, a unos pocos kilómetros de su pueblo natal, de ese lugar sin psicología ni política. La realidad era bien distinta. Nombró una serie de personas que pertenecieron a ETA, o al Batallón vasco español o que fueron víctimas, que convivían en ese pequeño espacio y que él conoció. «Estábamos todos en el mismo baile». Respecto a la violencia, dijo que «hasta que empieza, todo es posible, pero cuando empieza es imparable».

El escritor manifestó lo difícil que es llegar a la verdad de esa situación. Por una parte, aunque sea complicado, se puede hacer ficción sin pertenecer a un mundo, pero respecto a la realidad, «cuando es tan compleja, incluso perteneciendo a esa realidad, es muy difícil construir una representación que se parezca a la verdad o a la belleza». Esa es la intención que le llevó a escribir contra el estereotipo y lo «único serio» que pretendía decir en este sentido. Se mostró «alegre» de haber dejado atrás ese mundo de violencia y ese «mundo abismal» al que dedicó tres libros. 

Bernardo Atxaga actualmente escribe «cosas más libres, más frikis», de hecho algunos han calificado sus últimos libros como «inusuales». No obstante, el autor señaló que con este tipo de registros literarios, se «ríe más» y se siente «más feliz». Para concluir, reivindicó el papel de la literatura infantil, por encontrarse marginada, y acabó afirmando que «en cualquier lugar se puede llegar a lo poético».

Más información: Nota de prensa

Grabación de la conferencia: Grabación

Íñigo Losada: «La erosión y la inundación son los dos problemas principales para la costa canaria»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La Fundación César Manrique (FCM) acogió este jueves 26 de octubre, en la sala José Saramago, la conferencia Riesgos y adaptación al cambio climático en la costa canaria, pronunciada por el ingeniero hidráulico Íñigo Losada, uno de los expertos más relevantes a nivel internacional en costas, cambio climático y energía offshore.

El experto explicó que el riesgo en la costa viene determinado por tres factores: la exposición, la vulnerabilidad y la peligrosidad. Para intentar reducirlo existen dos posibles acciones: la mitigación y la adaptación. Además, es importante “tener una visión sistémica de la costa” ya que esta “no entiende de competencias ni de límites municipales”.

El nivel del mar subirá más cuantas más emisiones de CO2 se emitan a la atmósfera, ya que el océano las absorbe. El nivel del mar aumentará pero no de igual forma en todas partes. De momento, en Canarias, la subida media es de cuatro milímetros al año, lo que supone que en algunos tramos acabará subiendo el doble. La cota de inundación no es igual en todos lados y por eso es importante tener la información a escala local, matizó Losada.

En un escenario en el que apenas se reduzcan las emisiones, en el año 2100 el nivel del mar podría llegar a aumentar más de un metro en algunas zonas, con una subida media de 20 milímetros por año. “En ese caso no seríamos capaces de adaptar la costa”, sentenció. La mayor preocupación para los expertos está en los fenómenos extremos, que cada vez van a ser más frecuentes.

La erosión y la inundación son los dos problemas principales para la costa canaria. Aunque el nivel medio aumente poco, va a tener influencia en la inundación. En cuanto a la erosión, “si la playa retrocede, ya no se recupera. Por cada centímetro de aumento del nivel del mar, la playa retrocederá un metro”. La pérdida de las playas es uno de los mayores riegos para las costas canarias “si no hacemos nada”. “Y no solo sería negativo desde el punto de vista económico/turístico, sino porque si no hay playa, las olas no rompen, y, si no rompen, hay más probabilidad de inundaciones”, destacó el experto.

La adaptación de la costa, por su parte, no tiene una visión global, sino que se trata de algo muy local. El Gobierno de Canarias encargó un amplio estudio que permite conocer los indicadores del riesgo de inundación y erosión costera frente al cambio climático en Canarias. En ese estudio, realizado por Grafcan con el apoyo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y en el que también participó el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria del que Losada es cofundador, se calculan varios escenarios futuros posibles.

El estudio, que presenta los mapas de potenciales inundaciones y se puede consultar en la web pimacostas.grafcan.es, evalúa el riesgo y da a conocer la peligrosidad a escala local. Se calcula el riesgo sobre cinco elementos: la población, el tejido productivo, el patrimonio, las infraestructuras y los ecosistemas.

Con el horizonte más crítico para 2100, con un aumento de 4ºC en la temperatura del mar, en Lanzarote se producirían retrocesos de las playas de entre 25 y 40 metros. En el informe se añade un índice con todas las posibles actuaciones de adaptación a realizar en las costas canarias, desde grandes infraestructuras a pequeñas intervenciones en función de los riesgos y de los diferentes escenarios y espacios temporales. En Lanzarote, si no se actúa, el mayor riesgo se encuentra en las zonas urbanas.

En cuanto a las adaptaciones de los lugares costeros, el profesor apuntó que en España “todo el mundo tiene competencias en las costas”, todas las administraciones, y por tanto las políticas respecto a la costa están muy fragmentadas. “La costa es transversal y hace falta una coordinación importante”, aseguró apelando a una nueva gobernanza. Para adaptar la costa se pueden llevar a cabo acciones de retirada planificada, acomodación, protección o incluso de avance.

La línea del deslinde marítimo terrestre, en cualquier caso, va a seguir avanzando hacia el interior. “Va a ser difícil mantener la costa como ahora. Tendremos que aprender a vivir con más riesgo”, o adaptarnos según Losada, que puso como ejemplo a Reino Unido, en donde se barajan escenarios en los que el Támesis suba hasta cuatro metros.

Finalizó exponiendo el caso de Garachico que “ha servido como laboratorio” tras haber sufrido varias inundaciones recientes, algunas de ellas muy extremas. En Garachico no se puede retroceder, por el terreno escarpado, y tampoco es viable levantar un muro, que taparía la visión del mar. En ese pueblo, las pérdidas económicas por las inundaciones ya son de 800.000 euros, mientras que en la Macaronesia se calculan en unos 250 millones. Según Losada, que explicó las medidas que se han aplicado en Garachico, “es necesario actuar”.

Como conclusiones, la costa canaria sí que está amenazada por el cambio climático. No obstante, el Archipiélago ya ha dado un paso importante, que es haber realizado esa primera evaluación del riesgo. Es fundamental la colaboración entre administraciones, y de estas con el sector privado, y también es básica la monitorización de la evaluación del riesgo porque permitirá reducir costes, así como la mitigación y la adaptación, que harán que la costa sea más o menos resiliente a los efectos del clima.

Más información: Nota de prensa

Grabación de la conferencia: Grabación

FICMEC llega de nuevo a Lanzarote: «Es esencial establecer pautas de reflexión a través del cine»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La sala José Saramago de la Fundación César Manrique acogió de nuevo varias proyecciones del Festival Internacional de cine medioambiental de Canarias (FICMEC) que cumple ya 25 ediciones. Alfredo Díaz, del departamento pedagógico de la FCM, destacó la trayectoria y recordó la participación de César Manrique en el origen del festival, cuando se celebraba en Puerto de la Cruz y se convirtió en el primero de este tipo en España y uno de los primeros de Europa.

La colaboración con la FCM se hace de forma ininterrumpida desde el año 2014, exhibiendo películas de todo el mundo cuyo denominador común es el de llevar una reflexión sobre lo que está pasando en el Planeta. “Desde una mirada negativa, todo parece caos, y eso existe, pero también hay comunidades en el mundo que tienen una relación fabulosa con la vida y son capaces de responder de forma eficaz a los retos de nuestro tiempo, y tenemos mucho que aprender de ellas”, señaló Díaz.

El lema de esta edición es “la sexta extinción”. Alfredo Díaz destacó en la presentación que “el tiempo se ha acabado” y que ya estamos dentro de una emergencia climática. Invitó al público asistente a hacer una reflexión a partir de la selección de películas del festival para dar la vuelta a esta situación “a través de un trabajo colectivo”.

Santiago Lecuona, representante del festival, señaló que “lo esencial es cooperar con otras islas y establecer pautas de reflexión a través del cine”. Hizo un breve recorrido por la historia de este festival, que no solo exhibe películas, sino que lleva a cabo otras actividades como conciertos, talleres, charlas o excursiones.

Lecuona dijo que incluye películas documentales y de ficción, aunque “encontrar ficción sobre medioambiente es más complicado”. Destacó, asimismo, que algunas de estas películas no tienen una temática común pero que, sin embargo, son capaces de dialogar entre ellas. Afirmó que que la sesión de cortometrajes es la de mayor afluencia de público que ha visto en todas las ediciones.

En la primera sesión, del martes 17 de octubre, se proyectaron cuatro cortometrajes y una película. Entre ellos, dos de los cortos que forman parte del palmarés de este año, el Premio Brote al mejor cortometraje documental y al mejor cortometraje ficción y animación, que son Agur Artzai, de Julen Zubiete e Island, de Michael Faust, respectivamente. El miércoles 18 se proyectó un largometraje documental y otro de ficción.

También se han llevado a cabo dos sesiones matinales para escolares con alumnado de 3º y 4º de Primaria del CEO Argana y con alumnos y alumnas de Secundaria del IES Blas Cabrera y del IES.  Agustín Espinosa. Participaron unos 270 alumnos y profesores.

Más información: Nota de prensa

José Díaz Bethencourt: «El discurso sobre el paisaje en Canarias no ha cambiado mucho»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

José Díaz Bethencourt presentó en la sala José Saramago el último título de la colección Torcusa, que edita la Fundación César Manrique: Paisaje en celuloide. Canarias como decorado cinematográfico. El libro, explicó el autor, tiene su origen más remoto en su interés por el cine y en una beca del Gobierno canario. Con esa beca, realizó una tesina y, aunque tuvo una oferta para su publicación, la pospuso porque la Filmoteca canaria justo había publicado en aquel momento un trabajo similar.

Díaz fue la primera persona que comenzó a interesarse por recopilar los rodajes realizados en las Islas. Esta publicación recoge rodajes del siglo XX, centrándose en los largometrajes, aunque también incluye algún corto, sin incorporar los rodajes de series de los últimos años. En este sentido, el autor señaló que no se trata de un recorrido «detallado», sino de destacar lo más significativo, analizando su impacto en la población y cómo se reflejaron en la prensa.

Tanto el libro como la presentación del mismo que hizo su autor, siguieron un orden cronológico. En primer lugar, Díaz habló sobre los motivos que llevan a las productoras a elegir Canarias para sus rodajes cinematográficos y, «aunque sea un tópico», puntualizó, es por la gran diversidad paisajística y su climatología. «El discurso sobre el paisaje no ha cambiado mucho» en los últimos 120 años, aseguró. La labor actual de la Film Commission orientando a las productoras sobre los paisajes más convenientes para rodar según sus necesidades, ya se reflejaba en la prensa de hace cien años.

La primera producción en Canarias con capital isleño fue El ladrón de los guantes blancos (1926) y ya entonces se relacionó el paisaje y el cine como un reclamo turístico. La película se rudó en Tenerife y tuvo su contestación, dos años después, en Gran Canaria, con la realización de otra película de «peor calidad», pero de «interés etnográfico», titulada  La hija del mestre (1928), rodada en el barrio de San Cristóbal.

Después, el director alemán Douglas Sirk rodó La Habanera (1937), ambientada en el Caribe. Ese rodaje de la UFA, el estudio cinematográfico más importante de Alemania, despertó el interés en la islas por la posibilidad de rodar. Así, comenzó a rodarse cine folclórico como Tierra canaria (1941) de Rafael Gil, Alma canaria (1947), de un «tipismo empalagoso», y varios cortos del No-Do.

Llega la «época dorada» de los años cincuenta con películas españolas y extranjeras como Tirma (1954), Mara (1958), El reflejo del alma (1958) y Moby Dick (1956). Estas supusieron, según Díaz, «un acontecimiento», principalmente, el último largometraje citado, por la llegada de Gregory Peck. Es a partir de este momento cuando se empieza a pensar en la conveniencia de que lleguen más películas e incluso en que Canarias sea un lugar de producción y no solo de rodaje. Es tal el entusiasmo que se suscita, que la prensa habló incluso de la visita al Archipiélago de estrellas de Hollywood que en realidad nunca llegaron, como Marlon Brando o Spencer Tracy.

En los años sesenta se ruedan películas como Más bonita que ninguna (1965), de Rocío Dúrcal, y alguna del Dúo Dinámico y en los setenta se hace incluso cine S o porno, películas del Oeste o de James Bond. Díaz destaca entre ellas las de Jess Franco que rodó Ópalo de fuego (1978), sobre la que la prensa dijo que «destroza visualmente» Canarias ya que su ambientación era oscura.

En los años ochenta aparece el proyecto Cinematógrafo Yaiza Borges, en Santa Cruz de Tenerife, un colectivo que exhibía películas que normalmente no se veían en las salas comerciales. Esta asociación fundada por miembros de la Asamblea de Cineastas Independientes Canarias (ACIC) intentó producir la película Mararía, pero finalmente no fue posible y la acabó rodando Antonio Betancor.

Otras artes

Según Díaz Bethencourt, el primer interés por el paisaje de Canarias no vino del cine ni del arte sino de la literatura, con Guillén Peraza o Antonio de Viana. Después, «la Arcadia canaria se va reflejando en la pintura y todas las artes van recogiendo esa idea» de las islas afortunadas, hasta que Pedro García Cabrera muestra también la visión de la desnudez del paisaje de Tenerife y no solo de su exuberancia. Los surrealistas y la exposición en la que participó André Breton en Tenerife influyen también en la mitificación del paisaje isleño.

La segunda parte del libro se centra en cuatro películas rodadas en Lanzarote y un proyecto que no vio la luz. Dos de ellas son del alemán Werner Herzog, Todos los enanos empezaron pequeños (1970), rodada en un caserón en Tegoyo, «que transgrede todo y vuelve los paisajes del revés» y Fata Morgana (1969), «una cosa de locos». Las otras dos son la superproducción Hace un millón de años (1966), con Raquel Welch, y Road to salina (1969), que incluye escenas de desnudos y una historia de incesto que pasó la censura. El proyecto que no se llegó a hacer por su alto coste de rodaje fue la adaptación de la novela de Ignacio Aldecoa, Parte de una historia, que debía rodar Juan Antonio Bardem en La Graciosa y de la que llegó a escribir el guion.

El libro, finalmente, incluye bibliografía y un apartado con la filmografía citada. El autor terminó la presentación con un pequeño homenaje a César Manrique mostrando una escena de la película Mr. Arcadine, de Orson Welles, en la que aparece en el camarote de un barco un cuadro del artista lanzaroteño.

Más información: Nota de prensa

Soledad Gallego-Díaz: «Es la primera vez que existen medios creados e ideados exclusivamente para la manipulación»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La situación actual del panorama mediático es “muy complicada” a juicio de Soledad Gallego-Díaz, ex directora de El País y protagonista de la conversación titulada “El periodismo de hoy en la mesa de disección” junto con los periodistas Techy Acosta y Saúl García. “No vemos la solución a este embrollo”, matizó Gallego-Díaz para luego destacar, como lo más importante y fundamental, la recuperación de poder por parte de los periodistas dentro de las redacciones “para conseguir que se respeten los principios básicos del periodismo”.

Explicó que, tras la crisis y la desaparición del anterior modelo de negocio, se va consiguiendo un nuevo modelo gracias a la suscripción, “pero no es suficiente”, ya que, sobre todo los medios más pequeños, necesitan publicidad o que el Estado los considere como un bien social y los subvencione porque permiten crear espacios donde se pueda debatir en común, “que es una de las cosas que ha desaparecido”. 

Así mismo, la ex directora de El País señaló la importancia de diferenciar la opinión de la información y reconocer los hechos: “No es bueno que no compartamos los hechos, tenemos que hablar sobre el mismo hecho y hay medios de comunicación que los niegan sistemáticamente”. “Usted puede ser de izquierdas o de derechas y tener una línea editorial, pero no mezcle información y opinión”. A este respecto, Gallego-Díaz dijo que es la primera vez que existen medios creados e ideados exclusivamente para la manipulación y que sería importante que fuéramos capaces de expulsar de la profesión periodística a este tipo de medios “que crean una confusión enorme” y pretenden “romper la sociedad” a través de la manipulación.

¿Cómo hacer para que el ciudadano vuelva a acercarse a los medios? “También es difícil”. Una de las premisas sería que el periodismo mantenga su propia agenda y no se deje arrastrar por otros debates. En este sentido, la veterana periodista indicó que no es nuevo que alguien busque el medio que más se ajusta a sus creencias pero, insistió, en que lo novedad está en que existan medios que no respeten los hechos.

“Somos los profesionales los que vemos los problemas y decidimos lo que hay que contar”, señaló, frente al algoritmo que “no es neutral” y pretende que la gente solo reciba la información que le interesa. “¿Cómo cuentas entonces que hay una hambruna, si eso no está entre las prioridades de nadie?”, ejemplificó para explicar a continuación que los periodistas deben “intentar convencer a la gente de que este tipo de cosas afectan a su vida, aunque no quieran saber nada sobre eso”.

Con respecto a las redes sociales, Soledad Gallego-Díaz expuso que estas “no indican los problemas de la gente”, sino los temas de los que están hablando y, precisamente, los usuarios “no están hablando todo el día de sus problemas”. El problema viene cuando se habla de tonterías y “los medios entran de cabeza a contar esa tontada, dando a entender que es un tema importante y resulta que no lo es”.

Por otro lado, la ex directora de El País, también planteó la dificultad para afrontar los bulos. Explicó que The New York Times estuvo una semana desmintiendo que Hillary Clinton formara parte de un grupo de pederastas, porque se retuiteó miles de veces, en lugar de investigar a Donald Trump, y habló de la dificultad de regular a las grandes tecnológicas y su responsabilidad sobre las mentiras que se publican en sus plataformas.

Respecto a la creciente importancia del lenguaje audiovisual frente al lenguaje escrito, expresó que cuando apareció la televisión, cambió la forma de contar las cosas, pero no fue tan radical como ahora: “Habría que convencer a la gente joven de que Tik Tok puede ser muy entretenido, pero no es información”.

Durante la conversación, también se analizaron las relaciones entre la prensa y el poder y su connivencia, puso como ejemplo a Sir Robin Day, un “gran periodista británico” que trabajó con Margaret Thatcher y después volvió a la BBC y le hizo a ella la entrevista más dura posible “porque respetaba las reglas”. “Lo que hay hoy es un problema de medios dirigidos por sinvergüenzas”, sentenció.

En lo relativo a la inteligencia artificial, Gallego-Díaz manifestó su utilidad, no obstante también dijo que podía ser un peligro. A su juicio, habría que llegar a un acuerdo internacional para que la IA lleve un sello, que se identifique como una advertencia al lector de que un contenido determinado se ha producido gracias a la inteligencia artificial. “Sobre eso creo que podríamos ponernos de acuerdo sin necesidad de grandes discusiones”, aseveró.

Acerca de la prensa local, la periodista dijo considerarla fundamental por su mayor cercanía a los problemas locales y porque gracias a ella los lectores tienen la posibilidad de discutir sobre algo común, además de lo beneficiosa que resulta para los medios nacionales e internacionales. Apostó, así mismo, por la publicidad institucional local “de acuerdo a unas reglas aceptadas por todo el mundo que ayude a mantener estos medios”.  También habló, a preguntas del público, de su experiencia como defensora del lector y de los problemas que tiene la prensa en papel.

Soledad Gallego-Díaz finalizó pidiendo mayor formación en las escuelas para crear a ciudadanos con espíritu crítico. “Decir que todos los periodistas mienten y que los medios están vendidos debilita la democracia, forma parte también de esa manipulación de que la democracia no es útil para estos momentos, que no puede resolver los problemas”, apuntó para luego añadir: “Los periodistas somos útiles, cumplimos un papel necesario en una sociedad democrática y deberíamos defender nuestro trabajo, pero nos hemos dejado comer por los especialistas en tecnología”. Sin embargo, matizó, “el oficio que tenemos es necesario, tiene unas reglas que ustedes deben exigirlas y nosotros respetarlas”. “Ustedes presionen para que los periodistas respeten las normas y nosotros para que desaparezcan la cantidad de sinvergüenzas que hay”, concluyó dirigiéndose al público. 

Más información: Nota de prensa

Grabación del encuentro: Grabación

Germán Díaz y la zanfona, “una especie de sintetizador del siglo X”

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

En el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela se puede ver a dos hombres tocando el organistrum, el antecedente de la zanfona, un instrumento milenario sobre el que Germán Díaz, músico y filólogo clásico, ofreció un concierto ilustrativo en la sala José Saramago. A través de piezas clásicas y modernas, el músico vallisoletano hizo un recorrido por la historia de la zanfona. El punto de partida fue la Edad Media, un periodo en el que se mecanizaron muchos instrumentos, como fue el caso de la zanfona, que recoge el esquema del violín mecánico, pero en lugar del arco tiene una rueda sobre la que se colocan las cuerdas y una manivela que las mueve. A lo largo del instrumento hay unas espadillas que cortan las cuerdas para dar la nota correspondiente, y unas cuerdas, denominadas simpáticas, que resuenan gracias al tono de las principales. “Es una especie de sintetizador del siglo X”, afirmó Díaz.

La zanfona aparece reflejada en muchas iglesias y catedrales, a lo largo del Camino de Santiago, de la Ribera del Duero o de la Magna Vía Francigena en la isla de Sicilia. Hoy en día quedan muchos vestigios visibles. Actualmente, este instrumento ha disminuido su tamaño y lo toca una sola persona. Díaz bromeó con las causas, con el hecho de que “el de la manivela no podía más”. Además, es un instrumento vinculado con las primeras polifonías. Fue muy importante para desarrollar ese tipo de canto. También era codiciado para aprender a cantar en solitario, sin ayuda de un profesor.

En todas las grandes ciudades europeas, de Norte a Sur y de Este a Oeste, está presente la zanfona. Era una tradición viva en toda Europa. Posteriormente, se desarrolla también fuera del ámbito litúrgico y se  vincula a la llamada literatura de cordel. Los ciegos se paseaban de pueblo en pueblo contando historias escabrosas o truculentas que vendían en pliegos y que acompañaban tocando la zanfona. Para Díaz, resulta increíble que fuera un ciego quien tocara este instrumento por la precisión que requieren sus cuidados, entre los que destacan el uso de resina para la manivela y la colocación de algodones en las cuerdas, además de tenerse que afinar constantemente.

La zanfona está relacionada con las historias truculentas, así como con lo esotérico o con las historias mágicas y parece emparentada con las músicas orientales, aseguró el músico. De hecho, una tesis doctoral  afirmaba que la introdujeron los árabes en Europa, hasta que se supo que la traducción no se correspondía con el original. Fue un instrumento de Corte en la Francia del XVIII. Recientemente, tuvo un gran auge a partir de los años setenta, principalmente gracias a Valentin Clastrier, que le incorpora el sonido electroacústico.

En su recorrido musical, Germán Díaz se acompañó en algunas piezas de otros instrumentos mecánicos, como la caja de música programable, que lee una tarjeta perforada o la rolmónica cromática, que tuvo gran éxito en Estados Unidos a partir de los años veinte.  El músico interpretó un total de once piezas, algunas clásicas y otras modernas, tanto composiciones propias como ajenas. La primera de ellas fue La rosa florece, seguida de Cirro, Romance de la casada en lejanas tierras, una pieza del Cancionero Popular de Burgos, de Federico Olmeda, del Der Leiermann (El zanfonista) de Schubert, una muestra de una pieza acompañada de canto difónico (varias notas con una sola garganta), Perfume de gitano, La rueda de la vida, una de la banda sonora de la película La eternidad y un día, de Eleni Karaindrou y el bis, que fue un tema propio, Rue de Bègles, una calle de Burdeos a la que llegó en medio de un viaje por toda Europa para transportar el único ejemplar que queda de la lira organizzata o zanfona órgano.

Más información: Nota de prensa

Grabación de la conferencia-concierto: Grabación

Almudena Hernando: «El orden patriarcal no niega a la mujer sino la importancia de lo relacional, que es la función de la que se encargan las mujeres»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

La unión de individualidad y exclusiones no es un fenómeno reciente, sino que es el resultado de una lógica que se ha ido desarrollando poco a poco. Almudena Hernando atravesó ese recorrido, un proceso histórico que es como la corriente de un río, durante el taller “Identidades, individualidades y exclusiones. En la lógica de la corriente de la historia”. Explicó cómo, a lo largo de esa corriente, cuando aparece un dique que amenaza con el colapso, se desarrolla un instrumento de la cultura que lo supera.   

Hay dos principios para entender este proceso histórico. El primero es que la persona construye a la cultura tanto como la cultura construye a la persona. El segundo, que la complejidad genera complejidad. Todos contribuimos a que la sociedad sea como es, de manera consciente o inconsciente.

Como el universo es inabarcable, hemos desarrollado unos mecanismos para que no nos alcance la angustia y sentirnos seguros, afirmó la catedrática. Generamos una idea del mundo que está a la medida de nuestra capacidad de control. Construimos nuestra idea del mundo contemplando solo una parte de la realidad y solo entendemos los fenómenos que están ordenados a través del tiempo y del espacio. El espacio elige referencias fijas, mientras que el tiempo, referencias móviles. Lo que está fuera ni siquiera podemos pensarlo, de manera que confundimos la realidad que ordenamos con el parámetro que nos permite ordenarla.

El segundo mecanismo para evitar esa angustia es el de sentirnos vinculados a un grupo de pertenencia, continuó explicando Hernando. Esto no es opcional, nos afecta a todos. Aunque no la reconozcamos, la identidad relacional es imprescindible. No es una identidad autoconsciente, como la individualidad, es una identidad actuada.

Esta identidad, la relacional, es la única que tienen las sociedades de cazadores-recolectores, en las que todas las personas tienen las mismas funciones. Por otra parte, la identidad relacional siempre es excluyente hacia el resto, pero en este caso, mientras no haya división de funciones, es igualitaria entre los miembros del grupo. Este tipo de grupos, caracterizados por la oralidad, otorgan su propio comportamiento a la Naturaleza, pero la sacralizan, y acaban concluyendo siempre que son el pueblo elegido. Su seguridad deriva de la ausencia de cambios, perciben el tiempo como cíclico y no se generan deseos para el individuo.

Con la especialización, aumenta la individualidad. A lo largo de la historia, para que unos individuos alcancen un alto grado de individualidad, tienen que convivir con otros que mantienen un grado menor. Cuando empiezan las relaciones de poder, entre individuos y entre grupos, el espacio, que era abierto y conforma a la persona tanto como la persona al espacio, se empieza a cerrar, y al mismo tiempo comienza la invasión de los ajenos.

El primer instrumento que rompe el dique de la oralidad es la escritura alfabética, que permite el paso de la prehistoria a la historia. La escritura es un instrumento de transformación subjetiva. Permite representar el pensamiento y aparece con ella la existencia de la conciencia de la mente, de la que deriva la concepción de la persona, ya que hasta entonces, en la oralidad, la persona solo es cuerpo. Empiezan a aparecer las diferencias entre individuos, que tienen pensamientos y emociones íntimas diferentes. El núcleo se sitúa en el yo y aumenta la sensación de control sobre el mundo y por lo tanto, de poder, y a su vez crece la seguridad.

El ser humano se relaciona con lo que entiende a través de la individualidad y con lo que no entiende a través de la identidad relacional. Con el paso del tiempo, quedan menos cosas fuera del alcance de la comprensión, como la muerte o la existencia de Dios, que siguen sujetas a la identidad relacional. El discurso de la Ilustración, aún dominante, opone la identidad individual, como símbolo de progreso, a la relacional, como si ya estuviera superada, pero en realidad la segunda no desaparece porque se desarrolle la primera. No se pasa de una a otra, se mantienen ambas. “Lo individual es el resultado de un proceso histórico pero no desaparece lo relacional porque es lo que nos da la sensación de seguridad. La vida no tiene sentido sin los vínculos emocionales”, señaló Hernando.

Navegando la corriente de la historia, los hombres desarrollan mayor asertividad y van definiendo el destino de un grupo. Ellos se individualizan y ellas, las mujeres, se encargan de garantizar los vínculos y la pertenencia. Muchas sociedades impiden su movilidad y su acceso a la lectura y escritura. La identidad de género femenina es relacional, es una individualidad dependiente.

El hombre desarrolla la identidad relacional pero de forma inconsciente. Aunque lo relacional es imprescindible, se oculta en el discurso. Este orden, al que se llama el orden patriarcal, no niega a la mujer, sino que lo que niega es la importancia de lo relacional, que es la función de la que se encargan las mujeres.

Hernando señaló que ella considera al capitalismo como este régimen de verdad que, en su discurso, no reconoce la identidad relacional. Este sistema aumenta su velocidad y dispara su complejidad a través de la conquista de América y de la invención de la imprenta, que es otro instrumento que abre un nuevo dique en la corriente de la historia, pues necesita de nuevas personas que se individualicen. En ese régimen, el trabajo asalariado queda solo en manos de los hombres de raza blanca, pero todo está soportado por lo relacional. En público no se reconoce lo relacional. La sociedad nos reconoce por las actuaciones individuales, no se nos valora lo que hagamos en nuestra parte relacional.

Más tarde aparecen dos conceptos, como el Estado-nación y el patrimonio, que son dos hitos espaciales. Cuando las personas están muy individualizadas, el Estado cierra fronteras. Pero el sistema, para que siga la lógica del crecimiento, necesita más sujetos individualizados y entonces se incorporan las mujeres. Con esta incorporación, todo apuntaba a que nos íbamos a dirigir hacia un mundo más justo e igualitario, pero no es así. ¿Por qué? Pues, según apuntó Hernando, porque todos entramos en contradicción “porque somos identidad pensada y actuada”. Con la cabeza defendemos unos principios y con los actos defendemos el orden patriarcal sin ser conscientes de ello. “No ponemos en cuestión la lógica patriarcal, nos incorporamos a la historia a través de nuestras contradicciones”. Las mujeres se adhieren al discurso y comienzan a delegar lo doméstico en otras mujeres más precarias. Se mantiene, por tanto, la estructura del sistema, que sigue siendo patriarcal.   

El siguiente instrumento que derriba el dique es Internet. Aquella persona que lo utiliza, transforma su individualidad. Internet marca el comienzo de una nueva etapa histórica, a la que Hernando llama poshistoria. Se disparan las individualidades, nace un nuevo tipo de persona y se van diluyendo los binarismos. El primero que se deshace es el de la orientación sexual, dijo la catedrática para luego seguir explicando algunas de sus características: tenemos mayor control sobre el mundo, actuamos tanto en la realidad como en su representación, la persona se va construyendo a través de la imagen de su cuerpo e incluso coloca su malestar en su apariencia, surge la “extimidad” “se hace público lo más privado”. La persona se piensa a sí misma para construirse, se particulariza la definición de la persona. Lo trans, que genera un gran debate, según Hernando, coincide con la nueva ontología que genera Internet. Al igual que ocurre con la mujer, lo LGTBI tampoco va en contra del sistema patriarcal porque encarna una de sus claves, que es la individualidad.

El espacio cede el protagonismo al tiempo, que se acelera, porque la individualidad está llena de cambios. No obstante, el espacio sigue siendo importante. En la identidad actuada se cierran los límites del espacio físico: las fronteras. “Para que haya gente que disfrute de los privilegios tiene que haber otros, más precarios, que son los que sostienen el sistema, pero a los que se les cierran las fronteras”. Se puede hablar de tres tipos de vidas: las que importan, las precarias y las vidas desecho.

Como alternativa, para no terminar sin esperanza, Hernando propuso construir comunidades de otro tipo, bajar el nivel de individualidad con dinámicas locales donde poner en práctica lo relacional, aunque sea difícil y haya muchas contradicciones en el camino.

Más información: Nota de prensa

Grabación del taller: Grabación

Orencio Boix: «César es pionero a la hora de utilizar el arte como un medio pedagógico y de toma de conciencia»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

“En el volcán. Manrique: Jameos del Agua / Casa Tahíche” es un videoensayo dirigido por Orencio Boix y coproducido por el Centro de Arte y Naturaleza de Huesca (CDAN) y la Fundación César Manrique (FCM) en el marco de la celebración del centenario del nacimiento del artista. Juan Guardiola, exdirector del CDAN y que actualmente dirige la Fundación Díaz-Caneja de Palencia, explicó que la película surge del interés de hacer un proyecto en el CDAN sobre los primeros trabajos de César Manrique, pero “no sabía por dónde empezar”. Después recibió una invitación de la FCM para participar en los actos del centenario del artista, durante el cual se tenía que haber estrenado la película.

La realización del videoensayo se le encargó a Orencio Boix, que ya había realizado anteriormente películas similares como “Notas de la Aljafería”, “La Casa Ena” y “Estancias” en las que aborda el papel que juega la arquitectura en la construcción de las sociedades. Además, se daba la casualidad de que aún siendo de Huesca, conocía la existencia de César Manrique desde su infancia pues era amigo de un nieto de Antonio Álvarez, el que fuera vicepresidente del Cabildo, y relató como en casa de su amigo se notaba la admiración que sentían por Lanzarote y por el artista.

La película, que tiene una duración de 32 minutos, está formada por una serie de imágenes, acompañadas por un texto escrito y una pieza musical. El director pensó en incluir una voz en off en lengua amazigh, pero comentó que tras las pruebas vieron que “no funcionaba”. Así mismo, Boix señaló que este trabajo nació para ser proyectado en bucle en una sala del CDAN, no obstante la pieza también se ha proyectado en otros espacios y festivales más convencionales.

En la sala Saramago, los asistentes a la presentación pudieron ver la película, en primer lugar, y tras ella Boix y Guardiola explicaron estos detalles y conversaron sobre su trabajo. También alabaron ambos la labor de la FCM  calificándola como “inaudita”, por admirable, así como “coherente” o “consecuente”.

Uno de los temas que aborda la película es el land art desde un punto de vista que contribuya a romper con la interpretación más habitual, que es anglocéntrica. Cuando surge esta corriente artística, que intenta sacar la obra de arte de su contexto y que su relación con la Naturaleza no fuera solo la de representarla, César ya había inaugurado la primera fase de Jameos del Agua. Aún no se había acuñado el término del que después “se adueñaron unos pocos”. La primera exposición en la que aparece es en Londres en octubre de 1968. Boix y Guardiola querían “ampliar la genealogía” de esta corriente a otros discursos y otros autores, a mujeres y a artistas de otras latitudes. “César había trabajado esto de manera intuitiva, trabaja en el land art desde el medio ambiente y la ecología, y lo hace antes”.

Otro de los asuntos a tratar en la película tiene que ver con el hecho de que los espacios dedicados al placer están denostados “por frívolos”. Guardiola partió de la idea de César de hacer “el mejor night club del mundo” en Jameos. Por su parte, Boix señaló que lugares como bares, cafeterías, cabarets o discotecas, no solo eran espacios de baile o diversión, sino que de ahí surgieron movimientos estéticos muy disruptivos y también movimientos sociales y políticos. Son “espacios de creación y lugares de lucha política” que germinaron en muchas ciudades del mundo como Londres, Viena, París, Roma o Nueva York. En España tenemos solo dos ejemplos: Bocaccio, en Barcelona, y Jameos del Agua, en Lanzarote. “Hay muy pocos ejemplos que de manera tan clara transformen la mentalidad de un colectivo social” como el caso de Lanzarote, afirmó Guardiola para luego añadir: “César es pionero a la hora de utilizar el arte como un medio pedagógico y de toma de conciencia”.

La casa de Taro de Tahíche conecta, para Boix, con la relación con los estudios poscoloniales y decoloniales, por su paralelismo con la cultura aborigen de la Isla y las casas hondas de los mahos, enterradas como la que hizo César, quien incluye iconografía aborigen en sus primeros murales. En la casa de Tahíche la arquitectura vernácula dialoga con la moderna, además de con la Naturaleza. “La casa –según Guardiola– es un espacio doméstico, pero también de experimentación”, un “showroom”, un “lugar de creación de una identidad que César vive como espectáculo” y que ya ensayó en los años 50 en Madrid en su casa de la calle Covarrubias. Nace esa casa en un contexto en el que habían surgido o surgen otras casas “como manifiestos” como las de Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe, Le Corbusier o Gaudí. Guardiola la comparó con la casa se Portlligat de Dalí y puso como influencias la Casa Pedregal de Luis Barragán en México o la Casa Sin Fin de Kiesler.

En la película se dice que hay dos tipos de islas, las que se separan del continente y las que surgen del océano. Boix añadió que hay un tercer tipo, que son las mejanas, islas que nacen en medio de los ríos y lo hacen por sedimentación. Señaló que la obra de César está muy interpretada pero que le gusta pensar que la película es como ese tercer tipo de isla y que todas las referencias sobre la obra de César se han depositado en ella formando “una isla mejana espectral de imágenes”.

Más información: Nota de prensa

Eduardo Prieto: «La relación de isla y utopía es una relación esencial y por momentos significaron lo mismo»

Sorry, this entry is only available in European Spanish.

Eduardo Prieto es arquitecto y licenciado en Filosofía. Dentro del espacio de reflexión ‘Miradas divergentes’ habló en la sala José Saramago sobre islas, una “breve historia de las utopías medioambientales”.

La isla, las islas, están mediadas por dos conceptos: la utopía y el medio ambiente, entendido como concepto cultural. “La relación de isla y utopía es una relación esencial y por momentos significaron lo mismo”. La isla es una figura perfecta en sí misma, acotada, y se da en ella también la idea de autosuficiencia o autonomía. Además, la primera utopía, la de Tomás Moro, era una isla, como la idea utópica de la Atlántida de Platón. Las utopías en islas se pueden referir a territorios reales o imaginados: Citerea, Arcadia, el Reino del amor o la Isla de la coquetería.

Para los románticos, la isla encarnaba la idea del edén, del paraíso. Encontramos utopías en islas en la literatura como en “Los viajes de Gulliver” o la isla de Robinson Crusoe, y también utopías científicas con la idea de isla como laboratorio.

Prieto expuso cuatro ejemplos de islas reales como utopías a lo largo de la historia, donde las diferentes culturas presentaron en ellas sus aspiraciones. “Hay más, pero estas son posibles candidatas para identificarse con la Atlántida”, señaló.

La primera de estas islas es Rügen, una isla junto a Pomerania convertida desde el siglo XVII en símbolo de la germanidad. Pintores como Friedrich o Carus la representan en su imaginario romántico, aunque también la toman como referencia después los vanguardistas. Es una isla como espacio para la contemplación de lo sublime, de un paisaje bucólico para la contemplación absoluta. Pero “es la representación de una idea, no de un paisaje”. Después comienza a verse como la encarnación de lo eslavo, como un laboratorio ideológico. Son los nazis quienes le dan ese carácter de laboratorio eugenésico, quienes la convierten en el lugar de la felicidad del obrero alemán y proyectan y comienzan a construir un lugar de vacaciones que finalmente no culminan. El proyecto queda paralizado y aún hoy no se sabe qué hacer con ese intento. 

La segunda isla es Heligoland, también en Alemania y que acaba siendo un laboratorio de la destrucción. Es una isla nórdica que entronca con un concepto que plantea que las civilizaciones humanas provienen del hielo, que lo ario viene de lo gélido, del Polo Norte o incluso del Himalaya. Heligoland es una pequeña isla, una plataforma triangular. A principios del siglo XIX la ocupan los ingleses aunque después vuelve a manos alemanas. Se convierte, por un lado, en lugar de vacaciones, pero también en base naval. Alojó a científicos como Heisenberg y a pensadores o artistas. Acaba totalmente destruida, arrasada por mil bombarderos ingleses y finalmente minada en 1947. Es una utopía de la destrucción.

La tercera isla no esta identificada con la Atlántida pero sí con lo clásico. Se trata de Capri, junto a Nápoles. Es una utopía del clima, del sur, de un clasicismo intemporal con su imagen de lo pintoresco, lo mediterráneo, las puestas de sol, lo sublime… “pero aún así es más interesante su lado oscuro”. También representa una utopía de la salud, porque el clima perfecto genera personas perfectas. Hay un momento en el que el interés se dirige hacia la cultura y arquitectura popular, que reflejan varios pintores en sus obras. Reivindican la autenticidad de estas construcciones sencillas, incluidos los cubistas y hasta los futuristas. Es una utopía medioambiental de la salud.

El último ejemplo es Tenerife, una utopía científica encarnada por el estudio que sobre ella hace Alexander von Humboldt, personaje olvidado durante el siglo XX y reivindicado ahora de nuevo como precursor del ecologismo. Antes de su expedición a América, apoyado por España, midió las alturas de la Península Ibérica y fue el primero en darse cuenta con datos científicos de que se trataba de una meseta. En Tenerife se centra en el Teide, que representa un laboratorio vertical. No le interesa como imagen pintoresca sino para entender toda la Naturaleza, “aprender a leer la tierra” y comprender que cada especie se adapta a su clima en función de la altitud. Su visión global sobre la Naturaleza nace del estudio que llevó a cabo en Tenerife. Humboldt también unió la ciencia a la estética. Humboldt y Darwin se conocieron y, aunque a Darwin no le agradó su personalidad, sí le influyó en el viaje que realizó alrededor del mundo y en el que sentó las bases de la Teoría de la evolución. Para Darwin, las islas Galápagos fueron lo que Tenerife para Humboldt.

Prieto hizo una breve parada en Lanzarote antes de terminar su recorrido. Lanzarote como laboratorio utópico, como una isla abocada a reinventarse continuamente, una “utopía constante” en la que tiene presencia la Naturaleza, pero también la cultura, como supo ver César Manrique.

Más información: Nota de prensa

Grabación de la conferencia: Grabación